Es más fácil mantener una comunicación saludable si usted no es propenso a los brotes súbitos de rabia. Mantener la tranquilidad en situaciones de estrés le permite no sólo escuchar con más atención a su pareja, sino también pensar más claramente. Aunque la tendencia a la rabia sea una característica de su personalidad, los hábitos sanos como hacer ejercicio regularmente, tener tiempo para usted mismo y una dieta balanceada disminuirán esos arranques súbitos.
“¿Conoce la sensación de haber dicho algo, y en el mismo momento en que las palabras salían de su boca desear no haber dicho nada? A mí me pasaba todo el tiempo”, admite Tom.
“Por desgracia, pensar claramente no es requisito para hablar. Uno simplemente abre la boca y empieza, para después estar pensando en lo que no debió haber dicho”.
Tom estaba cansado del daño que le estaba causando a su relación de pareja. Decía cosas exageradas sobre cómo se sentía o decía cosas más hirientes de lo que él pensaba. Tom comenzó a leer sobre herramientas de la comunicación, no sólo en las relaciones, sino en profesiones que están bajo mucha presión y estrés. “En ése momento comencé a darme cuenta de cómo funcionaba en el trabajo. Se trataba del concurso ‘usted dice algo, y yo digo algo peor’. Si usted dice algo que me molesta, yo digo algo que a usted le moleste un poco más. Y la cosa crece. Pero ¿qué tal si usted dice algo que me molesta y yo no respondo, y sólo pienso en lo que me dijo? En este caso lo más seguro es que no comience una discusión. Podría decir en cambio: ‘Eso fue hiriente, pero quiero que solucionemos este problema para el bien de los dos’ ”.
Tom trató de implementar esta estrategia de comunicación. “No tenía expectativas exageradas”, dice. “No pensaba que un botón se iba a prender y que todo iba a estar bien. Pero creo que las cosas están mejor pues estoy causando menos daño cuando hay desacuerdos, lo que quiere decir que puedo ayudar a encontrar soluciones en lugar de hacer del problema algo peor”.
Las personas que se enfurecen con facilidad tienen más discusiones de pareja, y estas discusiones se prolongan un 81 por ciento más que las de las personas que permanecen tranquilas.
Berry y Worthington 2001