La edad que la gente escoge para casarse ha aumentado en los últimos cien años. Lo mismo ha ocurrido con la edad en que la gente decide tener hijos. Por muchas razones, la gente ha comenzado a tomar cada vez más tarde estas decisiones que cambian la vida. Estas razones incluyen la presión económica y el deseo de obtener y mantener la independencia. No hay ninguna necesidad de apurarse. Las relaciones de pareja no son una competencia y no hay premio para el que llegue primero.
Barry Diller, ejecutivo del mundo del cine, y la diseñadora de modas Diane von Fustenberg han formado parte de la vida del otro, como amigos o como pareja, por más de veinticinco años.
“Él lo sugirió primero”, recuerda von Fustenberg. “Me dijo: ‘¿No sería lindo?’ Siempre decimos que lo vamos a hacer, de pronto en Navidad, de pronto el día de mi cumpleaños, y no lo hacemos”. Pero, al fin, los amigos de mucho tiempo decidieron casarse.
El día del cumpleaños cincuenta y nueve de Diller se dirigieron al ayuntamiento de Nueva York y se casaron en una ceremonia civil. Tuvieron que deslizarse entre los reporteros y fotógrafos que habían sido advertidos del evento por amigos de la pareja. “No planeamos nada realmente”, dijo ella, “y así es como me gusta”.
Continúa: “Hemos estado juntos por mucho tiempo, es como si hubiéramos estado casados. Por eso, cualquier cosa que pase no cambiará nada. Nos queremos. Nuestra relación siempre se ha basado en la verdad y en la confianza. Después de todos estos años, se siente como algo muy natural”.
Casarse tarde no tiene efectos negativos en cuanto a la sensación de satisfacción con la relación de pareja o con la vida.
Juang y Silbereisen 2001