En los Estados Unidos es llamado industrial design; en Francia, esthétique industrielle; en Alemania, gestaltung o formgebung; en Italia, disegno industriale; pero es usada la denominación inglesa, ya que la palabra disegno está demasiado asimilada a su acepción de dibujo y no de diseño específicamente. En inglés, el término design es anfibológico, ya que tiene dos significados: diseño y designio. Por otra parte, la palabra form significa forma, figura, apariencia.
El Diseño Industrial es considerado, entre otras cosas, un importante medio de comunicación masiva. El medio conforma a la gente y la historia cotidiana de un hombre está íntimamente ligada al mensaje que los objetos diseñados que lo rodean le brindan permanentemente. A juicio de los especialistas en comunicación masiva, el diseño industrial es tan importante como la radio, los diarios, etcétera; es decir, como cualquier medio tradicional de difusión.
Qué es el Diseño Industrial
Las definiciones sobre Diseño Industrial son diversas y la amplitud del concepto es tal, que aún no se ha adoptado ninguna que haya sido universalmente aceptada. Así es “la disciplina que determina la génesis de las formas de los objetos en uso”. Aunque también sea “el estudio previo de la forma –por el triple significado de forma, color y textura– de los objetos, aparatos, máquinas o vehículos destinados a la fabricación en lotes o series”. Este estudio se apoya en procedimientos “determinados por consideraciones antropométricas, tecnológicas, económicas y sociales, que procuran conciliar exigencias funcionales, estéticas, industriales y comerciales”. Peter Miller-Munk –consultor de diseño industrial de la Westinghouse– dice que “en sus términos más simples, diseño industrial controla y es responsable de la apariencia y el aspecto de los productos industriales”. Peter Miller-Munk explica que cuando el consumidor reacciona favorablemente a la impresión que le causa un producto; cuando desea comprarlo; cuando deriva satisfacción de su posesión y de su uso, entonces diseño industrial ha tenido éxito”.
Condiciones que reúne
Para el European Production Agency, el Diseño Industrial debe reunir las siguientes condiciones: “Aplicación de imaginación creadora y juicio discriminativo en términos de color, forma y textura; esta aplicación debe estar relacionada con el uso, el usuario y el ambiente, teniendo en cuenta la performance, la estructura, los materiales empleados, el proceso de manufacturación y de ventas”.
El Diseño Industrial aplica normalmente las artes visuales, ingeniería humana, conocimientos científicos. Se integra con disciplinas como ingeniería, fabricación y marketing. Su aplicación es concebir y determinar productos para satisfacer necesidades y deseos de los consumidores.
En Alemania, pese a la restricción con que es aplicado el término, Diseño Industrial incluye diversas actividades: a) Productos predominantemente técnicos (máquinas, vehículos, etcétera); b) Productos en los que el aspecto formal está balanceado con el aspecto técnico (muebles, enseres domésticos, etcétera); c) Productos en los cuales predomina el aspecto decorativo (textiles, alfombras, papeles para empapelar paredes).
Diseño industrial y diseño de artesanía
La industria realiza una producción masiva y provee a un público anónimo; el artesano, en cambio, produce piezas individuales, se adapta a pedidos especiales, sin necesidad de apoyarse en una organización de ventas. Esta división entre un tipo y otro de producción permite, no obstante, la aparición de excepciones; así, las empresas artesanas suelen producir, con máquinas construidas especialmente, series de determinados artículos; así también hay empresas industriales que pueden construir de acuerdo con órdenes especiales de clientes individuales. Sin embargo, estas piezas individuales pueden ser, al parecer, reconocidas fácilmente como productos industriales, cuya manufactura ha sido precedida por una planificación cuidadosa. La deliberación técnica preside la forma hecha a máquina del artículo; fue construida para ajustarse a especificaciones proyectadas por expertos técnicos. El producto industrial fracasaría en su cometido si denostara la mano individual, la calidad particular que enriquece a un producto realizado por las artesanías. Cuando se habla de diseño de artesanía, “damos por sentado –dice el Informe preliminar correspondiente al Congreso de Diseño Industrial realizado en 1957, organizado por el Rat für Formgebund Darmstadt– que el artesano hace su propia contribución creadora con respecto a la forma de un producto; idealmente es su propio manufacturero, su obrero y también su propio vendedor que produce piezas individuales. Tan pronto el diseñador crea modelos que ya no son para uso individual, sino preparados y destinados para el consumo de masa, se convierte en un diseñador industrial”.
