EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL WI FI

 

Cuando su esposo murió en el año 2014, la vida de Lilian cambió completamente. Amante de la repostería y del lemon pie, fan del club Huracán y de su perro caniche Globo, había nacido hace 45 años en Parque Patricios, Ciudad de Buenos Aires, donde continuó viviendo también con su marido

La pareja había estado junta por 22 años y llevaba 15 años casada, pero no tuvieron hijos pese a la férrea intención de ambos y los distintos tratamientos a los que se sometieron.

El mundo de Lilian se derrumbó en febrero de 2014, durante unas vacaciones en Mar del Plata, cuando su esposo durante un paseo en lancha quedó atrapado en una corriente de mar, dándose vuelta la embarcación y muriendo ahogado. Se sintió devastada ya que no tuvo tiempo de procesar esa repentina trompada. Pasó de ser una feliz esposa a la hora del almuerzo a una viuda sin rumbo para la cena.

Hace siete años que Lilian disfrutaba del éxito como Periodista en temas del Corazón en una reconocida revista semanal, incluyendo la publicación de un libro donde revelaba distintos secretos sentimentales del mundo de la política y que había tenido gran repercusión en los medios.

Abrumada por la soledad de su viudez, la periodista buscó consuelo a través de internet, escribiendo en el año 2015 un exitoso blog al que llamó “Vivir en duelo” donde se comunicaba con otros que lidiaban con lo mismo que ella. Sus publicaciones estaban llenas de astucia, humor y melancolía mientras relataba momentos de su vida como viuda.

Describió cuando lanzaron globos en el Parque Memorial durante el funeral; de cómo debió acostumbrarse a cocinar para una persona; de cómo lidió con la soledad en las fiestas de fin de año y de la pérdida de las tradiciones navideñas que solía disfrutar con su marido.

En el blog también contó cómo conoció a Homero, un viudo en duelo como ella, donde dejó escrito que fue a través de una página de Facebook sobre la temática de la viudez y que al ver su foto, se sorprendió porque sintió que lo conocía. ¿Su cerebro en luto le estaba quizá jugando una mala pasada?, se preguntaba. Al final reconoció que nunca se habían visto, pero que el hombre era un viudo estupendo. En su blog escribió. “Desde los primeros chats sentí como si a Homero lo hubiera conocido toda mi vida”.

La relación on line de Lilian con Homero se fue afianzando día a día. Así Lilian descubrió que Homero tenía 50 años, era ingeniero mecánico y trabajaba en una automotriz en la Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe. Había quedado viudo en 2010 cuando su esposa falleció como consecuencia de un fulminante cáncer de páncreas. Le contó que le había costado mucho superar ello y que incluso tuvo una licencia laboral de 12 meses por depresión y que si bien en la actualidad se había reintegrado al trabajo, se encontraba aún medicado con ansiolíticos ya que sufría de insomnio con frecuencia. La soledad también lo azotaba pese a que tenía dos hijos adolescentes. También Lilian descubrió que Homero era muy tímido y prácticamente no tenía amigos pero lo que más le gustaba de él era la forma en que se dirigía a ella, lo educado y respetuoso que era y lo dulce que le resultaban sus frases en las que la adulaba y decía sentirse hipnotizado.

Durante cinco años continuaron la relación on line, sin conocerse personalmente pero aumentando cada vez más el deseo de hacerlo. Homero llegó a decirle: No solo reparaste mi corazón hace cinco años sino que lo hiciste más grande, fuerte y amable. Te amo”. Fue sin dudas el mensaje que Lilian necesitaba leer para tomar la decisión que hace tiempo venía madurando: viajar y conocer a Homero.

Ese día finalmente llegó y el amor entre ambos se precipitó como un salto al vacío. La pasión no se hizo esperar y la decisión de mudarse juntos, tampoco. Incluso planearon la boda. Se mudarían a una estancia en San Nicolás, unos kilómetros al sur de Rosario y más cerca de Buenos Aires, a fin de que cada uno pueda continuar con sus actividades laborales. La estancia había sido de los padres de Lilian y ella la había heredado completamente ya que era hija única.

Los encuentros comenzaron a ser frecuentes todos los fines de semana en la estancia, mientras organizaban los preparativos de la boda. Lilian manejaba feliz su camioneta los 240 kilómetros que la separaban de San Nincolás, junto a su perro Globo. Homero la esperaba y disfrutaban de estar juntos, incluso de la compañía de los hijos adolescentes de Homero. Si bien no lo era, sentía Lilian que podría ser una madre para ellos.

A los tres meses de conocerse personalmente y darse estos encuentros de fin de semana, Homero, un domingo a la mañana, denuncio en la Comisaría de San Nicolás la desaparición de Lilian. Debía haber llegado el viernes a la noche y había estado llamándola sin ningún resultado. Amigos de Lilian organizaron rápidamente distintas búsquedas sin resultado alguno. Los mensajes en su blog se multiplicaban y la incógnita crecía minuto a minuto.

Los interrogantes comenzaron a surgir: ¿Realmente Lilian se casaría con alguien que conoció personalmente sólo hace tres meses? ¿Quién era realmente Homero? ¿Qué antecedentes tenía? Los amigos de Lilian se preguntaban y respondían una y otra vez cada uno de estos interrogantes. Ninguno lograba explicarse lo que le habría sucedido a ella y a su perro Globo. Homero no dejaba de escribirle mensajes en su blog pero era muy difícil juzgar su conducta en su entorno. La mejor amiga de Lilian pensaba: “Ya había quedado viudo y la vida se ensañaba nuevamente con él. ¿O se ensañaba nuevamente con Lilian?”

La policía no tardó en allanar la estancia y en hacer una exhaustiva búsqueda allí. El inspector policial a cargo, Diógenes Smith, estableció una rápida presunción en su experimentada mente al pasar cerca del pozo séptico. Cómo decía García Márquez al comenzar su libro “El amor en los tiempos del Cólera”, “el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados”. También le recordaba el del amor en los tiempos del wi fi.