los brazos de mi madre eran los que me reconfortaban, los que me mantenían de pie en el entierro; a mi lado estaba Neisan, el chico había llegado a mi casa al día siguiente que me dieron de alta, solo guardó silencio y me abrazó susurrando que llorara lo que quisiera, que el alma tenía que sacar todo lo que sentía; sin embargo, no me satisfacía.

Me sedaron cuando fue el velatorio, no me encontraba en el mejor estado y, para evitar seguir dañándome, decidieron que sería la mejor opción para descansar un poco.

Pude ver que del otro lado se hallaban los padres de Luke, su madre emitía un llanto desmesurado, un chico más grande estaba a su lado, tenían un parecido y sabía que se trataba de Pol, también divisé a Jane y a su lado a André junto a una chica castaña que yo desconocía.

La mirada de ella se encontró con la mía y rápido la desvió. No sentía rencor, odio, ni nada. Y no me importaba cuántas veces lo repitiese. Lo único que necesitaba era a Luke.

Caminé dubitativa y observé detenidamente el ataúd, aún no podía creerlo, esto debía de ser un mal sueño, Luke no se iría de tal manera, no me dejaría en tal estado, él sabía que sola no sobreviviría.

Saqué del bolsillo de mi bolso su collar, el que me había dado antes del accidente, y lo puse encima, junto a una rosa.

—Dijiste que cumplirías mi sueño —le murmuré—. No creí que fuera tan literal, porque lo estás haciendo, pero no solamente ese, también lo haces con todos. No quiero cumplirlos si no sigues conmigo.

Quería que la caja se abriera y saliera él con su sonrisa y ese hoyuelo que tanto me gustaba, no me importaba lo enfermizo y estúpido que fuese mi pensamiento, pero no podía aceptarlo.

Alcé mi mirada y se encontró con la de su prima, volviendo al ataúd; suspiré.

—Hasta luego, Pushi.

Me despedí.

Echaría de menos que me mirara mal y luego gruñera diciéndome lo mucho que odiaba eso.

El ardor se hizo presente en mi garganta y regresé al lado de mi madre, vi cómo bajaron aquel ataúd donde se encontraba el amor de mi vida, donde enterraban mi más grande sueño. Lo hacían junto con mi corazón, lo estaban haciendo con mis murmullos, mis suspiros, mis risas y mi alma también.

Y cuando lo hicieron, cuando ya no pude ver más aquella caja, ahí me derrumbé y caí al suelo. Caí perdida en el dolor, el llanto y la impotencia de no poder hacer nada. Tuve que aceptarlo, Luke se había ido de mi lado.

Oculté mi rostro entre mis manos y jadeé, sentí cómo me abrazaron, pero no era igual, ningún abrazo lo sentiría de la misma manera que los de él, ninguno me hacía sentir tan protegida ni tan pequeña a su lado.

—Hasley… —La voz de Neisan susurró en mi oído.

—Lo necesito…

No dijo nada más, él solo dejó que siguiera llorando.

Creí que mis gritos se escuchaban, pero, cuando me di cuenta de que no era así, comprendí que solo mi corazón lo hacía en silencio.

«Weigel, aquí estoy, siempre estaré para evitar que caigas».

Pero era demasiado tarde, yo ya estaba cayendo en la profundidad del dolor, desesperación, tristeza, y él no se encontraba más ahí para evitarlo.

Sentí la presencia de alguien, y con mi vista ardiendo intenté descifrar de quién se trataba. El mejor amigo de Luke estaba frente a mí, unas gafas negras ocultaban sus ojos; me separé de Neisan con lentitud para dirigirme a André. Callado, él miró al suelo unos cuantos segundos.

—Hasley, se supone que esto… —Me mostró un disco de vinilo en su caja— te lo daría en la noche de aquel día… —Entrecerré mis ojos y gemí al recordar cuando me preguntó si podría salir con él por la noche. Su propuesta—. Pero el destino no lo quiso así.

Lo cogí entre mis manos y leí lo que decía la pequeña caja: The Fray. El chico solo apretó mi hombro y se dio la vuelta para alejarse. Una pregunta se plasmó en mi mente, teniendo la valentía de erguirme y correr hacia el chico.

