Capítulo cuatro

EL PODER DE LOS HECHIZOS

PASO 3:
Libérate de tu voz interior negativa

¿Cómo podemos liberarnos y vivir una vida más feliz?

¿Cómo dejar atrás los dramas vividos y los que observamos a nuestro alrededor y así encontrar la felicidad?

¿Cómo liberarnos del sufrimiento del pasado, el temor hacia el futuro y las ansiedades de la vida cotidiana?

¿Recuerdas algunos momentos de tu pasado en que estabas abrumado por situaciones económicas difíciles, o por la depresión o por otras circunstancias, y estos recuerdos te hacen frenar tu deseo de progresar profesionalmente o de comenzar una nueva relación?

Como seres humanos, nos sentimos atraídos hacia dos direcciones a la vez. Por un lado está el deseo de felicidad y de éxito que nos estimula a avanzar, y por el otro lado nos reprimen los sentimientos y pensamientos negativos del pasado. Es como manejar un auto con un pie en el acelerador y el otro en el freno.

Lo que necesitamos es abrir los ojos para ver que lo que nos impide vivir a plena capacidad son las preocupaciones y las dudas, obstáculos encerrados en nuestro subconsciente. Esos sentimientos actúan como un imán que atrae la energía negativa que se encuentra a nuestro alrededor para entonces proyectarla hacia nuestro interior. Hay veces en que nos creamos una nueva visión para nuestras vidas, de algo que deseamos, pero después, como ladrones en la noche, se interponen nuestras inseguridades, esas dudas que nos dan mensajes confusos del pasado y nos dictan lo que no podemos hacer.

En los Capítulos 2 y 3 te hablé de las creencias y de los otros tres enemigos principales de la felicidad: el estrés, el temor y la ansiedad. Comúnmente, estos obstáculos se nos presentan en la forma de preocupaciones y dudas. Si estamos en un balcón y le tenemos temor a las alturas, el miedo que sentimos se presentará como una preocupación de que algo malo nos va a suceder. Si estamos ansiosos en el trabajo, lo que surge son un sinnúmero de preocupaciones: “A mi jefe no le gusta mi trabajo”, “Me van a despedir si no termino este proyecto a tiempo”. Si tenemos la creencia de que somos incapaces, dudamos de nosotros mismos constantemente. Nos preocupamos porque al hacerlo, estamos intentando controlar nuestras vidas. Pensamos que si estamos pensando en nuestros problemas, eso significa que estamos haciendo algo productivo; que estamos más cerca de encontrar una solución. Pero eso sólo es cierto si estamos pensando en nuestros problemas de forma positiva. Si al preocuparnos por nuestros problemas sólo nos enfocamos en lo mal que nos sentimos, ese tipo de preocupación es muy contraproductiva.

Lo esencial para tener todo lo que deseamos en la vida es aprender a soltar, a desprendernos y a liberarnos de las preocupaciones. Cuando aprendemos a liberarnos de esa basura emocional, empezamos a disfrutar del bienestar en todos los aspectos de nuestra vida. Por eso, el tercer paso para ser más feliz es:

PASO 3: Libérate de tu voz interior negativa

Los hechizos: el poder de las palabras

El lenguaje que utilizamos para describir nuestras preocupaciones y dudas tiene un efecto inmenso en nuestros sentimientos y creencias. Las palabras tienen el poder de aliviar o agravar nuestra situación. Tenemos que darnos cuenta de que lo que nos decimos a nosotros mismos se convierte en un hechizo.

Yo creo que en el pasado, cuando se hablaba de la gente que pensaba que alguien le había hecho un maleficio, se trataba principalmente de casos en que les decían: “Maldita tu madre, maldigo a tu padre”, y entonces se pensaba que eso era un hechizo. Lo que sucedía era que la familia lo escuchaba, se lo creía y lo pasaba de generación en generación (como ya hemos discutido, los hijos tienden a heredar las creencias y los temores de los padres). Lo que aquella persona le dijo a la familia no eran más que palabras, pero la familia decidió adoptarlas como la verdad, como un hecho, como un “hechizo”; un hechizo que sólo produce cosas negativas.

Del mismo modo, las palabras también tienen la capacidad de convertir lo negativo en lo positivo. ¡De cuántas personas hemos escuchado que saben que tienen una enfermedad grave, pero realmente creen que se van a recuperar! Ves que esa persona —yo lo he visto— tiene fe en que la oración la va a curar. No te puedo decir con certeza que todos se curan, pero que se les alarga la vida, sí.

Si pensamos en el poder de nuestras palabras y las vemos como una oración, ahí yo diría que eso fue lo que pasó con los pacientes enfermos. Cuando rezamos con fe, con emoción, con sentimiento, por lo general recibimos lo que pedimos.

Si crees que nunca serás feliz, mejor es que no lo digas verbalmente o en voz alta porque es como si lo rezaras. Aun si no lo verbalizas pero lo sigues pensando, eso también te hace mucho daño —ese diálogo interno negativo forma parte del hechizo.

