Todos hemos visto una gran cantidad de separaciones y de relaciones que fracasan. Es casi imposible no tomar en cuenta estos ejemplos y estar alerta para no cometer los mismos errores. Pero las experiencias de los demás no son siempre la mejor guía, sino simplemente la más obvia. Aprenda todo lo que pueda de los errores y aciertos de las relaciones que conozca, pero no se limite a revivir las experiencias de los demás.
Chris y Ángela oyeron el mensaje claramente. “Son demasiado jóvenes”, les dijeron sus familias una y otra vez. Aunque apenas habían salido del colegio, estaban decididos a casarse.
Habían sido vecinos en Chicago. “Recuerdo que supe que yo le gustaba con la primera cosa que me dijo”, recuerda Ángela. “Dijo: ‘Ese vestido es muy bonito’, pero no me dijo que se me veía bien a mí”.
“Traté de decir algo adecuado”, dice Chris.
El carácter gentil de Chris y su buen corazón conquistaron a Ángela. Tenían mucho en común: compartían el deseo de ayudar a los menos afortunados de su comunidad y a los dos les encantaba correr. Cuando Chris le propuso matrimonio, Ángela aceptó. Unas semanas después Ángela rompió el compromiso, preocupada de que estuvieran apresurándose. “Conozco muchos matrimonios que no han funcionado y no quiero que me pase lo mismo”, le dijo Ángela a Chris.
Rompieron porque tenían maneras distintas de ver el futuro de su relación.
Sin embargo, siguieron viéndose a diario en los pasillos de la revista donde trabajaban. Nueve meses después del rompimiento, el peor miedo de Chris se hizo realidad. Ángela comenzó a salir con otra persona. Ángela estaba convencida, y Chris estuvo de acuerdo, de que después del rompimiento no era posible una reconciliación.
“En algún momento decidimos que sólo seríamos amigos”, recuerda Chris. “Al principio pensé que era una buena idea, madura. Pensé que era lo más sano que podíamos hacer y me dispuse a continuar con mi vida. Pero la verdad es que no lo pude asumir. Para mí era muy difícil de aceptar”.
Pero cinco años de amistad les dieron una perspectiva distinta. “Me convencí de que no tenía por qué darme por vencido. No tenía por qué concluir que ‘Como ésta no es la forma en que normalmente funcionan las cosas, no me va a funcionar y no lo puedo hacer’ ”. Chris invitó a Ángela a salir y unos meses después le pidió que se casaran (otra vez). Ella aceptó y han estado felizmente casados por más de una década.
Un grupo de investigadores que ha hecho estudios con niños de parejas separadas no ha encontrado una tendencia significativa de divorcio o de relaciones insatisfactorias. Sin embargo, los hijos de padres separados tienen un quince por ciento más de posibilidades de pensar que la fortaleza de su relación requiere de un esfuerzo permanente.
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