Introducción:

Requiere esfuerzo. No es fácil, pero cualquiera puede hacerlo

Tuve la oportunidad de dar una charla a un grupo de personas de la tercera edad en un centro cultural comunitario en Delray Beach, Florida. En el auditorio había por lo menos dos docenas de personas cuyos matrimonios tenían tres décadas o más y que ya habían vivido la gama total de las relaciones y los consejos para hacerlas funcionar. Al finalizar la charla, me preguntaron en qué estaba trabajando en ese momento y les conté que estaba estudiando las conclusiones de una serie de investigaciones sobre las relaciones de pareja. Los comentarios no se hicieron esperar.

Aunque no estaban de acuerdo en algunos puntos, todos asintieron cuando uno de ellos expresó: “No hay ningún tema que dé lugar a una mayor cantidad de malos consejos. Bueno, tal vez la bolsa de valores. Pero le corresponde el segundo lugar, sin discusión”. Parejas que llevaban cuarenta y cincuenta años de casadas contaban que los amigos les habían pronosticado matrimonios de menos de seis meses. Una señora contó que su propia madre le había anunciado el día de su boda que el matrimonio no le duraría ni seis semanas.

“No existen canciones en las que las familias y los amigos alienten a los jóvenes a unir sus vidas; todas son sobre las amenazas y los peligros del matrimonio”, dijo otra señora. “Sobre lo duro y terrible que será, lo poco que durará. Porque las relaciones de pareja son un asunto en el que todo el mundo es negativo cuando se refiere a los demás.

“No existirían las relaciones de pareja, si las personas se aplicaran a sí mismas esta forma de pensar. En cuanto a ellas mismas, son optimistas: ‘claro que las cosas funcionarán’. Pero cuando se trata de otra persona, dicen sin excepción: ‘Va a ser muy difícil. ¿Estás seguro de que estás preparado? ’”

Aunque mostraron su escepticismo respecto a los malos consejos -aquéllos que provienen de personas resentidas con el mundo o que buscan que las compadezcan-, admitieron que tendían a compartir sus opiniones con sus hijos, sus nietos y, a veces, con cualquiera.

Pero sus comentarios tenían en general un aura de optimismo y esperanza respecto a sus propias relaciones; un optimismo que contrastaba totalmente con las palabras negativas que oyeron cuando eran jóvenes. Éstas son algunas de las cosas que me dijeron que debía incluir en este libro:

Cuando les conté que mi trabajo se basaría en resultados científicos, me dijeron que de todas formas podía contar con sus opiniones cuando quisiera.

Este libro presenta las conclusiones de científicos que han estudiado las relaciones de pareja, las citas de amor y los matrimonios de millones de personas. Cada uno de los cien secretos contiene la esencia de un descubrimiento científico, un ejemplo de la vida real y los consejos básicos para aumentar la satisfacción de su vida personal.

Mientras hacía las investigaciones para escribir este libro, desenmarañando miles de informes sobre relaciones, encontré estudios que confirmaban muchas de las ideas que los asistentes a mi charla habían compartido conmigo aquel día. Aunque el mundo ha cambiado mucho desde la época en que ellos se casaron, la necesidad humana de tener relaciones de pareja, y lo que la gente requiere de éstas, es algo que permanece igual. Y, para tranquilidad de mis amigos del centro, las conclusiones no son pesimistas. Los descubrimientos de las investigaciones realizadas, acerca de las cuales escribo en este libro, están completamente de acuerdo con la sabiduría de uno de los caballeros del centro para personas de la tercera edad: “Requiere esfuerzo; no es fácil. Pero cualquiera lo puede hacer. Quiero decir, míreme: yo pude”.