Cuando padecemos de ansiedad y preocupaciones, nos convencemos con nuestras palabras que todo en nuestra vida es difícil. Convertimos un problema específico que debe tener una solución en una preocupación, un hechizo, que llega a dominar nuestras vidas. La solución es desprendernos de los hechizos, de esa voz interior negativa, con un plan de acción.

PLAN DE ACCIÓN: IDENTIFICAR, ADMITIR Y COMPROMETER

Cuando vas al mercado, tienes un plan, ¿no? Haces una lista de lo que necesitas o recorres los pasillos en busca de las cosas que te hacen falta, mirándolo todo para ver si se te ha olvidado algo. A lo mejor haces ambas cosas: llevas una lista y recorres los pasillos de todos modos.

Nuestras preocupaciones se pueden tratar de exactamente la misma forma. Con un plan de acción, puedes empezar a enfrentar tus problemas. Al hacer frente al temor y la ansiedad, ya estás adquiriendo poder.

Tienes que identificar los puntos que debes cumplir para seguir el camino hacia tu objetivo. Debes poner, en primer lugar, el más importante. Por ejemplo, en el ejemplo del mercado, tu meta más importante es comprar lo que necesitas para la cena. Entonces, hay que dividir esa meta en pequeños pasos: revisar lo que tienes en la nevera, preguntarle a los hijos si quieren algo que acompañe la cena, crear tu lista. Ése es tu plan de acción para el mercado, y un plan similar se puede aplicar a los hechizos.

En este capítulo te daré seis tácticas para disminuir tus ansiedades y preocupaciones. Pero antes de empezar, tienes que comprometerte a cambiar y mejorar tu vida con mi plan de acción. El plan de acción consiste en:

1. Identificar tus creencias y preocupaciones

2. Admitir que estás padeciendo de estos problemas

3. Comprometerte a cambiar tu vida

1. Identificar

Como te comenté en los Capítulos 2 y 3, tienes que observarte e identificar tus creencias y preocupaciones. Tienes que hacer la conexión entre tus emociones, ya sea una creencia, el estrés, un temor o la ansiedad, y lo que te está causando esas emociones. Tienes que preguntarte: “¿Cuáles son mis problemas más grandes? ¿Cuál es la raíz de mi problema? ¿Cómo es que me he creado este drama? ¿Qué debo hacer para cambiar las cosas?” Ese conocimiento propio es el punto de partida para la transformación.

EJERCICIO:
Identifica tus problemas más grandes

Piensa en los capítulos anteriores y en todas las creencias, temores y ansiedades que te descubriste. Saca los ejercicios que has completado hasta ahora. Estúdialos, y reflexiona. Quiero que pienses en cuáles son los problemas que más te afectan de todo lo que te has descubierto. Ahora que tienes enfrente tus creencias más negativas, tu escalera de temores y lo que te provoca estrés y ansiedad, toma un papel y lápiz y escribe una lista de lo que más quieres cambiar y mejorar en tu vida. Organiza la lista por orden de importancia. Por ejemplo:

Problema Emociones
1. Me siento solo y tengo miedo de que nunca voy a encontrar una pareja. Ansiedad, preocupación.
2. Me pongo nervioso cuando estoy en situaciones sociales. Temor social, ansiedad.
3. Temo que me van a despedir del trabajo. Inseguridad, incompetencia.

Con este ejercicio estás demostrando la intención de identificar tus problemas. Esta intención es el verdadero punto de partida para ser feliz. Es cuando empiezas a entenderte y, si tienes la intención de conocerte, reconocer que eres importante. Hasta te sube la autoestima. Porque estás enfocándote en ti. No es cuestión de egoísmo, es tomar responsabilidad y control de tu vida en vez de dársela a otra persona. Este es el primer paso de tu plan de acción para quitarte los hechizos.

2. Admitir

El segundo paso en tu plan de acción es reconocer y admitir que padeces de emociones y pensamientos negativos. No es cuestión de simplemente decir, “Bueno, aquí está mi lista”. Admitir significa decirte, “Bueno, tengo este problema, pero yo puedo hacer algo para ponerme en control de mi vida. No tengo que sentir vergüenza en admitirlo; al revés, lo avergonzante sería no hacer nada y dejar que el problema continúe”. Tienes que aceptar las realidades de tu vida y reconocer que no puedes controlar todas sus circunstancias, pero puedes manejar tus reacciones y emociones. Lo que tienes que aceptar y entender es que tú puedes cambiar tu vida. No puedes esperar a que algo o alguien mejore tu situación —¡tú tienes que mejorarla!

También necesitas recordarte que tú no eres la única persona en el mundo que tiene problemas —eso te lo puedo asegurar. Todo el mundo tiene preocupaciones, ansiedades, estrés y temores. La clave es cómo manejar los problemas y cómo dejamos que influyan en nuestras vidas.

