Es una creencia popular que la gente que es “buena gente” no se destaca, y que es a los demás a quienes les toca toda la diversión. Esto implica que uno no debería ser tan buena gente si quiere encontrar una relación, pero la verdad es que esta cualidad es una de las más valoradas en parejas potenciales.
Kim es una trabajadora social que vive en Chicago. “Lo conocí a través del esposo de una amiga. Trabajaban juntos, y él nos concretó una cita a ciegas. Al principio tenía mis dudas porque no había tenido una cita a ciegas antes y no estaba segura de cómo podría resultar”.
Kim cuenta cómo se desarrolló la cita: “Hablamos por teléfono unos minutos y fue una conversación agradable. Él me contó que le encantaba la música, yo le dije que me gustaba todo tipo de música pero que cada vez me atraía más el jazz. Me invitó a un a dar un paseo en un barco donde tocaban jazz, y acepté. Parecía amable, y por eso compré una botella de champaña barata y unos vasos de plástico para llevar el día de la cita, y los metí en la cartera.
“Cuando me subí al auto, me dijo que si quería mirara adentro de una bolsa que llevaba. Era champaña de verdad y copas de verdad. Me reí, pero no le dije por qué. Fue una linda sorpresa. Nunca saqué mi botella barata”.
Continúa: “Cuando llegamos al muelle, abrimos la botella y brindamos por las nuevas amistades y los nuevos comienzos. El paseo en bote fue romántico. Se terminó como a las 10 de la noche, pero nos quedamos en el muelle hasta la 1 de la mañana hablando y riendo. Fue tan agradable. Él no trató de besarme ni nada de eso, era una linda cita con un hombre agradable”.
Cuando mira para atrás, después de tres años de matrimonio, Kim recuerda sus dudas respecto a su cita a ciegas y dice: “No deje que nadie le diga que no hay hombres agradables por ahí”.
Se consultó a un grupo de personas que están en busca de una pareja, y el hecho de ser buena gente era una cualidad significativa para más del 75 por ciento.
Herold y Milhausen 1999