La Aventura de Comer en España
¿Habéis estado alguna vez en España? Es un país maravilloso. Mi nombre es Sarah Jones y tengo treinta y tres años. Vivo en Londres desde hace dos años, pero tuve la suerte de estudiar durante un par de años en España. Trabajo para un gran banco del Reino Unido y estudié Economía en la Universidad. Estoy casada, pero aún no tengo hijos. Mi marido se llama Marcos Sánchez, y le conocí, como os imaginaréis por su nombre, en España.
Yo tenía veinte años y todo el verano por delante antes de que empezara mi primer curso de estudios de Economía en España. Así que decidí irme con mi mejor amiga, Anne, a disfrutar de nuestro último verano juntas en mi nuevo país. Anne iba a irse a estudiar a Australia ese año, así que íbamos a estar cada una en otro lado del mundo. Anne estudiaba medicina, ahora es una médico excelente que trabaja en Estados Unidos.
Durante el verano en España, en casi todas partes hace mucho calor, así que se puede disfrutar de ir a la playa, a la piscina, salir por la noche, bailar en las discotecas… En pocas palabras: era un destino ideal para un viaje ideal de dos mejores amigas. Además, los hoteles, hostales y apartamentos eran muy baratos en España, y habíamos trabajado durante el curso para ahorrar para pasar las vacaciones juntas.
Planeamos tres meses recorriendo España, sus costas, sus montañas, las ciudades más grandes, los pueblos más pequeños, fiestas… ¡no queríamos perdernos nada! En cuanto llegamos, empezamos a explorar, a divertirnos y a disfrutar. Aterrizamos en Madrid, la capital de España, donde nos alojamos en un pequeño hostal en el centro, justo al lado del Museo del Prado. Si te gusta el arte y vas a España ¡no puedes perderte el Museo del Prado!
Con todos sus cuadros de Velázquez, El Greco… es impresionante. Después de nuestro primer paseo por un museo tan grande y por las calles del centro de Madrid, estábamos realmente hambrientas. Era hora de probar, por primera vez, le que siempre nos habían dicho que era delicioso, la comida de España. ¿Por dónde empezar? ¿Qué serían las tapas en realidad? ¿Y la paella?
Eran todas comidas rarísimas para nosotras, no sabíamos qué significaba nada, pero los menús parecían muy sabrosos, y las fotos de la comida realmente excitantes. Entramos en un restaurante que estaba muy animado. Había muchos chicos y chicas jóvenes bebiendo y comiendo “tapas”, nos gustó mucho ese ambiente tan relajado. Había gente española, pero también turistas de todas partes del mundo. Anne y yo nos sentamos y decidimos pedir, para empezar, un par de jarras de “sangría”, una bebida que nos habían recomendado probar. Teníamos mucha sed porque hacía mucho calor. La sangría es una bebida deliciosa, se hace con vino, limón, frutas frescas, canela…En cada casa y en cada bar, los ingredientes y proporciones cambian.
Creo que en aquel verano debimos de probar unas trescientas formas diferentes de hacer sangría… ¡y todas estaban muy buenas! Así que os recomiendo que, si vais a España, la probéis. Eso sí, la sangría tiene alcohol, así que sed cuidadosos con ella. Lo bueno es que hay muchos sitios en los que también la hay sin alcohol, ¡y está incluso más buena!
Y entonces, llegaron nuestras primeras tapas. Primero, llegó una cosa llamada croquetas. No sé muy bien cómo explicaros lo que son. Es una comida caliente, frita, y rellena de una deliciosa crema con jamón, queso, carne… ¡también hay mil opciones! Después, llegaron las aceitunas. Las aceitunas es de donde sale el aceite de oliva, pero en España se comen también crudas, con el propio aceite, vinagre, ajo, especias… también, como después pudimos comprobar, había miles de tipos y formas de hacerlas.
Nuestras primeras tapas nos gustaron mucho. Pero nuestro viaje siguió avanzando y seguimos probando platos de la cocina española. Uno de los que más nos sorprendió fue la famosísima paella. ¿Sabéis lo que es la paella? Llegamos a Valencia, donde nos alojamos en un camping al lado de la playa. Habíamos alquilado un coche para nuestras vacaciones en la playa, y llegamos después de un par de horas de viaje, con mucha hambre, a la playa.
Allí había un “chiringuito”, que es un bar justo en la arena, muy popular en España. Y la especialidad del chiringuito era la paella. Así que Anne y yo no esperamos más y nos pedimos una paella para dos. La paella es un plato de arroz de color amarillo que está guisado y se come caliente. El arroz está muy bueno y suele venir acompañado con todo tipo de cosas. Por ejemplo, verduras o pollo, pero también mariscos. Algunos yo no los había comido nunca, como cangrejo. Puede que te guste o no la paella, pero desde luego si vas a España deberías probarla.
Como fuimos viendo poco a poco, a veces comer en España era una aventura. Por ejemplo, un día en el norte de España pedimos una tapa de una cosa llamada “callos”… no sé cómo explicaros lo que es, es un tipo de carne de cerdo que a mí no me gustó nada, porque era un poco… viscosa. Otro día, en la ciudad de Burgos, que tiene una maravillosa catedral, comimos morcilla, que es una especie de salchicha especiada y negra, que se hace con la sangre del cerdo. Como veis, en España se comen cosas de lo más variados… ¡y muy raras para alguien de afuera!
Algo del cerdo que sí que nos encantó fue el jamón serrano. En España se come mucha carne de cerdo, pero esta en especial os la recomiendo, porque ¡está riquísima! Lo más divertido que nos pasó fue en un pueblo donde nos pusieron una tapa de… ¡caracoles! Sí, sí, caracoles… ¡no teníamos ni idea de cómo comerlos! Anne, que es bastante más valiente que yo lo intentó… pero no dio muy buen resultado. Aquello era demasiado para nuestras rutinas alimentarias, así que no nos comimos los caracoles.
España es un país lleno de comidas deliciosas, extravagantes… pero sobre todo, muy divertidas si las descubrís con vuestros amigos o vuestra familia en vuestras próximas vacaciones. Seguro que después de probar estos y otros platos ¡tendréis mil historias que contar a la vuelta!