Durante las dos últimas décadas, he tenido el privilegio de ministrar a personas preciosas provenientes de todos los ámbitos de la vida. He tenido el honor de conocer a personas en mi congregación y en conferencias por todo el mundo y escuchar sus historias. Puedo verlos con los ojos de la mente incluso mientras escribo.
Algunos de ellos rebosaban con la exuberancia que produjo el ser liberados de condenación. Otros se aguantaban lágrimas de agradecimiento al acordarse de adicciones que en otro tiempo les apresaban con vergüenza y la imposibilidad de hacer nada positivo con sus vidas. En cuanto a quienes no llegué a conocer en persona, sus cartas y correos electrónicos me contaban sus historias. Historias de liberación de una vida de ansiedad y depresión. Historias de ser rescatados de la prisión del temor. Historias de abandonar hábitos destructivos.
Estoy profundamente emocionado y humillado por el hecho de que Dios haya usado mis mensajes, libros y programas de televisión para ayudar de alguna manera a estas personas increíbles a navegar hacia la libertad.
Pero no todas las historias que he llegado a conocer han tenido un final feliz. Al menos todavía no.
Como pastor, también me he encontrado con muchas personas que siguen luchando hoy. Algunos están atados por serias inseguridades, atrapados por trastornos alimenticios, o atenazados por constantes temores y recurrentes ataques de pánico. Otros han quedado cautivos durante años de la depresión crónica, luchando con pensamientos suicidas que les despojan de su capacidad para funcionar en sus vidas cotidianas. También están los que han caído en un ciclo destructivo de adicción, algunos al alcohol y otros a la nicotina, las drogas o la pornografía. Y tristemente, algunas de esas personas siguen aún intentando desesperadamente salir de debajo de la carga de más de una de las cosas que he mencionado.
Todos anhelan la libertad y lo han intentado todo, incluso tratamientos psicológicos y psiquiátricos. Han intentado ejercer su propia fuerza de voluntad lo mejor que han podido, sólo para darse cuenta de que están más enredados en sus adicciones e inseguridad que antes. Muchos están secos económicamente por consultar a psiquiatra tras psiquiatra, doctor tras doctor, consejero tras consejero, gastando miles de dólares cada mes por sus consultas. Han tomado todo tipo de antidepresivos y medicamentos antipsicóticos, además de intentar arreglos rápidos de todo tipo. Y no están mejor.
Escuchar historias de este tipo siempre me parte el corazón, y recuerdo preguntarme a mí mismo: ¿Cuál es la diferencia entre los que han experimentado su libertad y los que siguen atrapados y atados por emociones y adiciones tóxicas?
Creo que la respuesta es sencilla pero poderosa: sus creencias.
Creer correctamente siempre produce vivir correctamente. Cuando usted cree correctamente, vive correctamente.
Verá que las personas luchan por controlar sus conductas y acciones porque no tienen control sobre sus emociones y sentimientos. No tienen control sobre sus emociones y sentimientos porque no tienen control sobre sus pensamientos. Y no tienen control sobre sus pensamientos porque no están controlando lo que creen.
Dicho de forma simple, si usted cree mal, luchará con malos pensamientos. Esos malos pensamientos producirán emociones dañinas que conducirán a sentimientos tóxicos de culpa, vergüenza, condenación y temor. Y esos malos sentimientos finalmente producirán malas conductas, acciones y dolorosas adicciones.
Lo que usted cree es vital. Y creer erróneamente es el gatillo que le lanza a un camino hacia la derrota. Es lo que le mantiene atrapado y le hace profundizar cada vez más en una cautividad paralizante.
La buena noticia es que hay salida de este círculo vicioso de derrota.
El poder de creer correctamente le enseñará las verdades poderosas de la Palabra de Dios para creer en su amor por usted. Le mostrará que Dios está con usted y no contra usted. Abrirá sus ojos para ver que Él está de su lado, preparándole para el éxito y propulsándole hacia su victoria con su amor y tierna misericordia.
En este libro, aprenderá lo que realmente ve Dios cuando le mira como su hijo amado, lo que significa ser completamente perdonado, y cómo tener una confiada expectativa de bien para su futuro y destino en Cristo.
Leerá muchos testimonios asombrosos de personas de todo Estados Unidos y del mundo entero. Sus vidas fueron tocadas y transformadas cuando tuvieron un encuentro con la persona de Jesús y permitieron que su mente fuera renovada con las creencias correctas acerca de su verdadera identidad en Cristo.
Para acelerar su experiencia de aprendizaje, he condensado la esencia del poder de creer correctamente en siete factores simples pero prácticos que usted puede empezar a aplicar cada día en su vida. Estos factores son principios bíblicos fáciles y muy eficaces que calibrarán su mente para desarrollar hábitos positivos para creer correctamente. Los siete factores clave son:
- Crea en el amor de Dios por usted
- Aprenda a ver lo que Dios ve
- Reciba el perdón completo de Dios
- Gane la batalla por su mente
- Sea libre de ocuparse en el yo
- Tenga una confiada expectativa de bien
- Encuentre descanso en el amor del Padre
Querido amigo, si usted está batallando con algunos de los asuntos que he mencionado antes, creo con todo mi corazón que a medida que aparte algo de tiempo para leer este libro, encontrará inspiración, esperanza y ánimo para ser libre de la tenaza incapacitante de todo lo que le ha detenido. Estoy convencido de que encontrará la libertad y el poder que necesita para vivir su vida al máximo.
Dios tenía planeado que usted viviera con un gozo desbordante, paz que sobrepasa todo entendimiento y una confianza inquebrantable en lo que Él ha hecho por usted. Es la hora de salir de la vida de derrota y entrar en una vida llena de victoria, seguridad y éxito. Olvídese de tratar meramente los síntomas: la culpa, los temores y las adicciones. ¡Vamos a por la raíz! Si puede cambiar lo que cree, ¡podrá cambiar su vida! Este es el poder de creer correctamente.