Las expectativas sobre con quién se debe contraer matrimonio han ido desapareciendo. Por ejemplo, la sociedad ha evolucionado en cuanto a que ya no espera que la gente se case con personas de la misma raza o clase social. Pero aunque no hay ninguna razón para que usted excluya grupos de personas como parejas potenciales, debe darse cuenta de los retos que tendrá que enfrentar y aceptarlos. Todavía algunas personas sienten que cualquier diferencia en cuanto a expectativas o tradiciones es una amenaza para ellas. Las relaciones interculturales pueden sufrir al enfrentar el mundo o hacerse más fuertes por una reacción mutua ante maneras de pensar diferente.
Cuanda Ana y su novio, Leroy, decidieron contraer matrimonio, tuvieron que salir de Colorado, donde habían nacido. Era 1953 y el estado de Colorado no permitía los matrimonios interraciales. Ana y Leroy se fueron a Nuevo México a contraer matrimonio y volvieron a Colorado para establecerse.
Su vida juntos ha sido feliz y tienen cinco hijos. Pero en público, con frecuencia Ana y Leroy han sido objeto de desaprobación. Han recibido desde miradas desdeñosas hasta insultos racistas. Pero aunque han sufrido las amenazas del racismo, también han sido bendecidos con la inteligencia y la fortaleza para sobreponerse a él.
Ana nunca se ha acobardado en su lucha contra el racismo. En 1960 fue la representante local en el Congreso de Igualdad Racial. También hizo parte del cordón humano que protestó contra los almacenes que tenían políticas discriminatorias para contratar empleados y tuvo que soportar los gritos e insultos de la gente que estaba en contra de los manifestantes. Ana lideró la protesta contra la presentación de Bull Connor, comisionado de policía de Birmingham, Alabama, que personificó la intolerancia racial y que había sido invitado a hablar en Denver.
Ana dice, aun hoy día: “Siempre existe la posibilidad de que algo inesperado ocurra cuando la gente nos ve a Leroy y a mí. Uno cree que la gente ya no es mala, pero a veces lo es”. Pero prefiere no pensar en los momentos dolorosos. De hecho, dice, “he tratado de olvidar las cosas que nos han pasado porque han sido horribles”. Ana trata de pensar sólo en los buenos momentos. “Nuestra vida juntos no ha sido fácil, pero ha sido maravillosa. Y aunque el progreso ha sido más lento de lo que quisiéramos, ha habido progreso. Tenemos un sentimiento de comunidad, ese sentimiento de pertenencia que se da cuando nos conectamos con los otros como seres humanos”.
Las parejas interraciales que se sienten respaldadas por su compromiso mutuo tienen tres veces más posibilidades de permanecer juntas después de un año que las parejas interraciales que se sienten marginadas.
McFadden 2001