Recado de Li Po, refugiado en las montañas
a Ma Ti, dama de la ciudad de Kouang Tcheou

Es lo más alto de la montaña.

Hay nubes debajo, un río serpenteante

y diferentes tonos de verde entre las matas.

Estoy sentado en una roca meditando

con una copa de vino que bebo lentamente

y te imagino bajando las escalinatas

del parque de Kouang Tcheou

con tu sonrisa repartiendo sombra

en ese mediodía espléndido.

Que vislumbras a tu madre cuchichean

algunos demorados caminantes

que van cruzando la plaza

y que solo te semejas a ti misma

dicen otros entendidos

anonadados por el chorro de luz

de tu figura.

Miro el río abajo, tan pequeño

y con tanta fuerza, y te sueño,

apacible en una roca, dibujando frente

al mar Meridional que parece

interminable en la lejanía.

Supongo entonces que me extrañas

y que en el ábaco de colores cuentas

los días que demoraré

en bajar de las alturas.

Te imagino ya desnuda

en mis brazos, con placer

que no se esconde,

sabia en el amor,

en el hablar y en los silencios sabia,

en todas las estaciones.

Cierro los ojos y te envío mis pensamientos

en una mariposa.