Cómo se elabora un diseño industrial
Los temas que deben tenerse en cuenta para analizar un diseño son: a) Uso principal y secundario del producto; usos y tareas que realizaría de acuerdo con la función a la cual está destinado; determinar si el usuario destacará en él la novedad, utilidad o economía; si al productor debe otorgarle prestigio o ganancias; si es un producto que sale de lo común o es exclusivo; b) Uso y dimensiones del producto, consideraciones sobre la comodidad que puede brindarle al usuario: al guardar el producto, al abrirlo, al cerrarlo; ambiente en el que entrará en funciones; si el empaquetamiento se puede realizar con facilidad y atractivamente; cómo resulta su almacenamiento y su transporte; si su estructura y su resistencia permiten mayor duración, menor costo y cantidad de materiales de fabricación, etcétera; si esta estructura resiste las fuerzas mecánicas habituales o accidentales, los cambios de temperatura, los agentes de oxidación, los insectos, etcétera; si es fácil de limpiar, de ajustar, de reparar, es decir, si admite un normal mantenimiento; también se tienen en cuenta rendimiento, efecto visual, forma, etcétera; c) Por qué motivaciones está suscitado; necesidades y deseos humanos que satisface, verificar si parece lo que es, lo que debiera ser o lo que se espera que parezca; si expresa en definitiva algo, analizar qué relación tiene con el ambiente social y económico a que está dirigido, y posibilidades técnico–económicas de su fabricación, venta y mantenimiento.
Crónica del Diseño Industrial
El movimiento Arts and Crafts, encabezado por el crítico y sociólogo inglés John Ruskin y el artesano William Morris, famoso por el sillón que lleva su nombre, dio, poco después de mediados del siglo pasado, la base teórica de lo que luego sería Diseño Industrial. Los antecedentes más inmediatos del Diseño Industrial habrá que buscarlos en la experiencia realizada en Bauhaus entre los años 1919 y 1933. En esta escuela trabajaron, entre otros, Walter Gropius, Henri van de Velde, Vasily Kandinsky, Paul Klee y Ladislav Moholy-Nagy. La Escuela del Bauhaus fue cerrada por los nazis, quienes se imponían un retorno al llamado clasicismo formal, tal vez con la pretensión de reencontrar signos heroicos en la arquitectura alemana. Posteriormente, y como sucedáneo, se forma la escuela de Chicago, donde actúa principalmente Moholy-Nagy. Actualmente, la Hochschulerfür Gestalftung, de Ulm, Alemania, junto a la escuela de Chicago, siguen trabajando en esa tarea iniciada en Bauhaus, tarea que por otra parte terminaría modificando la configuración visual del mundo en Occidente.
La integración activa del Diseño Industrial en el mundo de la industria contemporánea habrá que rastrearla durante la contracción de ventas que siguió a la crisis que vivieron los Estados Unidos en 1929; en esa época se extremaron en ese país los estudios sistemáticos de mercado. En esa oportunidad se observó, entre otras cosas, la importancia que tienen la forma y el aspecto del producto. Se comprobó que ciertos productos tienen mayor sales appeal que otros. Ciertos precursores, como Raymond Loewy, afirmaron que “lo feo se vende mal”. En efecto, la experiencia demostró que mientras los productos mejor diseñados se vendían pese a la crisis, otros, prácticamente desaparecían del mercado. Son años de retracción en las ventas, de exceso de mercadería; la época en que el público comienza a elegir con cuidado. Así se va imponiendo el criterio expresado por Peter Munk, según el cual era necesario crear productos en consideración directa de las necesidades, del gusto y de la idiosincrasia y hábito de cada grupo de consumidores; es decir, productos como consecuencia directa de los marketings. “Uno de los caminos más significativos en la actitud de la industria americana –señalaba Müller– ha sido la transferencia de énfasis, de producción a marketing. Creo que la aceptación creciente de la filosofía del marketing constituye uno de los cambios más revolucionarios del management americano y uno de los signos más promisorios de su vitalidad”.
Particularidades y costo
Se considera a Peter Behrens como el padre del Diseño Industrial alemán. Desde 1907 actuó como consultor artístico de la Allgemeine Elektricitäts Gesellscgaft, en Berlín, contribuyendo en el proyecto del equipo eléctrico de la fábrica, de las máquinas, de los accesorios luminosos; construyó también los talleres correspondientes a la compañía, diseñó sus carteles, sus letreros y su embalaje.
En Alemania, el diseño de carteles de publicidad y el embalaje no se contemplan habitualmente como función del diseñador industrial, sino del artista publicitario. En cambio, en los Estados Unidos, un diseñador industrial generalmente encabeza un equipo que incluye desde tipógrafos hasta arquitectos. Las empresas norteamericanas ubican el Diseño Industrial dentro del área de la ingeniería y sólo ocasionalmente depende de los marketings; por el contrario, suele depender directamente del vicepresidente de ingeniería.
En las etapas de un proceso industrial, el Diseño Industrial está generalmente colocado según este orden: investigación, desarrollo, diseño industrial, diseño del producto, ingeniería del producto.
Los costos que supone un Diseño Industrial están estimados en un 0,1% de promedio sobre el precio de venta. Y su aceptación en los niveles medios es más difícil que en los altos niveles empresarios.
