Todo el mundo discute. Los desacuerdos son inevitables entre dos personas que tratan de coexistir. Pero, en su raíz, las peleas plantean una sola pregunta: ¿usted quiere ganar y mostrar que está en lo correcto, o quiere llegar de manera generosa a un acuerdo con su pareja? Usted puede ganar todas las discusiones que quiera y sentirse muy bien por tener siempre la razón, pero no habrá sido de ayuda, ni un poco, para usted mismo. La otra opción es dejar de pensar en quién ganó y en quién perdió porque, en realidad, o los dos ganan la discusión o ambos la pierden.
Colman McCarthy enseña resolución de conflictos a niños, adultos y parejas. Les aconseja a las personas que aborden los conflictos sanamente.
Primero: “defina la situación de manera objetiva. ¿Cuál es la situación y qué se necesita para mejorarla? Este simple paso es crucial. Los sociólogos afirman que en el 75 por ciento de las peleas entre esposos, los “combatientes” están peleando por asuntos distintos. El marido puede estar furioso por lo que su esposa dijo o hizo por la mañana. La mujer puede estar fuera de control por lo que el marido dijo o hizo hace diez semanas. Y no pueden llegar a un acuerdo porque no saben de qué se trata el conflicto”.
El paso siguiente, dice McCarthy, “es darse cuenta entre quiénes se da la confrontación. No es usted en contra mía, somos usted y yo contra el problema. La mayoría de la gente (y las naciones también) van a la batalla convencidos de que: ‘Yo estoy en lo cierto, usted está equivocado; yo soy bueno, usted es malo’. Aunque una de las partes gane, la primera reacción del vencido será: ‘Quiero la revancha. Volveré con palabras más ofensivas, puños más fuertes y bombas más poderosas. Así usted aprenderá y se portará mejor, y tendremos paz por siempre’. Ésta es una ilusión, pero son pocos los que la desechan”. No se concentre en la otra persona, dice McCarthy, sino en el problema que ha surgido entre los dos. “Si se enfoca en el problema y no en la persona que tiene el problema, se crea un clima de cooperación en lugar de uno de competencia”.
Y continúa: “Comience con lo viable. La reinstauración de la paz no es algo que se pueda hacer rápidamente. Si la disputa tomó su buen tiempo en comenzar, terminarla llevará tiempo también. Casi siempre es una herida sorprendentemente pequeña la que propicia el primer dolor en una relación de pareja, pero por hacer caso omiso de la pequeñez esta herida se vuelve grande. No prestarle atención al problema se vuelve peor que el problema inicial”.
McCarthy admite que a veces las parejas en conflicto están tan emocionalmente heridas que no hay nada que se pueda hacer. “Pero una gran cantidad de conflictos se pueden resolver, si se conocen las estrategias de resolución de conflictos. Gandhi decía: ‘No trate de arrodillar a sus oponentes, trate de hacerlos entender’ ”.
Las personas que durante las discusiones con su pareja mantienen un espíritu compasivo, considerando no sólo la bondad de su posición sino también la de su pareja, tienen un 34 por ciento menos de discusiones y sus desacuerdos duran un 59 por ciento menos.
Wu 2001