Empezar un nuevo camino
—Pero yo te amo, Jessie.
Me dice él mientras nos sentamos en el sofá de la sala de mi casa, su voz es temblorosa e insegura. Sus ojos suplicantes, fijos en los míos, me piden perdón. No reconozco esos ojos que alguna vez me llenaron de bienestar y seguridad. El cálido azul de sus ojos, que solía reafirmarme un amor que duraría por siempre, es ahora un gris frío. Siento un estremecimiento y miro hacia otro lado.
Las lágrimas nublan mis ojos al sentirlo respirando sentado junto a mí en la orilla del sofá. Mi mente se remonta hacia un año atrás, tiempos más felices, cuando también estaba absolutamente consciente de su respiración al sentarnos en silencio es este mismo sofá. Mi corazón había palpitado con agitación ese día cuando yo miraba nerviosa sus ojos, incapaz de sostenerle la mirada, pero también incapaz de mirar hacia otro lado. Fue ese día en particular que mi corazón decidió rendirse ante la magia del primer amor. Mientras estaba sentada a su lado, embargada por la certeza de mi amor por él, me esforcé para decir por primera vez esas palabras en voz alta. Deseaba gritarle al mundo que sentía mi corazón más grande que todo mi cuerpo, que estaba enamorada y que nada podría arrebatarme ese sentimiento; pero ningún sonido salió de mis labios. Mientras jugueteaba inquieta con la orilla de un cojín, él puso suavemente su mano en mi brazo y me miró directo a los ojos. Su dulce mirada calmó mi nerviosismo. “Te amo, Jessie”, me dijo sin dejar de mirarme. Una leve sonrisa se dibujó en mi rostro al mismo tiempo que mi corazón empezaba a palpitar con mayor fuerza y velocidad. Él lo había descubierto esa noche, al igual que yo, y también sintió la energía del amor realizado.
“Pero esa energía ya no existe”, me recuerdo a mí misma. Y eso me regresa de la memoria distante al momento presente como si fuera una bofetada en el rostro.
—¿No significa nada para ti que yo te ame? —me pregunta—. Por favor, ¡lo lamento mucho!
Su mano se acerca a mi rostro para alejar el cabello que cae sobre mis ojos. Alejo el rostro para evitar el contacto. Ha sido muy doloroso desde que me enteré. Dos días antes me dijo que había besado a otra chica. Yo me senté aturdida y en absoluto silencio, incapaz de moverme o de hablar.
Ahora me siento en silencio, no porque no sepa qué decir, sino porque tengo miedo de que mi voz me traicione y empiece a temblar. Al decir las primeras palabras, miro sus ojos y me detengo un instante, preguntándome si no estaré cometiendo un error. “Tal vez pueda funcionar”, pienso e imagino sus brazos rodeándome, estrechando con firmeza mi cabeza contra su pecho, haciendo todo lo necesario, como lo hizo con tanta frecuencia en el pasado cuando yo necesitaba su consuelo. Ahora, más que nunca, ansio la sensación reconfortante de sus brazos y el apoyo de su mirada cálida y azul. Pero eso no es posible, porque la confianza se ha perdido y nuestro amor está marcado por la herida. Su mirada ya no es de un azul cálido ni sus brazos son reconfortantes.
Ahora me esfuerzo por encontrar las palabras que sé que deben salir de mi boca, pero no como antes, cuando sabía que las palabras nos conducían a un lugar mágico en la senda de nuestra relación. Ahora me esfuerzo por encontrar las palabras que clausuren esa senda. No es que mi amor por él haya terminado, es sólo que ahora sé que mi corazón no volverá a sentirse más grande que todo mi cuerpo mientras esté con él.
Cuando él se levanta del sofá para marcharse, siento que el dolor de mi corazón es demasiado fuerte para lograr soportarlo, y tengo que contenerme para no ir tras él. Sé que he hecho lo correcto. Sé que soy fuerte, aunque en este momento siento todo menos fortaleza.
Permanezco inmóvil en el sillón por un largo tiempo después de que él se ha marchado; el único movimiento en la habitación es el de las lágrimas que corren por mis mejillas y humedecen mis muslos. Quisiera saber cómo podré continuar cuando siento que me falta la mitad de mí. Así quedo esperando. Espero que el tiempo mitigue mi dolor y me ponga nuevamente de pie, para que pueda empezar a recorrer un nuevo camino, mi propio camino, un camino que vuelva a hacerme sentir una persona completa.
Jessie Braun