Un simple “hola”

Siempre he sentido un poco de lástima y compasión por los niños que veo en la escuela caminando solos, aquellos que se sientan solos al fondo del salón mientras todos los demás se burlan y se divierten a sus costillas. Pero nunca hice nada al respecto. Creo que pensaba que alguien más lo haría. Nunca me tomé el tiempo para pensar realmente sobre la intensidad de su sufrimiento. Entonces, un día pensé: “¿Qué tal si tomo un momento de mi ocupado horario para, simplemente, decirle hola a alguien que no tenga amigos, o para detenerme y platicar con alguien que esté comiendo solo?” Y lo hice. Es agradable poder llevar un poco de alegría a la vida de alguien más. ¿Cómo sé que lo hice? Porque recuerdo el día que un simple y amable “hola” cambió mi vida para siempre.

Katie E. Houston