El tema es inevitable: “Cuéntame sobre tus relaciones anteriores”. Lo que la mayoría queremos oír no es un cuento corto ni uno interminable. Nos sentimos más cómodos con alguien que tiene más que poca pero menos que mucha experiencia en relaciones de pareja.
Erin Rogers dirige un taller para personas que sienten que tienen problemas para encontrar una relación sana. “¿Qué le cuentas a una persona que acabas de conocer sobre tu pasado?”, le pregunta Rogers a los participantes.
Las respuestas van desde largas y verídicas confesiones, hasta grandes obras de ficción y omisiones deliberadas. “La gente siente que su pasado amoroso es casi como un récord criminal; si lo revelan no serán tan confiables y se les dificultará comenzar una nueva relación.
“Pero lo que les digo es que deben dejar esa mentalidad de auto usado. Uno no está tratando de esconder los kilómetros recorridos y devolver el contador. Todo el mundo tiene un pasado. Ni usted ni nadie es una persona nueva, sin ningún recorrido”.
Rogers les pide a los participantes que escriban su historia amorosa, pero sólo para sí mismos. Cuando ya dominan su historia, están listos para contársela a una pareja potencial.
“El paso número uno es aceptar el pasado. Uno no puede contar su historia y esperar que alguien la entienda y apoye si uno mismo no la acepta. El paso número dos es encontrar la manera de contar el pasado de una manera verídica pero que no sea asustadora. La idea no es mentir pues si la nueva relación funciona tendrá que enfrentar esas mentiras en el camino. Pero tampoco hay que mostrarse a sí mismo de manera que no haya forma de que la nueva relación funcione”.
En estudios en los que se le pedía a la gente evaluar su interés en salir con alguien, eran más deseables aquéllos que habían tenido cuatro parejas sexuales que los que no habían tenido ninguna. Sin embargo, los que habían tenido más de cinco eran menos deseables.
Kenrick, Sundie, Nicastle y Stone