Algunas tareas nos parecen difíciles y lograrlas, algo digno de mencionarse. Otras nos parecen tontas y consideramos que hacerlas es algo de poca importancia. Sin embargo, las tareas más notables con frecuencia están construidas sobre la base de la cotidianidad. Los bomberos estudian por años las técnicas para salvar vidas y los procedimientos para combatir el fuego, hasta que un día tienen la oportunidad de utilizar sus habilidades y conocimientos para salvar un edificio y a la gente que está dentro. Sin los años de compromiso con cada una de sus tareas, no llegaría el momento de los grandes logros. Sabemos que una relación larga y saludable es un logro. Si usted tiene un matrimonio estable, el periódico local lo considerará noticia... les tomará una fotografía y escribirá su historia. Pero ese logro está construido sobre una serie casi infinita de acciones que supone un compromiso diario, minuto a minuto, con el otro. No siempre es fácil, y la recompensa no siempre es evidente, pero cuando sacrificamos nuestras preferencias inmediatas por el compromiso de compartir, cuidar y escuchar, estamos dando pasos pequeños, pero poderosos, hacia la meta de una relación para toda la vida.
Kathy y William hacían ejercicio juntos antes de empezar a salir. Después de casados, el interés y el éxito alcanzado en el deporte los llevó a imponerse una nueva meta: correr en el maratón de Boston. Después de un entrenamiento conjunto de tres años, Kathy logró clasificar para la competencia, pero William no.
William pudo haber reaccionado de varias maneras, todas totalmente normales debido a la naturaleza humana. Pudo haberse sumergido en la autocompasión, arrastrando con él a su esposa y haciéndola sentir culpable por su fracaso. Pudo haberle pedido a Kathy que esperara hasta que pudieran correr juntos. Pudo haber resentido el logro de su esposa y haber tratado de sabotearle la carrera.
“Una buena parte de mí quería estar en el maratón, claro”, admitió William. “¿Pero qué hice el día de la carrera? Fui a tres o cuatro lugares por los que pasaba la carrera para animar a Kathy”. William escogió apoyarla en lugar de desanimarla. “Viví la experiencia a través de ella. El éxito de ella es mi éxito”.
William dice que al hacer deporte juntos, y en la vida en general, pueden aparecer sentimientos desagradables como la envidia y los celos, pero lo que hay que recordar es que “todos los días somos un equipo, el día de la competencia también. Hay que darle al otro la libertad para que desarrolle sus propios talentos. No atravesarse en su camino, sino estar al lado, si se puede, para prestarle ayuda, y si no, para observar”.
La habilidad de mantener una comunicación abierta y sana en la relación de pareja se asocia con cualidades muy valiosas como el dominio de uno mismo, la valentía, la generosidad, el compromiso con la justicia y el buen juicio.
Fowers 2001