En el resto del capítulo te voy a dar una serie de tácticas que te darán la fuerza necesaria para admitir que estás padeciendo de dudas y preocupaciones y que tú puedes cambiar tu situación. Aquí están brevemente:

Táctica 1: Vive en el presente y deja de esperar lo peor.

Táctica 2: Examina las probabilidades con preguntas concretas.

Táctica 3: Analiza tus predicciones: ¿Ocurrió la catástrofe que esperabas?

Táctica 4: Disminuye las dudas y piensa en opciones viables.

Táctica 5: Obsérvate desde lejos y determina: ¿Cuál es mi realidad?

Táctica 6: Deja el drama y aplica en el futuro las lecciones aprendidas.

El empezar a pensar que tú sí puedes cambiar ese estado anímico que te está invadiendo te impulsa. Eso es parte no solamente del acto de admitir, sino de la intención de cambiar y ya, con eso, te vas moviendo hacia la determinación y el compromiso.

3. Comprometer

La intención es lo que produce un resultado. Si tú no tienes una intención clara, no hay posibilidad de nada más. Si una persona no está comprometida cien por cien a hacer algo, el resultado no se va a materializar. Para hacerlo realidad, hay que imaginárselo y tomar ciertas medidas. Por medio de la acción vas eliminando las preocupaciones poco a poco, con cada paso que tú das.

Ahora tienes que hacer un acuerdo contigo mismo que vas a dedicar tiempo para hacerte más feliz. No puedes hacer esto a medio tiempo —tienes que dedicarte por completo para poder alcanzar más felicidad en tu vida.

EJERCICIO:
Mi contrato

Yo me comprometo a cambiar mi vida y vivir una vida más feliz.

___________________________

tu nombre

___________________________

tu firma

Ahora que has identificado tus preocupaciones y te has comprometido a cambiar tu vida, te voy a dar seis herramientas o tácticas para cambiar tu vida —para quitarte los hechizos y disminuir tus preocupaciones y el estrés de una vez por todas.

LAS SEIS TÁCTICAS PARA DESHACERTE DE LOS HECHIZOS

En esta sección te ofrezco seis tácticas que te ayudarán a bajar tu nivel de estrés y disminuir tus preocupaciones usando el poder de las palabras. Quizás todas te serán útiles, o puede ser que algunas funcionen mejor que otras. Lo importante es usar las tácticas que funcionen para ti, dentro de tu situación, para poder tomar control de tus emociones y vivir una vida más feliz.

Cuando se padece de un problema, de una preocupación, de un temor, la gente suele decir: “Bueno, tienes que pensar de forma positiva”. Eso es mucho más fácil de decir que de hacer, pero sí estoy de acuerdo con que se debe empezar por las palabras. El camino hacia pensar de forma más positiva comienza con observar el desarrollo de tus preocupaciones —cómo comienzan, y cómo van evolucionando— hasta identificar el punto del desarrollo de esa preocupación donde debes decir “¡Para!” y así ponerle fin al desarrollo de los hechizos. Después de usar estas tácticas para deshacerte de los hechizos, puedes empezar el camino hacia la creación perpetua de pensamientos positivos.

Táctica 1: Vive en el presente y deja de esperar lo peor

Cuando nos preocupamos, a veces empezamos a mirar al futuro a través de un filtro de realidad muy negativo. Pensemos en el ejemplo de Claudia. Ella tiene una reunión en el trabajo mañana en la cual va a necesitar hacer una presentación. Empieza a sentirse ansiosa porque no le gusta hablar en público y teme que no le va a ir bien en la reunión. Si la reunión es un fracaso, piensa que la podrán despedir del trabajo, ¿y después qué va a hacer? No va a tener dinero para pagar las cuentas y nadie va a querer estar con ella.

¿Ves lo que pasa? Ella se precipitó en sacar conclusiones —¡conclusiones falsas! Tomó una preocupación del presente y la convirtió en una catástrofe del futuro. Lo único que está pasando ahora es que está ansiosa por la presentación, pero sus preocupaciones la llevaron a saltar a varias conclusiones, cada una peor que la anterior. En lugar de disminuir su ansiedad, sólo logró aumentarla.

Uno de los primeros pasos para poder vivir una vida más feliz y tomar control de tu vida es vivir en el presente inmediato. Si vives siempre en el futuro, preocupándote por eventos negativos que ni han pasado y quizás jamás van a pasar, te quedas agotado emocionalmente. Por ejemplo, en estos momentos tú estás leyendo este libro. Y te sientes bien. Pero si te pones a pensar en lo que tienes que hacer mañana o lo que quizás no hiciste hoy, puede que te dé un poco de estrés.

