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No tiene sentido guardar las apariencias

Es de esperarse que las personas que son felices en su relación de pareja se sientan satisfechas y que las que no son felices, pues, se sientan insatisfechas. Pero la verdad es que muchas personas a pesar de que no son felices en su relación, quieren mantenerla. ¿Por qué? Quieren continuar una relación por los beneficios sociales que les trae; les importa la apariencia frente a la familia, los amigos y los colegas. Esta situación es como si el propósito de la vida fueran las relaciones públicas. No hay satisfacción ni ninguna justificación para continuar con algo que no nos hace felices ni responde a nuestras necesidades.

Cuando Kelly Rutherford, protagonista de la serie de televisión norteamericana Melrose Place, se casó con Carlos Trajano, ejecutivo de un banco, el cuadro fue memorable. Rutherford lucía un vestido de Carolina Herrera y un anillo con una esmeralda de tres quilates. La fiesta tuvo lugar en el salón Sunset del hotel Beverly Hills y se prolongó hasta muy tarde en la noche. Fue un evento tan increíble que la revista InStyle reseñó la ceremonia en la edición posterior al matrimonio. Cuando la revista estaba apenas empezando a circular, llena de fotografías deslumbrantes, Kelly Rutherford ya había solicitado el divorcio.

Esta revista también ha publicado los matrimonios del comediante Tom Green con la actriz Drew Barrymore y el de la actriz Courtney Thorne-Smith con Andrew Conrad, después de que solicitaran el divorcio. Los matrimonios de Helen Hunt con Hank Azaria y el de Jennifer López con Ojani Noa sobrevivieron algunas semanas más después de que la revista los reseñara.

Kurt Warner, jugador de fútbol americano que ha estado casado por cinco años, estaba consciente de esta tendencia y no permitió que su matrimonio fuera reseñado por la revista.

David Blakenhorn, un sociólogo miembro del American Values Institute de Nueva York, dice que este extraño patrón es en parte reflejo de la tendencia general de la sociedad. “Cuando el matrimonio es un espectáculo, tiende a cancelarse. Necesitamos, como sociedad, prestarle menos atención a la apariencia de nuestras relaciones y más atención a su realidad”.

Una de cada cinco personas casadas dijo que no se sentía satisfecha con su relación de pareja, pero que no quería hacer ningún cambio porque el estatus de estar casada era lo que valoraba.

Noch 2001