CAPÍTULO 17

A DIOS LE ENCANTA QUE USTED PIDA EN GRANDE

Quiero comenzar este capítulo planteándole este desafío: ¡pida a Dios grandes cosas! ¿Qué desea ver en su vida, en su familia, su salud, sus finanzas y su carrera? ¡Pida a Dios esas cosas! Jesús dijo que el enemigo viene para robar, matar y destruir, pero que Él vino para que pudiera usted tener vida, y tenerla en abundancia (véase Juan 10:10). Jesús vino para que usted pudiera vivir una vida que esté marcada no por la carencia sino por la abundancia; no por la desesperación sino por la plenitud de su amor, su gozo y su paz.

¿Desea verse a usted mismo viviendo libre de temor, culpa y adicciones? Entonces pida al Dios de la gracia y la vida abundantes.

¿Desea ver su cuerpo fuerte y sano y su juventud renovada como la del águila (véase Salmos 103:5)? Pida al Dios que es bueno.

¿Desea ver su matrimonio, a sus hijos y a sus seres queridos bendecidos en todos los aspectos? Pida al Dios cuyo amor por usted perdura para siempre.

¿Desea una carrera o un negocio por el que pueda estar apasionado y en el que pueda ejercitar todos los dones que Dios ha puesto en su vida? Pida al Dios que es más que suficiente.

Tome un momento y no se apresure con esto. ¿Qué le pediría a Dios si supiera sin ninguna sombra de duda que Él es bueno y que su amor por usted perdura para siempre?

¿Qué le pediría a Dios si supiera sin ninguna sombra de duda que Él es bueno y que su amor por usted perdura para siempre?

¿Qué pediría?

Me gustaría que hiciera algo en este momento. ¿Quiere dejar a un lado por un momento este libro y agarrar su diario?

Me gustaría que escribiese lo que le pediría a Dios si supiera que Él oye sus oraciones. ¿Cuáles son sus sueños, esperanzas y aspiraciones? ¿Qué le gustaría ver suceder en su vida? ¿Con qué está batallando en este momento? ¿En qué área de su vida le gustaría ver el poder de Dios obrar? Escríbalo. Escríbalo todo. Escriba lo que usted quiere ver suceder con esperanza bíblica en su corazón de que Él le oye y proveerá. Escriba con una expectativa de bien certera, gozosa, positiva y confiada.

No sólo le pida a Dios cosas pequeñas. ¡Pídale cosas grandes! Por ejemplo, no le pida simplemente un empleo; pídale una posición de influencia. No le pida sólo que restaure su salud; pídale una vida larga y sana llena de muchos días buenos. Extienda su fe para creer en la bondad de Dios. Él se agrada cuando nuestra fe es grande. Dios no se ofende cuando le pedimos cosas grandes.

¿Quiere hacer eso en este momento? Tan sólo tome unos instantes y escriba sus peticiones a Dios; Dios, que es grande y más poderoso de lo que podamos nunca imaginar. Dios, que situó sus planetas en sus lugares y declaró orden en el mundo. Dios, que dirigió a su pueblo en una columna de nube durante el día y una columna de fuego en la noche. Dios, que hizo llover maná del cielo y sacó agua de una roca seca. Dios, que ayudó a Judá a vencer a sus enemigos sin ni siquiera tener que sacar una sola espada. Dios, que convirtió agua en el vino de mayor calidad. Dios, que hizo caminar al paralítico, ver al ciego y oír al sordo. Dios, que multiplicó cinco panes y dos pequeños peces para alimentar a cinco mil hombres. Dios, que reprendió el viento y convirtió una feroz tormenta en una gran calma. Dios, que resucitó muertos y conquistó el sepulcro.

Pida lo que necesite de Dios, ¡quien LE ama con amor eterno!

Dios no se ofende cuando le pedimos cosas grandes.

A Dios le encanta que usted le pida

Hubo un hombre en la Biblia con el nombre de Jabes. Su nombre era bastante desafortunado; significa “tristeza”1 porque su madre le dio a luz en dolor (1 Crónicas 4:9). ¡Vaya nombre que llevar! Pero Jabes clamó a Dios: “¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe!” (1 Crónicas 4:10).

Me he encontrado con algunos predicadores que afirmaban que los creyentes no deberían hacer oraciones “egoístas” para ser ellos mismos bendecidos. La adoración de Jabes probablemente encajaría en su definición de una “oración egoísta”, pues se trataba de pedirle a Dios que le bendijese, extendiese su territorio, estuviese con él y le protegiese. Pero ¿sabía que Dios no reprendió a Jabes por pedirle esas bendiciones? Sin ninguna fanfarria, la Biblia en el mismo versículo simplemente registra: “Y le otorgó Dios lo que pidió”. De hecho, la Biblia también dice que “Jabes fue más ilustre que sus hermanos” (1 Crónicas 4:9) porque pidió a Dios lo que necesitaba contrariamente a pelear por ello.