Vivir en el momento, en el ahora, nos hace más felices y menos vulnerables a la ansiedad. Tienes que situarte en este momento, concentrarte en lo que estás haciendo ahora. No puedes controlar lo que te pasó en el pasado, o lo que te va a pasar en el futuro. En realidad, lo único que puedes controlar es el presente. Si tienes una preocupación ahora mismo, en vez de proyectar todos tus miedos hacia un futuro catastrófico, tienes que simplemente decir: “Bueno, me tengo que enfocar en lo que tengo que hacer ahora, en este momento. Yo no voy a pensar en las otras diez tareas que tengo que hacer o en las consecuencias de mis problemas. Me tengo que concentrar en esto”. Piensa que si te pones a pensar demasiado en el futuro, te da una parálisis que entonces sí puede afectar lo que estás haciendo en el presente, y consecuentemente tu futuro sí se afectará, todo porque no pudiste dejar de preocuparte.

EJERCICIO:
La cadena

Si tus pensamientos brincan varios pasos hacia delante cuando tienes una preocupación, haz lo siguiente. Escribe tu problema inicial, y después escribe todos los eslabones de la cadena de preocupaciones que le siguen.

Por ejemplo, Juan está preocupado que no va a pasar su examen de inglés. Bueno, si se preocupara simplemente por esto, quizás estudiaría más. Pero Juan se precipita a sacar conclusiones:

Lo que Juan tiene que hacer es olvidarse de los eslabones posteriores y sólo enfocarse en el problema inicial: su temor de que no va a pasar el examen. Bueno, eso sí es un problema, pero no es el fin del mundo, ¿no es cierto? Tiene que preguntarse a sí mismo, “¿Qué puedo hacer yo para evitar este problema? ¿Puedo estudiar más? ¿Puedo pedirle a un amigo que me ayude?” Debe empeñarse en hacer todo lo posible por pasar el examen. A la vez, también puede ir preparándose en el caso de que su preocupación inicial sí se realice: “Si no paso el examen, ¿qué otras soluciones hay?” Quizás puede retomar el examen. Quizás esa profesora no es buena maestra y se debería cambiar de clase.

Observa cómo Juan puede romper la cadena de pensamientos negativos:

En otro ejemplo, pensemos en Pamela. Ella está saliendo con Jorge, pero él no la ha llamado en varias semanas. Por consecuencia, ella cree que nunca va a encontrar una pareja, que nunca se va a casar con alguien, que nunca va a tener hijos y que su vida va a ser una desgracia. ¡Sólo porque Jorge no la ha llamado ahora piensa que su vida va a ser un fracaso!

Ahora mira cómo Pamela puede romper su cadena de pensamientos negativos:

En vez de brincar tres pasos hacia el futuro, Pamela tiene que enfocarse en el problema actual y pensar en lo que puede hacer para tomar control de la situación. Si Jorge no la ha llamado, ¡pues que ella lo llame! Quizás esté fuera de la ciudad visitando familia, o quizás haya estado muy ocupado con el trabajo o con un problema familiar. Bueno, sea lo que sea, no lo va a saber hasta que lo llame. O tal vez puede pensar de otra manera —si él no la quiere lo suficiente como para llamarla, quizás él ni valga la pena y lo mejor que ella puede hacer es seguir adelante con su vida. La clave es romper esa cadena de preocupaciones que la ata y pensar sólo en el problema inmediato.

Ahora, ¡hazlo tú! Anota tu preocupación inicial y enfócate en el presente. Sigue evaluando tus opciones y, tarde o temprano, encontrarás la mejor. Cuando lo hagas, entonces te tocará decidir si eso es lo que quieres hacer. Repito: lo que quieres hacer, no lo que te va a pasar a ti. Este es un paso importantísimo para tomar control de tu vida y hacerte responsable de lo que te pasa. Escribir una lista de cómo puedes evitar un problema y cómo puedes prepararte para el problema te ayudará determinar cuál es la mejor respuesta a tu situación.

Táctica 2: Examina las probabilidades con preguntas concretas

Muchas veces, las preocupaciones no se basan en un hecho concreto. Como te he comentado anteriormente, hay una diferencia entre como son las cosas y como las vemos. Para acercarnos más a la realidad, tenemos que analizar nuestras preocupaciones y calcular si lo que tememos puede ocurrir de verdad.

Recordemos el ejemplo de Esteban en el capítulo anterior. A su hijo Carlitos lo invitaron al parque acuático, pero Esteban le tiene temor al agua. Ese temor se manifiesta como una preocupación de que su hijo va a tener un accidente. Como les comenté, Esteban debe hacerse una serie de preguntas concretas. Ahora cambiemos las preguntas un poco para ver cuál es la probabilidad de que suceda un accidente:

Ahora que podemos examinar la probabilidad de que alguien estará vigilando a los niños, vemos que el peligro que Esteban percibió no se basa en la realidad.

