Amigas por siempre
Parecía como si Chrissy y yo hubiéramos sido amigas por siempre. Hemos sido inseparables desde que nos conocimos el primer día de clases de cuarto grado. Casi todo lo hacíamos juntas. Eramos tan unidas que cuando teníamos que elegir pareja para cualquier juego o trabajo, ya sabíamos que nos elegiríamos la una a la otra.
Sin embargo, en noveno grado las cosas cambiaron. Habíamos compartido las mismas clases durante los últimos cinco años, pero ahora iríamos a escuelas diferentes. Al principio seguimos siendo tan buenas amigas como siempre, pero, poco a poco, descubrimos que ya no teníamos tiempo para nosotras. Lentamente, pero sin duda, nos estábamos separando. Rompimos promesas y se pospusieron reuniones importantes. Creo que ambas sabíamos que nos estábamos separando, pero ninguna quería admitirlo.
Entonces, un día, finalmente enfrenté el hecho de que Chrissy y yo ya no éramos amigas íntimas. Las dos habíamos madurado y ya no teníamos mucho en común. Sin embargo, aún la extrañaba. Habíamos compartido cinco años maravillosos que nunca olvidaré. Años que no quiero olvidar.
Cierto día, cuando recordaba los buenos tiempos que pasamos juntas, escribí un poema sobre nuestra amistad. Era sobre crecer y dejar que las cosas pasen, pero nunca olvidar a los amigos.
Todavía hablo con Chrissy algunas veces, no obstante que ahora es difícil porque ambas tenemos muchas actividades.
Hasta el día de hoy aún considero a Chrissy como una de mis mejores amigas… aunque, desde algunos puntos de vista, no lo somos. Cuando me piden que mencione a mis amistades, nunca dudo en incluir su nombre, porque, como solía decir ella: “Los verdaderos amigos son para siempre.” Las dos lloramos cuando le di este poema, porque son los cambios los que hacen que madurar sea difícil.
Cambios
“Amigas por siempre”, prometiste.
“Juntas hasta el final.”
Ambas estábamos en todo.
Amigas en bien y mal.
Cuando estaba triste, a mi lado estabas tú.
Cuando asustada estaba, tú sentías mi temor.
Eras mi más grande apoyo,
si yo sufría, tú me dabas amor.
Fuiste la más grande amiga,
siempre sabías qué decir:
contigo todo parecía mejor.
Siempre que estuviéramos juntas,
nada nos daba temor.
Pero en alguna parte del camino,
poco a poco llegó la separación.
Yo estaba aquí, tú allá,
y un hueco quedó en mi corazón.
Las cosas estaban cambiando,
nuestra música perdió la pauta.
Era como tener la luna y no el sol,
como una nave sin ruta.
De pronto se forma un abismo:
dos personas diferentes, y ya nada será igual.
Como si amigas jamás hubiéramos sido;
aunque en el fondo de nuestros corazones
no había culpa ni había mal.
Muchos nuevos amigos ya tienes,
y, también yo, por fortuna
Pero eso no curó la herida:
la pérdida de tu amistad lloré con amargura.
Conforme maduramos, las cosas deben cambiar,
pero de que acaben no hay razón.
Y aunque ahora es diferente,
amiga serás siempre en mi corazón.
Phyllis Lin