Eso fue todo. Ningún drama, ninguna larga lista de lo que Jabes tenía que hacer o no hacer. Es realmente así de sencillo. ¡Dios oyó su oración y le concedió su petición! Ninguna reprensión, ningunas instrucciones, nada de: “Jabes, si quieres que te bendiga, antes debes hacer esto”. No, Dios honró la fe de ese hombre y convirtió su tristeza en alegría y su dolor en bendiciones; ¡todo porque él tenía una confianza inconmovible en lo bueno que Dios es y pidió en grande!

Amigo, tenga una buena opinión de Dios. Él no va tras de usted para hacerle caer. Él le ama y desea desatar su favor en cada área de su vida. Le encanta cuando usted clama a Él, y prometió que le respondería cuando lo haga. Tan sólo véale declarándole Jeremías 33:3: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.

Tenga una buena opinión de Dios. Él no va tras de usted para hacerle caer. Él le ama y desea desatar su favor en cada área de su vida.

¿Podría ser que no estemos viendo muchas victorias porque hemos hecho de pedir a Dios grandes cosas un tabú con nuestra retórica religiosa y legalista? ¿Podría ser que no estemos viendo muchas bendiciones porque no hemos estado pidiendo a Dios y buscándole con una confiada expectativa de bien?

Permítame mostrarle lo que Jesús dijo sobre pedir a Dios:

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

—Mateo 7:7-11

Amigo, a su Padre celestial le causa gran gozo cuando usted le pide; Él se agrada en bendecirle a usted al igual que a su familia (véase Lucas 12:32). Deje de estar retenido por creencias erróneas sobre Dios, ¡y comience a pedirle cualquier cosa que esté en su corazón hoy!

Deje de estar retenido por creencias erróneas sobre Dios, ¡y comience a pedirle cualquier cosa que esté en su corazón hoy!

Dios honra nuestra fe

Josué, el sucesor de Moisés que guió a los hijos de Israel a la tierra prometida, era alguien que se atrevió a pedir en grande. Cuando Josué se vio inmerso en el fragor de la batalla con sus enemigos y el sol estaba a punto de ponerse, clamó: “Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón” (Josué 10:12). La Biblia pasa a decir: “Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos… porque Jehová peleaba por Israel” (Josué 10:13-14).

Me encanta esta historia. Cuando mis líderes y yo estábamos en las llanuras donde tuvo lugar esta batalla, pudimos ver el sol sobre Gabaón y la luna sobre el valle de Ajalón al otro lado. Tanto el sol como la luna podían verse al mismo tiempo desde esa ubicación. Al estar allí, podía imaginarme a Josué en medio de la batalla, elevando su voz y señalando al sol a un lado diciéndole que se detuviera y después girándose hacia la luna para darle la misma orden. Josué le estaba pidiendo a Dios más luz del día porque el ímpetu de la batalla iba en ventaja de ellos. Quería derrotar por completo a sus enemigos y no darles tiempo para reagruparse.

Si piensa en lo que Josué pidió, ¡fue a la vez una petición audaz e imprecisa! Si hubiera estado atento durante sus clases de ciencia en la escuela, sabría que la tierra orbita alrededor del sol, ¡y no el sol alrededor de la tierra! Por tanto, técnicamente, cuando Josué ordenó al sol y a la luna que se detuviesen, Dios hizo que la tierra fuese la que se detuviera. La petición de Josué fue científicamente imprecisa, pero a pesar de eso, ¡Dios honró la osada petición de Josué! Él entendió que lo que Josué necesitaba era más luz del día, e hizo que eso sucediera.

¿No es alentador saber que Dios no corrigió a Josué y le hizo escribir notas sobre cómo funciona en realidad el sistema solar que Él creó? Me produce un gran aliento saber que incluso cuando nuestras confesiones de fe puede que no siempre sean perfectas, aun así Dios honra nuestra esperanza y nuestra fe en Él. Le encanta cuando le pedimos cosas grandes. Amigo, usted puede pedirle, sabiendo que la batalla verdaderamente le pertenece al Señor, y que Él peleará por usted del modo en que peleó por Israel, porque usted es su hijo del pacto.