En otro ejemplo, si Osvaldo no quiere salir a la calle porque le preocupa que un automóvil lo atropelle, tiene que preguntarse: ¿Cuál es la probabilidad de que me vaya a atropellar un auto? Digamos que él cree que la probabilidad es muy alta, como el 80 por ciento. Ahora debe hacerse algunas preguntas para de verdad saber cuál es la realidad:

Ahora, ¿cuál es la nueva realidad de la preocupación de Osvaldo? ¿Todavía se justifica su miedo por ser atropellado? Su primera reacción fue que la probabilidad de ser atropellado era muy alta, pero después de hacerse una serie de preguntas, ahora le parece bastante improbable que esto suceda.

EJERCICIO:
Examina las probabilidades

Piensa en algo que te preocupa. Anota esa situación. Luego analiza las probabilidades de que eso realmente suceda. Respóndete con sinceridad.

Aquí te ofrezco un ejemplo donde Miguel tiene miedo que va a perder su trabajo.

Después de hacerse estas preguntas, las probabilidades de que ocurra lo peor bajaron sustancialmente. Resulta que por lo general, Miguel termina su trabajo a tiempo y se va a preparar bien para la presentación. Además, ahora mismo la empresa no tiene intenciones de despedir a nadie. Miguel se da cuenta de que es poco probable que lo despidan ahora que hizo este ejercicio. La realidad que él había percibido al principio del ejercicio era mediante su filtro negativo de la realidad. Ahora que logró desconectarse de la situación, pudo ver que su realidad es mucho más optimista de lo que había pensado.

Ahora tomemos un ejemplo diferente, el de una creencia negativa. Juana siempre se dice, “Soy fea”. Esta creencia le baja la autoestima y por lo tanto, a Juana le cuesta compartir con otros. Yo le hice varias preguntas concretas, y así me respondió:

Mi pregunta Su respuesta
¿Cuánta gente te ha dicho que eres fea? Sólo un novio, hace 4 años.
¿Todavía estás con ese novio? No.
Y tu novio más reciente, ¿él también te dijo que eres fea? No.
¿Hay gente que te dice que eres bonita? Sí. Mis amigas y mis hermanas.
Cuando sales a una fiesta, ¿sientes que los hombres te están mirando? A veces, sí.

Con esta serie de preguntas y respuestas, logramos identificar la experiencia que formó esta creencia, y también logramos quitarle el hechizo que ella misma se autoimpone de que es fea, ya que la mayoría de la gente le dice que es bonita.

Ahora, ¡hazlo tú! Anota tus preocupaciones y después obsérvate desde lejos. Hazte preguntas —preguntas concretas basadas en hechos reales— para llegar a entender realmente cuán grave es tu situación.

Táctica 3: Analiza tus predicciones: ¿ocurrió la catástrofe que esperabas?

¿Recuerdas el ejercicio de la cadena que te presenté en la Táctica 1? Una vez que pasen varias semanas de crear tu propia cadena, te sugiero que mires tus preocupaciones y lo que predijiste. Ahora verás si lo que habías imaginado en tu cadena de preocupaciones de veras ocurrió. O sea, ¿estuviste correcto en pensar que lo peor iba a pasar, o resulta que ocurrió algo mucho menos grave? Me imagino que lo más probable es que no ocurrió lo peor.

Por ejemplo, pensemos en Juan. Al final sí logró pasar su examen de inglés, aunque no sacó la mejor nota. Ahora que se dio cuenta de que tanto esta predicción como varias otras no se realizaron, en el futuro no tomará sus preocupaciones tan en serio. Según un estudio de la Universidad del Estado de Pensilvania, el 85 por ciento de nuestras predicciones resultan ser falsas.

EJERCICIO:
¿Cómo adivinaste?

Ahora hazlo tú. Escribe una lista de tus preocupaciones y predicciones por una semana. La semana siguiente, revisa a ver si tus predicciones se realizaron. Por ejemplo:

Esta semana:
Preocupación y predicción
Próxima semana:
Lo que de veras pasó
Cometí un error: me van a despedir del trabajo. Todavía tengo el mismo trabajo.
Estoy atrasado: mi pareja va a estar furiosa. Se puso un poco molesta.
Mi hija no me presta mucha atención: ya no me quiere. Salimos a ver una película este fin de semana y lo pasamos muy bien.

Si analizas tus preocupaciones y concluyes que la mayoría de las veces tus predicciones son falsas, ¿no crees que la importancia que le prestas a tus problemas va a disminuir? O sea, quizás no vale la pena agobiarte tanto por una falsa alarma.

Táctica 4: Disminuye las dudas y piensa en opciones viables

Uno de los obstáculos más grandes a la felicidad es la duda: “¿Y si …?”. Ése es el centro del problema para todas las personas que padecen de ansiedad o de indecisión. Cuando la gente sumamente dudosa tiene que hacer algo, en su mente surge un sinfín de pensamientos negativos:

“¿Y si lo rompo?”

“¿Y si tengo un accidente?”

