Nieve bajo los pies, nieve sobre el abrigo, nieve hasta donde alcanza la vista. Y qué vista: montañas gigantescas cubiertas de blanco, grandes lagos congelados, extensiones de roca que resisten al frío. No se puede hablar en Fortitude sin que una nube de vapor salga de tus labios. Tampoco se puede hablar sin que se quede en la garganta algún secreto. Son estas dos cosas, frío y mentiras, lo que te golpea fuerte en esta serie, que te seduce primero con sus paisajes hipnóticos y luego con sus misterios.
La localización de Fortitude es remota: un pequeño pueblo del Ártico, lejos de todo, donde podría ocurrir cualquier cosa y quizá nadie se daría cuenta. Sus habitantes, que vienen de todas las partes del mundo, forman una comunidad unida por el entendimiento de que desean compartir ese espacio de naturaleza salvaje, con sus virtudes y también con sus duras condiciones de vida. La soledad es opresiva en un lugar así, pero también tiene sus ventajas. Para empezar, tal y como explica Natalie al recién llegado Vincent, no hay paro. Todo el mundo trabaja, lo que hace que no haya delincuencia ni crímenes. Es un lugar seguro, a excepción de los osos polares de la zona. Hasta que se produce un crimen.
El crimen es lo que lo destapa todo, y el hielo que todo lo cubre empieza a resquebrajarse. Los secretos de todos los personajes quedarán al descubierto, pues a pesar de ser una serie de producción británica, Fortitude es una heredera de Forbrydelsen, la serie danesa que puso de moda el género criminal nórdico en televisión, que exploró las sombras que hay tras la sociedad del bienestar. Pero a diferencia de otras, Fortitude resiste a las comparaciones principalmente gracias a un guión intrincado escrito por Simon Donald, el creador de Low Winter Sun, que hace un inteligente uso de las elipsis para ocultar parte de la trama y crear misterios en paralelo. Hay cosas que son exactamente lo que parecen y otras que son todo lo contrario. Que es una serie candidata a destronar a la joya criminal danesa lo constata la presencia en el reparto de Sofie Gråbøl, protagonista de Forbrydelsen, que aquí interpreta a la gobernadora del pueblo, una mujer acostumbrada al poder y que parece dispuesta a todo para que se hagan realidad sus planes, que en ese momento pasan por la construcción de un hotel de lujo en la zona.
La actriz está muy bien acompañada por un reparto en el que sobra el talento y que incluye a Christopher Eccleston en el papel de un científico británico que realiza un gran hallazgo, a Michael Gambon interpretando a un fotógrafo especializado en la naturaleza salvaje, a Michael Dormer en el papel del sheriff de la zona, a la española Verónica Echegi como camarera, y a Stanley Tucci interpretando a un ex agente del FBI y ahora detective que viaja a Fortitude con el encargo de investigar el crimen. Es la llegada de este último lo que desestabiliza definitivamente la vida en el pueblo. Pues si los interesados tenían alguna esperanza en seguir escondiendo la verdad, pronto descubrirán que la tenacidad de ese hombre no conoce límites. El personaje, que mantiene un duelo con el sheriff local, brilla especialmente gracias al carisma y al talento del actor norteamericano, protagonista encubierto de la serie (a pesar de su introducción tardía). El hecho de que este eterno secundario del cine tenga finalmente un papel a su altura debería ser motivo suficiente para lanzarte de cabeza a por Fortitude. Vas a pasar frío, pero valdrá la pena.