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Preste atención

Los problemas importantes con frecuencia tienen soluciones difíciles y complejas. Pero el problema más importante en una relación, no comunicarse, tiene una solución simple: prestar atención. El primer paso para entender el punto de vista de otra persona, para responder a sus necesidades, es prestarle atención. El mayor obstáculo para no estar armonizado con el estado emocional de su pareja es no prestarle ninguna atención.

“Después de 21 años de casados, Craig me dejó por una mujer más joven, una asistente administrativa de su oficina”, dice Kelly, una ejecutiva bancaria y madre de dos hijos mayores. “Dijo que habíamos caído en la rutina y que tenía que hacer algo distinto”.

Por semanas, Kelly no pudo comer; todas las noches se acostaba llorando. Después Craig fue a la casa a pedirle perdón. Más que nada, Kelly estaba pasmada por el curso que habían tomado los acontecimientos. “Craig siempre era tan calmado y tan paciente. Nunca peleábamos”.

Kelly había sospechado que algo andaba mal cuando Craig comenzó a llegar cada vez más tarde del trabajo. “No estoy segura de que Craig esté feliz en el trabajo”, recuerda que pensaba. Pero no insistió en el tema ni le preguntó cómo se sentía.

En ese momento, Craig ya sentía que su mundo se desmoronaba. “Todos los aspectos de mi vida estaban mal”, explica Craig. “Hasta que trajeron a este hombre joven y lo pusieron por encima. Yo tenía mucha responsabilidad y amaba mi trabajo, pero después de esto, comencé a detestarlo”. En el hogar tampoco se sentía apreciado. “Kelly estaba ocupada con su trabajo, sus amigas, y apenas me hacía parte de su vida. Y cuando comencé a no estar en casa me regañaba. Cuanto más me regañaba más me olvidaba de llegar a tiempo. Nunca había espacio para la diversión”.

Los sentimientos de impotencia que Craig sentía tanto en la oficina como en la casa hicieron erupción finalmente. Craig se fijó en una mujer menor que lo hacía sentir apreciado. Erróneamente, pensó que la única manera de hacer su vida más feliz en el futuro era con una total ruptura con el pasado.

Tanto Kelly como Craig saben hoy que si hubieran estado más atentos a los sentimientos del otro y a los puntos de conflicto del matrimonio, habrían podido entender mejor sus sentimientos y solucionar sus problemas.

Por ahora, están tratando de salvar su relación. “Claro que lo quiero”, dice Kelly, “pero no puedo dejar de pensar en la otra mujer. Y simplemente no puedo borrar todo el dolor”.

Un grupo de investigadores ha establecido que no hay mayor diferencia entre la habilidad de hombres y mujeres, en relaciones a largo y a corto plazo, para juzgar el estado emocional de sus parejas. La diferencia está en el esfuerzo que se haga para lograrlo. Este esfuerzo es un 26 por ciento mayor en los momentos de dificultad que en tiempos normales.

Ruef 2001