“¿Y si me llama mi pareja y no estoy y se enfogona?”

“¿Y si me despiden?”

En mi tratamiento para este problema, lo primero que le digo a mis pacientes es: “Tendrás que evaluar, analizar y deshacerte de esa tendencia a preguntarte ‘¿Y si …?’ Lo único que necesitas es darle una respuesta sincera y realista a tu propia pregunta”.

“¿Y si llueve?” Pues nada, te llevas un paraguas. Si te vas a mojar, pues te mojas. Llueva o no llueva, no dejes que nada arruine tus planes. En otras palabras, si ocurre algo en contra de tus planes, ¿qué pasará? ¿Te vas a morir? No. ¿Vas a sufrir a mucho? No.

Cuando piensas “y si.”, es como cuando suena la alarma por la mañana y te apuras a apagarla. En ese momento, sin ese ruido estorbándote, puedes pensar tranquilamente en tu día y prepararte mentalmente para enfrentarlo. De modo semejante, es cuando paramos el ruido interior que nos estorba los pensamientos que podemos enfocarnos tranquilamente en los problemas y prepararnos a enfrentarlos de forma positiva.

EJERCICIO:
¿Y si …?

Veamos qué medidas puedes tomar para superar esas situaciones en que te preguntas: “¿Y si.?” Piensa en algo que te preocupa.

1. Identifica la primera situación que te viene a la mente y que te hace pensar: “¿Y si …?” Ése es el factor “miedo” funcionando. Anota esa situación.

2. Ahora, piensa en todos los posibles resultados de esa situación. ¿Cuál sería el peor resultado? Anótalo. También preguntate: ¿Cuál sería el mejor resultado? ¿Cuáles serían otros posibles resultados?

3. Ahora pregúntate cómo podrías prepararte para afrontar ese resultado o cómo podrías evitarlo. Anota todas las respuestas que se te ocurran en una lista y clasifícalas del uno al diez por cuán viables o beneficiosas sean.

Aquí te ofrezco un ejemplo donde Cecilia está preocupada por pedirle a su jefe un aumento de salario porque teme que le va a decir que no y quizás hasta despedirla.

1. Identifica la situación: Quisiera pedirle un aumento de salario a mi jefe, pero ¿y si me despide?

2. a) ¿Cuál sería el peor resultado de “¿y si me despide?” Nunca encontraré un trabajo tan bueno como éste.

b) ¿Cuál sería el mejor resultado? Quizás sí encuentre un trabajo que me pague lo que me merezco y sea hasta mejor para mí.

c) ¿Cuáles son otros posibles resultados? Me tome tiempo para mí misma y mi familia y para pensar en lo que verdaderamente busco en un trabajo o en mi carrera. O un amigo le podría contar a su jefe de mí y esa compañía me podría ofrecer una entrevista.

3. a) Cómo puedo evitar la preocupación (de que me despidan):

  • No le pido el aumento. (Beneficioso o viable: 0 - No saco nada con esto)
  • Dejo el trabajo y me busco otro. (Beneficioso o viable: 5 - Es posible, pero tengo que encontrar un trabajo nuevo que me pague lo que quiero)
  • Puedo intentar ganar la lotería. (Beneficioso o viable: 0 - Casi imposible)
  • Puedo hacer una lista de razones por las cuales me merezco un aumento y presentársela. (Beneficioso o viable: 10 - Es razonable y profesional)

Este ejercicio es como dos ejercicios en uno porque requiere que Cecilia piense en los posibles resultados de su preocupación y también piense en lo que ella puede hacer para enfrentarse a su preocupación y mejorar su situación. Lo importante es que Cecilia tiene que pensar en varios resultados, no sólo en el peor resultado. Bueno, ¿qué pasaría si la despiden? ¿Es el fin del mundo? Ella teme que no encontrará un trabajo que pague tan bien como éste, pero ese resultado no es la única cosa que puede pasar. También es posible que encuentre un trabajo que le pague aun más de lo que tenía pensado pedirle a su jefe, o que pueda pasar un poco más de tiempo en casa con su familia antes de encontrar otro trabajo. La mejor manera de evitar que su “¿y si me despide?” se haga realidad es preparándose y afrontándose a su problema con su lista de razones por las cuales merece el aumento de salario. Al presentarle esta lista al jefe, es muy poco probable que su “¿y si me despide?” se haga realidad. Es mucho más probable que reciba su aumento, que el jefe le diga que le dará el aumento a finales del año o que el jefe no le dé el aumento pero tampoco la despida. Ahora el problema no parece tan drástico, ¿no? Esto es porque en el tercer paso a ella le toca decidir lo que quiere hacer. Repito: lo que ella quiere hacer, no lo que le va pasar a ella, lo cual significa que ella misma puede prevenir que su “¿y si …?” se haga realidad.

