El murciélago

El final es la parte que más me gusta de una carrera. Es el momento en que, agitado y casi sin respiración, llego a mi destino: el patio detrás de mi casa. Irónicamente, he corrido un círculo completo y termino donde empecé. Sin embargo, he dado un paso importante en mi vida: yo mismo decidí e hice lo que quería. Fue mi decisión, mi acción.

Mientras me siento a esperar que mi respiración se normalice y la agitación pase, le pido un deseo a una estrella. “Estrella, estrellita….” Un murciélago cruza mi campo visual y mis ojos lo siguen. Sin que pudiera anticiparlo, el murciélago se desvía y cambia de dirección. Cambió su camino para siempre.

Ahora, al verme interrumpido, mi deseo parece vano y absurdo. Siento que me llena una comprensión del papel que juego en mi vida.

No soy sólo un espectador. Mi vida no está controlada por las estrellas, sino por mí, y sólo por mí. Al igual que el murciélago, tengo la libertad de elegir mi camino, sin importar lo fortuito e ilógico que éste pueda parecer.

Bryony Blackwood