Para Marina que quería meterle mano
a las teclas de la máquina.
Para Belarmino, el Cabezón y Francis
que decían que iban a escribir una
novela policiaca en horas de oficina.
Sintiendo que el campo de batalla le pertenece, empezó a obrar por sus propios medios.
—LEÓN TROTSKY
El abismo no nos asusta, es más bella el agua despeñándose.
—RICARDO FLORES MAGÓN