La familia perfecta
Divorcio. Es la palabra a la que le tengo más miedo de todas las que se encuentran en el diccionario.
Toda mi vida pensé que tenía la familia perfecta. Los padres perfectos, dos hermanas mayores y un hermano menor. Todos nos llevábamos bien. Pero, durante los últimos años, mis padres empezaron a pelear cada vez más y más.
Mi padre venía a casa cada vez menos tiempo y trabajaba más horas que nunca en Vermont. Ahora, aquí estamos, sentados como familia en la sala de televisión, con mis padres diciendo que tienen que decirnos algo. Empiezo a temblar.
Ahí estaba: la palabra de mis pesadillas, aquella que me hacía sentirme mal del estómago. Nos informaron que estaban divorciándose. La espantosa palabra con “d.” Mis hermanas, mi hermano y yo nos quedamos viéndonos boquiabiertos. Cuántas veces le había preguntado a mamá y a papá: “¿Van a divorciarse?” ¿Cuántas veces me aseguraron que eso nunca sucedería y me abrazaban y besaban?
—Esto es una especie de broma del Día de los Inocentes fuera de fecha, ¿verdad? —dije sin poder creerlo.
Los ojos de mi mamá se nublaron de lágrimas y me tomó en sus brazos.
—No, Marc, lo siento —me murmuró.
Me sentía traicionado. ¿Cómo podían hacernos esto? Sobre todo, quería saber qué era lo que habíamos hecho mal. ¿Qué es lo que yo había hecho mal?
Mi madre pudo ver el miedo en mis ojos, el terror, el dolor, lo herido que me sentía. Todo se juntó en mi estómago y me sentí enfermo. Ella prometió que me cuidaría, a todos. A todos nosotros.
Pero, ¿cómo podría creerle ahora? Mi familia se había derrumbado ante mis ojos. Estábamos hechos trizas. Rotos. Ya no habría más familia perfecta y, por supuesto, las cosas iban a empeorar en vez de mejorar. Iban a estar bastante peores.
Mamá me dijo que tendríamos que dejar nuestra casa. La casa en la que había vivido toda mi vida.
Sentía que lo estaba perdiendo todo. Mi familia. Mi casa. Mi papá. Las buenas noticias: mi madre tendría la custodia de todos nosotros y mi papá no se opondría.
Nos mudamos a una diminuta casa con los padres de mi mamá. Al principio yo no estaba muy feliz. La casa era pequeña. Todos estábamos muy apretados. A veces sentía que no había suficiente espacio ni para respirar. Sin embargo, sí había algo: todos nos amábamos. Mis abuelos, mamá, mis hermanas, mi hermano y las tías y tíos que nos visitaban procuraban hacer todo lo posible para llenar la casa de cariño y afecto. Los abuelos se preocupaban especialmente por nosotros. Nunca, en toda mi vida, me había sentido tan allegado a ellos.
Me preguntaban sobre la escuela y en verdad les interesaba. Me preguntaban sobre mis amigos y mis calificaciones. Con frecuencia nos sentábamos en la mesa de la cocina a platicar. Ellos nunca podrían reemplazar a mi padre, pero nos daban su afecto a todos.
Todavía siento mucha culpabilidad. Aún no puedo comprender qué cosas malas pasaron que separaron a mis padres. En ocasiones me atormento pensando en ello, como si estuviera en las nubes, recostado en la cama, preguntándome cuál podría ser la causa de que mis padres dejaran de amarse. ¿Fue algo que yo hice?
Entonces, recibimos más noticias inesperadas: supimos que papá era homosexual.
Estaba seguro de que en cuanto se divulgara esa palabra, los demás chicos se reirían y se burlarían de mí. Algunos lo hicieron. Sin embargo, hubo muchos que no me dijeron ni una sola palabra. Aún andan conmigo y no les importa mucho lo que mi padre haga. Me estimaban antes y me estiman ahora. Descubrí quiénes eran mis verdaderos amigos, y los que perdí no eran del tipo de personas de las que quiero rodearme en la vida.
Aprendí también que mi familia en verdad me ama. Me apoyan. Se preocupan por mí. Mis abuelos me adoran. Con el tiempo pudimos mudarnos de su casa y comprar un condominio. Yo empecé la secundaria y voy bien.
Desde entonces he aprendido a redefinir aquel curioso concepto sobre la familia perfecta. Es posible que la familia perfecta signifique mucho amor y mucho apoyo. Tal vez signifique dar, compartir e interesarse mutuamente. Tal vez aún tengo una familia perfecta después de todo.
Marc St. Pierre