Formación de diseñadores
La formación de expertos en el tema Diseño Industrial supone en los Estados Unidos y en Europa cinco años de estudios universitarios en el terreno de materiales, procesos unitarios, medios de representación (dibujo, fotografía, lenguaje), análisis de productos, teoría de la empresa, análisis operativos (programación estadística), metodología, trabajo de taller, teoría de la percepción visual, sociología, estudio de mercados, historia cultural de nuestro siglo, etcétera.
Diseño Industrial en la Argentina
En nuestro país, el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), entidad creada con fondos reunidos merced a un impuesto que grava la industria, ha formado hace dos años el CIDI (Centro de Investigaciones del Diseño Industrial). Son socios de esta entidad cinco empresas argentinas, las facultades de Arquitectura e Ingeniería y el Consejo de Enseñanza Técnica del Ministerio de Educación y Justicia de la Nación. El 2 de mayo de este año se inauguró la Primera Exposición Internacional del Diseño Industrial, en la que están representados Alemania, Bélgica, los Estados Unidos, Finlandia, Gran Bretaña y una de las primeras figuras en esa materia de su país, que ya dictara durante el mes de abril un curso sobre su especialidad, invitado por el Consejo Británico y la empresa Siam; Sigvard Bernardotte y Folke Arström, suecos; Achille y Pier Giacomo Castiglione y Marcelo Nizzoli, italianos, y el sugestivo Tomás Maldonado, desde hace años miembro del Consejo de Dirección de la Hochschule Gestaltung, de Ulm. El CIDI mantendrá, a partir de esta exposición, una muestra permanente, desde septiembre de ese año, de piezas de buen diseño y también acordará etiquetas que certificarán que los productos presentados son, efectivamente, de buen diseño.
Formación de diseñadores argentinos
Lo ha encarado la Universidad del Litoral, formando el Instituto de Diseño Industrial, que depende directamente de la Facultad de Ciencias Matemáticas. Recientemente se ha hecho cargo de este Instituto Jorge Vila Ortiz, que procura un plan máximo de actividades en el que, entre otras cosas, se encara la creación de una escuela de diseñadores, de un centro de diseño, de un índice de diseñadores para consulta de industriales y de un fichero de diseño, donde figuren trabajos estimados como óptimos por el Instituto. También, un plan de investigaciones en un campo general: de color, de forma, ergonómicos, etc.
Vila Ortiz aclaró a Leoplán que “pensar en todo esto es pensar un poco en el futuro, ya que la realidad del momento en Rosario y en esa Facultad exige el cumplimiento de pasos previos; básicamente, tender a la integración de un grupo piloto, un reducido número de personas que trabaje concretamente en problemas reales de diseño; tomar a la fábrica como escuela, para formar a la gente en un trabajo concreto; así no se harán proyectos escolares sobre el tablero, sin conexión con la realidad; por el contrario, se irá a buscar a la industria, a los problemas reales que cada una de ellas presente”.
Así, el Instituto ha comenzado por seleccionar un grupo de 6 personas entre más de 150 aspirantes; este número de seis personas fue determinado para obtener una “cantidad de personas en escala con las posibilidades actuales del Instituto”. Este grupo está contratado por seis meses renovables y cobra un sueldo aproximado de 7.000 pesos. De este primer grupo surgirán los equipos que se dedicarán a la enseñanza, a la investigación, a la promoción o a la práctica del diseño. La industria local ha recibido con entusiasmo este proyecto, y este dato interesa si se tiene en cuenta que son pocas las industrias que tienen su staff propio de diseño; es más, al parecer sólo Siam se propone lanzar este año una serie de productos proyectados en su Departamento de Diseño Industrial. Comenta Vila Ortiz que “todo el mundo pensaba cómo, en este momento de crisis en las ventas, se encaraba este tipo de proyectos; sin embargo, pareciera que la situación ha hecho entender a la industria que las cosas hay que pelearlas, y uno de los caminos para hacerlo es brindar una calidad total: técnica, estética, comercial, cultural, etc. Esto lo han comentado los mismos industriales; además, sería reproducir un poco la situación en la que se origina el diseño industrial, es decir, la crisis del 30 en los EEUU, que provoca el boom de esta nueva especialidad; los primeros diseñadores, Raymond Loewy, por ejemplo, provocarían en ese momento éxitos sensacionales en el terreno comercial”. Hay que recordar que los yanquis definieron un poco jocosamente a Diseño Industrial, diciendo: “Buen diseño es el que hace sonar la caja registradora”. Vila Ortiz, antes de hacerse cargo de este Instituto, viajó durante nueve meses por Inglaterra, Dinamarca, Escandinavia, Francia, Alemania e Italia, visitando y estudiando en los principales centros del diseño en esos países1.