Lectura diaria: Salmo 72
Todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán. Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra.
SALMO 72:11–12
En el Salmo 72, el rey Salomón hizo una oración que parecía egocentrista. Él le pidió a Dios que lo hiciera muy conocido, que su fama se expandiera por toda la tierra, que la riqueza y el honor de otras naciones le fuera dado, y que reyes y reinas se inclinaran ante él. Usted pensaría que Dios habría dicho: “Salomón, ¿qué te pasa? No voy a hacerte famoso. No te voy a dar ese honor, riqueza e influencia. Necesitas aprender algo de humildad”. Sin embargo, Dios no lo reprendió. Dios no le dijo que era egoísta y codicioso. Dios hizo exactamente lo que él pidió. Salomón llegó a ser una de las personas más famosas de su tiempo. La reina de Saba llegó, se inclinó ante él y le llevó oro y plata.
Esta es la clave: La razón por la que Dios respondió esa atrevida oración es porque Salomón continuó, “Dios, si me haces famoso, si me das influencia y riqueza, yo la usaré para ayudar a las viudas, cuidar a los huérfanos, hacer justicia al oprimido, dar voz a los que no tienen ninguna”. Él pidió en grande, no solo para verse impresionante, andar en carros elegantes y vivir en el palacio más grande. Era para que él pudiera levantar al caído, restaurar al quebrantado y ayudar al herido para engrandecer el reino de Dios. Dios no tiene problema alguno en darle influencia, honor, riqueza y hasta fama, en tanto su sueño, de alguna manera, esté conectado en ayudar a los demás, en hacer de este mundo un mejor lugar. Cuando sus intenciones se alinean con las intenciones de Dios para los demás, Él ayudará a que su vida sea mejor.
Dios está levantando una nueva generación de Salomones, gente que se atreve a decir: “Dios, hazme famoso en mi campo. Permite que mis dones y talentos sobresalgan. Permite que mi trabajo sea tan excelente, inspirador, que la gente que me rodea sepa quién soy, no para mi gloria, sino para que pueda usar mi influencia para engrandecer Tu reino”. Cualquiera que sea el campo donde está: medicina, ventas, construcción, contabilidad, enseñanza, le reto a orar: “Dios, hazme famoso en mi campo. Permíteme brillar. Dame influencia”.
ORACIÓN PARA HOY
Padre, gracias porque tú quieres que mi vida sirva para levantar al caído, restaurar al quebrantado y ayudar al herido para engrandecer tu reino y llevar gloria a tu nombre. Te pido que me des la influencia y me hagas famoso en mi especialidad. En el nombre de Jesús. Amén.
PENSAMIENTO PARA HOY
Usted no está limitado por sus conexiones, por cuán influyente sea, o por cuánto gana. No hay límite para lo que Dios hará por usted si ayuda a los demás con lo que Dios le ha dado.