Una historia de la bondad de Dios

Hemos leído la Palabra de Dios y hemos visto que Él honró a quienes tuvieron una expectativa de bien positiva y confiada y se atrevieron a pedirle grandes cosas en sus vidas. Jabes clamó al Señor para que le bendijese, y Dios lo hizo. En el fragor de la batalla, Josué pidió que el sol se detuviera, y aunque su comprensión era científicamente errónea, Dios respondió su oración. ¿Está usted preparado para esperar en el Señor, para tener una buena opinión de Él y para tener una confiada expectativa de bien para su vida y su futuro?

Permítame alentarlo aún más con la extraordinaria historia de una señora que actualmente es reconocida como una de las empresarias más destacadas del mundo. Esta señora tuvo un difícil comienzo en la vida. Contrariamente a la mayoría de bebés que son recibidos con las sonrisas y los abrazos de sus amorosos padres cuando dan la bienvenida a su mayor alegría al mundo, sus padres biológicos la abandonaron cuando ella nació.

Afortunadamente, una viuda analfabeta a la que ella se refiere con afecto como su “abuela” la adoptó. Juntamente con otros cuatro huérfanos, fue criada en una diminuta cabaña hecha a mano con tejado de zinc y sin tener agua potable ni electricidad en una pequeña aldea en Perak, Malasia.

Sólo con nueve años de edad, comenzó a trabajar para ayudar a poder llegar a fin de mes. Mientras otros niños reían y jugaban después de la escuela, ella se agachaba en una empresa llena de polvo, manejando tiras rígidas de junquillo para convertirlas en bolsos. Sus tiernos dedos con frecuencia se hacían cortes y sangraban a causa de ese arduo trabajo, pero ella no tenía elección, pues solamente le pagaban los bolsos que estuvieran tejidos adecuadamente y con fuerza.

Los 15 centavos malasios (un poco menos de una moneda de cinco centavos estadounidenses) que le pagaban por cada bolso pueden haber sido una suma insignificante, pero significaban que su familia no tendría que pasarse sin comida. Y ese fue simplemente uno de los muchos empleos que realizó a fin de poder ganarse la vida a duras penas. Ella aún recuerda la alegría que sintió cuando recibió un billete de cinco dólares por primera vez. Antes de entregar ese billete tan difícilmente ganado a su abuela para los gastos de la casa, lo había planchado hasta que estuvo perfectamente liso, y lo había metido en su libro de texto para poder mirarlo durante todo el día mientras estaba en la escuela.

Cuando las cosas parecen no tener esperanza

Al haber sido abandonada al nacer y dados los escasos medios de su abuela adoptiva, parecía según todos los razonamientos humanos que ella estaba destinada a quedar atrapada en un ciclo de pobreza. Por tanto, ¿cómo dio la vuelta Dios a su situación ante tales circunstancias desesperanzadoras?

Al compartir este testimonio, quiero alentarle a ver que no es cómo o con qué comienza usted. Puede que haya nacido bajo circunstancias muy desafiantes, o quizá sus padres estén separados, o incluso puede que haya sufrido abuso cuando era pequeño. Amigo, estoy aquí para decirle que con Dios en su vida, ¡no es el final del camino! Puede usted tener esperanza y esperar el bien incluso cuando las cosas en su vida parezcan no tener esperanza.

Aunque fue muy desafiante poder llegar a fin de mes, esta señora compartió conmigo que incluso cuando era niña siempre sintió que había un Dios en algún lugar, un Dios que cuidaba de ella, le protegía y le bendecía. Ella relataba que cuando era pequeña solía “hablar” a ese Dios, e incluso le escribía en un pequeño diario que tenía. También recordaba hacer una oración sencilla e inocente a ese Dios desconocido, diciendo: “Si eres el Dios verdadero, por favor ven y búscame para que yo pueda llegar a conocerte”.

En la actualidad, cuando ella mira atrás está llena de gratitud hacia el Señor, a quien declara que la conocía incluso cuando estaba en el vientre de su madre. Ella sabe que es Dios quien llevó a las personas correctas a su camino y la protegió del peligro en tantas ocasiones incluso antes de que ella llegase a conocerle.

Cuando le escuché compartir todo eso, recordé la promesa en la Biblia que dice que Dios es un padre del huérfano (véase Salmos 68:5). Sus propios padres biológicos puede que la abandonasen al nacer, pero su Padre en el cielo tenía un plan increíble para ella. Del mismo modo, Él tiene un plan increíble para su vida. Aférrese a su promesa registrada en su Palabra para usted:

Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.

—Jeremías 29:11, NTV

Ella terminó con tan buenos resultados en la escuela, que su vicedirector le alentó a continuar sus estudios en Singapur, ya que las oportunidades en su ciudad natal eran comparativamente limitadas. Con la bendición de su abuela y solamente 10 dólares malasios en su bolsillo, se dirigió a Singapur.