Esta táctica es un paso clave para tomar el control de tu vida y hacerte responsable por lo que te pasa a ti. Si miras no sólo el peor resultado pero también a otras posibilidades, ya te estás abriendo el camino hacia los pensamientos positivos. Luego, si anotas una lista de cómo puedes evitar el problema y cómo puedes afrontarlo eso te ayudará a determinar cuál es la mejor respuesta a tu situación y así empezarás a controlar tu destino.

Táctica 5: Obsérvate desde lejos y determina: ¿cuál es mi realidad?

Cuando nos preocupamos, quedamos atrapados por esas ansiedades y nos sentimos ahogados por nuestros problemas. Es muy difícil solucionar nuestros problemas desde cerca; necesitamos distanciarnos de nuestra situación para poder mejorar nuestra vida. Al distanciarnos, podemos de verdad ver cuán grave es nuestro problema. Podemos ver en qué enfocamos nuestra atención, cómo pensamos, qué fuerza tienen nuestras palabras, cómo elegimos nuestros valores, por qué adoptamos ciertos comportamientos y cómo nuestras creencias y nuestros sentimientos influyen en nuestras vidas. Lo importante es ver la diferencia entre lo que nosotros percibimos como nuestra realidad y la realidad actual.

Empecemos por explorar nuestros pensamientos, creencias, lenguaje y comportamiento. Observar estos aspectos nos brinda la oportunidad de vernos con más claridad. Nos da control. El punto es reconocer nuestros hechizos, y reconocer que las únicas personas que estamos dañando con los hechizos somos nosotros mismos. Están obstaculizando nuestra felicidad. Si podemos reconocer esos obstáculos, conseguiremos neutralizar el poder que ejercen sobre nosotros. Podremos contrarrestar los pensamientos negativos con los positivos.

Esos temores emocionales, esos hechizos de las palabras… lo primero que hay que intentar es desconectarlos de los sentimientos, porque los sentimientos son los que los congelan. Los marcan. Los sellan. Como ya vimos en el capítulo sobre las creencias, las experiencias forman creencias, que a su vez forman pensamientos y emociones. Son las emociones y los pensamientos que mantienen vivas las creencias y los hechizos en tu mente.

En el proceso de la observación objetiva, uno se pone en un estado de introspección continua. Es un estado de concientización propia. Analízate, toma conciencia no sólo de tus debilidades sino de tus habilidades. Empezarás a marchar por buen camino cuando te acostumbres a practicar continuamente eso de examinar: “¿Cuál es mi realidad?” Por medio de la observación objetiva es que nos convertimos en quienes verdaderamente somos, y no en quienes pensamos que somos o quisiéramos ser. Nos empezamos a sentir cómodos en nuestra propia piel. Empezamos a observar nuestra vida como si la estuviésemos mirando a través de ojos ajenos en vez de los nuestros. En vez de observar nuestra vida mediante el filtro de los hechizos, empezamos a observarla como la ven los demás: mediante los ojos de nuestros amigos y familiares que nos quieren, nos aprecian y que piensan lo mejor de nosotros. Si tú piensas que todo te sale mal y que tu vida es un caos completo, pregúntale a tu hijito a ver lo que piensa de ti: es posible que para él tú seas el único rey o reina del mundo. A veces somos demasiado severos con nosotros mismos, y necesitamos tomar prestados los ojos de alguien que nos quiere para aprender a querernos a nosotros mismos.

EJERCICIO:

¿Cuál es mi realidad?

Para salirte de tu situación y observarte objetivamente, tienes que hacer de cuenta que eres un amigo o un familiar que te está dando consejos. Si dices: “Yo soy tímido y temo que nadie va a querer salir conmigo”, ¿crees que tu mejor amigo te diría, Tienes razón, eres callado y aburrido. ¡Con razón nadie quiere salir contigo!? Creo que no. Los buenos amigos no son así. Por lo general tendemos a pensar de forma más racional cuando se trata de otras personas y no de nosotros mismos.

Por ejemplo, Ana se fue a vivir a una nueva ciudad y ahora está preocupada que no le va a ir bien en su nuevo trabajo. Ella tiene una creencia que es incompetente, y ahora teme que va a fracasar en el primer día. Yo le aconsejé que pensara en qué le diría a su amiga Mari si ella tuviera la misma preocupación. Ana conoció a Mari en su trabajo previo, por lo tanto ya sabe cómo es trabajar con ella. Ana lo pensó y dijo que le diría: “Pero Mari, tú siempre llegabas a tu trabajo previo a tiempo y hacías un buen trabajo. ¿No te recuerdas cuántas veces te felicitaba nuestro jefe? ¿No te recuerdas cuántas veces te pedían ayuda nuestros compañeros porque tú eras la única que sabía cómo usar ese programa de computación?” Depués que Ana dijo esto, yo le pregunté: “Por qué eres más razonable y positiva con Mari que contigo misma?” Ella no pudo responder —se dio cuenta de que era mucho más negativa consigo misma que con sus amigas. Poco a poco aprendió a observar su vida mediante los mismos ojos que usaba para observar con amor y apoyo las vidas de sus seres queridos.

