La televisión nos muestra imágenes positivas irreales y, también, imágenes negativas irreales. La televisión contribuye a nuestras relaciones de pareja más que todo con problemas y casi nunca, o nunca, con soluciones. Invierta el tiempo que usualmente gasta viendo televisión en su relación de pareja.
Frank Vespe es el director ejecutivo de la red TV-Turnoff (Apagar la televisión), que tiene su base en Washington, D.C. Vespe cita unas estadísticas alarmantes: “La televisión está prendida en el hogar promedio estadounidense durante siete horas y cuarenta minutos diariamente. Hay más estadounidenses con televisión que con servicio de agua en su casa, y casi la mitad de la población admite que ve demasiada televisión”.
Mientras que la cantidad de televisión que se consume es inquietante, a Vespe le preocupan más las implicaciones que esto tiene. “Ver televisión es una experiencia solitaria”, dice. “Es malo para el cuerpo y para la mente”. La parte del cerebro que tiene que ver con las relaciones personales se desarrolla con la interacción, y la televisión requiere de cero interacción. La televisión mina el tiempo que tenemos para estar en familia. Muchas personas invierten más tiempo frente a la televisión que con su familia. Es adictiva y es un hábito negativo”.
La agrupación de Vespe realiza una campaña anual para convencer a la gente de no ver televisión por una semana. “Para la mayoría, el solo hecho de darse cuenta de que la vida puede continuar sin la televisión (o que es mejor sin ella) es toda una revelación. Porque uno de los aspectos más insidiosos de la televisión es que la usamos automáticamente. Tenemos televisión, entonces la prendemos; como están presentando algo, lo vemos. Pareceríamos locos si hiciéramos alguna otra cosa en la misma forma casual y sin pensar en lo que hacemos; pero usamos la televisión de esta manera y nadie nos cuestiona”.
Margaret y Bob oyeron hablar del trabajo de Vespe y decidieron no ver televisión por una semana. “Aunque siento que realmente no quiero ver televisión, la veo. Es la misma reacción que tenemos cuando hay una accidente automovilístico. Volteamos a mirar aunque sabemos que no deberíamos hacerlo”, afirma Margaret. Ella dice que la semana sin televisión tuvo efectos dramáticos. “Habíamos caído en una rutina. Queríamos volver a tener más tiempo en familia. Es tan fácil sentarse frente a la televisión y comenzar a divagar. Pero dejamos de hacerlo por una semana, ahora veremos si somos capaces de mantenerla apagada. Será una buena prueba para nosotros”.
Las personas que ven diariamente más televisión que el promedio tienen un 26 por ciento menos de posibilidades de sentirse satisfechas con su relación de pareja que aquéllas que ven menos televisión que el promedio.
Hetsroni 2000