A pesar de tener que aceptar varios empleos para sostenerse a ella y también a su abuela, siguió desarrollándose en sus empresas académicas, estudió en una universidad local superior y se graduó con honores en química. Entonces llegó a un trabajo bien pagado en una empresa multinacional. Pero después de tres años y medio, decidió aventurarse a edificar su propia empresa en 1989.

En el año 2000, Dios honró la oración que ella había hecho cuando era niña cuando una amiga le invitó a la iglesia New Creation en Singapur. Al haber oído diferentes cosas acerca de Dios a lo largo de los años, ella recuerda la libertad que experimentó cuando aprendió por primera vez mediante mi predicación sobre la gracia que Dios le amaba mucho más de lo que ella podría amarle jamás a Él.

Ella dejó de ver a Dios como alguien distante, y en cambio tuvo un encuentro personal con el Dios que ella sabía que le había estado cuidando durante todos aquellos años. Compartió conmigo que cuando tuvo un encuentro con el amor de Jesús, comenzó fielmente a asistir a cada reunión de los domingos a pesar de las largas filas en las que tenía que esperar para entrar a nuestro auditorio.

Poco tiempo después, sintió que el Señor le dirigía a hacer que su negocio fuese público para seguir siendo competitivo. Acudió a un banco para pedir su ayuda para asegurar el intento de su empresa de realizar una oferta pública de acciones (OPA). El gerente del banco a quien ella había presentado su plan de negocio lo rechazó y le explicó que no era el momento correcto para intentar una OPA, pues el sentimiento en el mercado estaba bajo y el índice Dow Jones había estado descendiendo con mucha fuerza. Cuando se despedían, el gerente del banco dijo: “Si el Dow Jones comienza a subir hoy, puede regresar mañana y podemos volver a hablar”.

Ella me dijo que cuando salió del banco, recordó un mensaje que yo había predicado sobre ser valiente y pedirle a Dios grandes cosas. Dijo: “Usted nos dijo que no insultáramos a Dios pidiendo solamente cosas pequeñas. Dijo: ‘Pidan a Dios grandes cosas, elógienle y tengan una expectativa de bien positiva y confiada’”. Así que se fue a casa y antes de irse a la cama, decidió dar un paso de fe y pedirle a Dios que hiciera algo grande por ella. Creyó que Él podía mover el mercado a favor de ella e hizo una sencilla oración: “Dios, tú eres todopoderoso. Sin duda puedes influenciar el mercado estadounidense y hacer que el índice Dow Jones suba en el nombre de Jesús”.

Ahora bien, Singapur tiene una diferencia horaria de doce horas de adelanto con respecto a Nueva York, de modo que el mercado abre cuando es de noche en Singapur. Aproximadamente a las 4:00 de la mañana, esta señora sintió el impulso de salir de la cama y comprobar cómo iba el Dow Jones… ¡y descubrió que había sobrepasado la tendencia a la baja y estaba comenzando a subir! En el espacio de sólo cuatro horas, el Dow Jones había aumentado en un sorprendente 18 por ciento debido a un inesperado anuncio de en aquel entonces presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan.

El poder de tener una confiada expectativa de bien

Pastor Prince, ¿puede hacer Dios cosas como esa?

Claro que puede. Dios lo hizo por esta señora, ¿cierto? ¡Ese es el poder de creer correctamente!

Cualquier cosa es posible para quienes creen en Dios y tienen una confiada expectativa de bien.

Cualquier cosa es posible para quienes creen en Dios y tienen una confiada expectativa de bien. Ella tuvo la valentía de pedirle a Dios que le bendijera y cambiase las circunstancias para ella, tal como hizo Jabes, y Dios le concedió su petición. Pida a Dios grandes cosas en su vida y espere el bien. Él es un Dios bueno.

Esta señora tenía una buena opinión de Dios. De hecho, compartió que uno de los versículos de la Biblia que la sostuvieron una y otra vez era Juan 10:10, que dice: “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

Incluso cuando su negocio se enfrentaba a desafíos, ella declaraba que su abundante Dios supliría; estaba firme en la promesa de que ella era la justicia de Dios en Cristo y que cualquier cosa que hiciera sería abundantemente bendecida. Cuando los tiempos eran difíciles y la economía estaba atravesando un difícil período de recesión, ella mantenía una confiada expectativa de bien y miraba al Dios que es bueno y que vino para darnos vida abundante.