Ahora es tu turno. Salte de la situación y háblate como si fueras un amigo. Al observarte de lejos verás que tu realidad rara vez es tan mala como la pintas.

Táctica 6: Deja el drama y aplica en el futuro las lecciones aprendidas

Lo siguiente es no dramatizar más. No te conviertas en el rey o en la reina del drama.

Mira a ver qué te está molestando, pero al mismo tiempo pregúntate: “¿Es apropiada la reacción que estoy sintiendo?” En vez de mirar las cosas como si fuesen el fin del mundo y ponerte a llorar o gritar, examina tu reacción a ver qué es lo que puedes aprender de ella.

Por ejemplo, digamos que a María le está molestando el hecho de que su pareja la abandonó y ahora el dinero sólo le alcanza para pagar el alquiler; no le alcanza ni para la luz ni la comida ni nada. Ella sí tiene motivo para preocuparse. Pero no debe sentir que toda su vida es un fracaso. Lo debe tomar como una situación difícil que sí tiene remedio, y de la cual puede aprender. Es una lección para el futuro. Tal vez aprenda que no puede esperar que un hombre sea quien la vaya a cuidar toda la vida. Puede querer al hombre con toda su alma, pero si lo quiere de verdad, no lo va a hacer cargar con toda la responsabilidad de pagar las cuentas y lo demás. O puede ser que fue él quien no la dejó trabajar y ser independiente, y por culpa de eso ahora María se encuentra sola y sin recursos. En cualquier caso, lo importante es aprender de las malas experiencias para así utilizarlas para crecer como personas.

EJERCICIO:
Aplica en el futuro las lecciones aprendidas

Siempre es bueno aplicar lo que has aprendido de tu situación actual a situaciones futuras, pues te da otra herramienta para asumir el control de tu vida empezando ahora mismo. Entonces, más vale dejar el drama y preguntarte:

A mí me encanta hacer este tipo de ejercicio, porque de todas las cosas negativas que nos pueden pasar en la vida, de todos los fracasos o pérdidas, se puede aprender.

Hagámoslo con el ejemplo de María:

Preguntas: Respuestas posibles:
1. ¿Qué aprendí de la situación?
  • No puedo depender de otros para mi seguridad económica.
  • No puedo hacerlo a él cargar con toda la responsabilidad económica.
  • No puedo dejar que un hombre no me deje ser independiente, económicamente hablando.
2. ¿Qué puedo hacer ahora mismo para mejorar mi situación?
  • Puedo buscar trabajo.
  • Puedo ir a vivir con una amiga o familiares hasta que pueda ahorrar suficiente plata para vivir sola.
  • Puedo tomar clases de computación o inglés para encontrar un mejor trabajo.
3. ¿Qué puedo hacer para evitar esta situación en el futuro?
  • Debo independizarme y tener un salario antes de encontrar una pareja nueva.
  • Mi próxima pareja tiene que respetar mi deseo de trabajar para ganar mi propio dinero.
  • Si prefiero no trabajar, necesito tener algo de dinero ahorrado para protegerme en el caso de que esto pase de nuevo.

Una última reflexión

Ahora que te desprendiste de los hechizos, ¿estás listo para cambiar tu forma de pensar? Pensar de forma más positiva no es fácil —requiere trabajo de tu parte porque primero tienes que disminuir tus pensamientos negativos y después embarcarte en el camino hacia la felicidad.

Pero antes de empezar, ¿por qué no reflexionamos un poco acerca de nuestros problemas? Ahora que estás usando las tácticas para reducir tu estrés y preocupaciones, pregúntate: “¿De verdad vale la pena pensar de esta forma tan negativa en el futuro? ¿Qué gano teniendo estos problemas?”

EJERCICIO:
¿Qué ganas teniendo este obstáculo en tu vida?

Quiero que examines lo que experimentas como obstáculo en tu vida. Puede ser que temas viajar en avión. Puede ser que no hables inglés o que tus relaciones siempre terminen mal porque eres demasiado celoso.

Haz una lista de lo que ganas teniéndolos y otra de lo que ganarías si no los tuvieses. Fíjate en cuál lista es más larga. A lo mejor pregúntate:

Ojalá que este ejercicio te haga caer en cuenta que es hora de cambiar tu vida y pensar más positivamente. Quizás en el pasado pensabas que tus preocupaciones te hacían sentir mejor y más en control, pero ahora te has dado cuenta de que en realidad te empeoran la ansiedad. O quizás sabías que no sacabas nada con tener tantos obstáculos, pero no sabías cómo quitártelos. Ahora sí sabes. Con las tácticas que te brindé en este capítulo, puedes empezar a deshacerte de los hechizos y empezar a pensar de forma más positiva.