Lo que quiero que usted vea es que no todo en esta vida será muy fácil en el momento en que empieza a esperar en Dios. Jesús dijo: “En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33, NVI). Habrá problemas, desafíos y cosas difíciles que tratar en este mundo; pero puede usted descansar en Jesús, cobrar ánimo en Él, seguir esperando en Él y saber sin ninguna sombra de duda que Él le ayudará en todas sus adversidades. ¡Él ya ha vencido al mundo! Por parte de usted, decida tener buen ánimo, regocijarse siempre en el Señor y seguir teniendo una confiada expectativa de bien.

Al día siguiente, ella fue a la oficina del gerente del banco y le mostró la increíble subida que había registrado el Dow Jones en un solo día. El gerente del banco razonó que aquello podría ser simplemente una subida temporal, y enumeró otras condiciones que ella tenía que cumplir. Impasible y sabiendo que su Dios sin duda la bendeciría, rápidamente llamó a sus anteriores compañeros de clase y sus profesores para reunir apoyo, y fue capaz de presentar al gerente del banco una larga lista de inversores que se comprometieron aquel mismo día.

Finalmente se ganó al gerente del banco, impresionado de que ella pudiera reunir un apoyo e interés tan tremendos en una sola tarde. Desde luego, ¡él no entendía que aquello era el favor del Señor en acción! El banco procedió a hacer un firme compromiso de asegurar la OPA y ayudarle a hacer que su empresa fuese pública.

Precisamente en el momento en que ella lanzó la OPA de la empresa, el gobierno de Singapur lanzó una iniciativa para destacar la importancia de reciclar aguas residuales y convertirlas en agua potable, y dio la noticia de una gran oferta para construir la primera planta de reciclaje y tratamiento de aguas residuales.

Los noticieros eran un hervidero por el valor y la importancia estratégica del agua para la nación de Singapur. Nadie podría haber orquestado aquello. Ella no tenía ni idea de que el agua—precisamente su industria—sería el centro de todas las conversaciones precisamente el año en que ella hizo público su negocio cuando siguió el impulso del Señor para hacerlo. No sabía absolutamente nada sobre este proyecto, y simplemente mantenía sus ojos fijos en Jesús. Pero Dios estaba trabajando en un segundo plano. Sin embargo, las personas comenzaron a especular con que ella debió de haber sabido todo ese tiempo acerca de aquella gran oferta del gobierno, y el interés con respecto a la OPA de su empresa siguió aumentando.

Con toda la publicidad y la emoción con respecto al agua, la OPA de su empresa se convirtió en un éxito sensacional y fue asegurada siete veces. Su empresa, Hyflux, se convirtió en la primera empresa de tratamiento de aguas en estar en el listado de la Bolsa de Singapur.

Ella compartió conmigo muchos otros increíbles testimonios del modo en que el Señor siguió abriendo puertas de favor y bendiciones para ella en China, India y Oriente Medio después de que su empresa fuese pública. Cuando ella envió ofertas para proyectos de infraestructura millonarios para construir plantas de tratamiento de aguas o algunas de las mayores instalaciones en el mundo para desalar agua del mar, ella era como el pequeño David entre los Goliat en la industria; sin embargo, llegó hasta lo más alto, y muchas veces le otorgaron los proyectos. Eso, amigo, se llama el favor de Dios. Su favor es innegable en su vida, y ella sigue siendo consciente del Dios bueno que la cuida, a pesar de lo difícil, adverso y desafiante que el clima de negocios pueda ser.

En el año 2011, Olivia Lum, en un campo competitivo con cerca de cincuenta de los mayores empresarios de todo el mundo, recibió el prestigioso galardón Ernst & Young World Entrepreneur of the Year en Monte Carlo. En su discurso de aceptación, ella dio gracias a su Señor Jesucristo. Sin saberlo ella en aquel momento, fue la primera mujer en ser reconocida con ese honor en la prestigiosa historia de once años de ese premio.

¿Cómo pasa una joven que fue abandonada al nacer de tejer bolsos de junquillo por cinco centavos a tener una empresa multimillonaria y pública? Amigo, ese es el poder de creer correctamente. La historia de Olivia es una historia sorprendente, que habla de la bondad, el favor, la gracia y el poder de nuestro Dios.

Oro para que sea usted alentado a ver que nada es imposible cuando cree correctamente en la persona de Jesús y en su amor y su bondad. Pida a Dios grandes cosas. Él le ama, y tiene un historial de hacer mucho más abundantemente de lo que podamos pedir, pensar o incluso imaginar (véase Efesios 3:20).

Dios le ama, y tiene un historial de hacer mucho más abundantemente de lo que podamos pedir, pensar o incluso imaginar.