—¡André! —grité para que se detuviera.

Él me oyó y se giró, se quitó las gafas oscuras dejándome ver sus cansados e hinchados ojos. También estaba sufriendo.

—¿Qué pasó? —preguntó frunciendo con suavidad su entrecejo.

—¿Tú sabes adónde me iba a llevar aquel día? ¿Sabes para qué?

Necesitaba que me respondiera, que me dijera, en serio lo anhelaba. Me valía si eso me seguía afectando.

André pasó la lengua por sus labios y asintió.

—Te quería llevar a la cascada que está fuera de la ciudad, me dijo que iba confesarte muchas cosas porque no quería que hubiera ninguna falsedad entre vosotros, él quería sincerarse contigo. —Sus palabras eran como una puñalada en mi pecho, reprimí las ganas de tirarme a llorar pasándome las yemas de mis dedos por debajo de mis ojos—. Luke… Luke quería pedirte que fueras su novia, porque… porque quería tu quinientos veinte y porque habíais pasado mucho tiempo juntos siendo una pareja. Él solo quería formalizar lo que ya teníais.

Quinientos veinte.

Quinientos veinte discos.

Quinientas veinte rosas.

Luke…

—¿En serio? —Un sollozo se escapó de mis labios.

—Luke te amaba, de eso puedes estar segura —dijo por lo bajo, como si fuera un secreto—. Jamás lo había visto tan feliz y decidido con nadie.

Quería decirle que se callara, que me estaba lastimando, ¿por qué no pude esperar unos días para preguntarle? Pero, vamos, había sido yo quien lo había decidido así. También medité sobre qué era lo mejor, decirme todo de una vez para que pudiera llorar, aunque no sabía si aún tenía lágrimas.

No había parado desde que me enteré de su partida.

—Es mi culpa, no debí llamarle —soltó y las lágrimas cayeron de sus ojos.

—No, no, André… No es tu culpa…

—Perdí a mi mejor amigo —musitó—. A mi hermano de años. El último día que charlamos… lo vi tan sincero, pero jamás imaginé que se estuviera despidiendo.

—Qué curiosa es la vida —me lamenté.

—Martha está destrozada, es el segundo hijo que pierde, ¿lo sabes?

—Sí… —respondí—. Miremos el lado bueno, Zachary y Luke ya están juntos, quizá ya es feliz.

—No —negó—. Empezó a serlo desde que te conoció.

Sonreí a medias por la declaración del chico, divisé por encima de su hombro a alguien a quien siempre había querido encarar y lo tenía a unos metros, llenándome de dolor y enfado.

—Pero lo mejor de todo esto es que ya no le dolerán los golpes.

Los ojos oscuros del chico me miraron de una forma indescriptible y siguió adonde yo miraba. No sabía qué estaba a punto de hacer, solo dejé que mis piernas trazaran un recorrido planeado, tenía al hombre que hizo daño por varios años a mi Luke enfrente. El señor Jason se fijó, su ceño se frunció al percatarse, a su lado se encontraban Pol y la señora Martha.

—¿Hasley? —me llamó mi madre. No cedí.

—Hizo vivir a Luke uno de los peores infiernos cuando él solamente quería ser comprendido, no se merecía sus abusos, solo la voz paternal de alguien, algo que usted no fue —solté con rabia—. No intentó acercarse a él, lo hizo sentir culpable, el peor hijo del mundo, estaba ahogándose y usted lo hundió, Luke no merecía el trato que le daba. ¿Qué necesidad tenía de buscar alguna anestesia para su dolor? ¿Qué necesidad había de que él se alejara de Australia? Ninguna.

Los ojos de su padre me observaban con detenimiento, no se despegaban de los míos. Quería decirle tantas cosas, pero no me salían, o simplemente no podía, porque algo me lo impedía, tal vez era un mínimo de respeto porque era el padre de la persona que tanto amaba.

—¿Y sabe? Quizá no lo tomara en serio a veces, pero me iba a presentar a usted en la cena de Navidad, porque después de todo es su padre, y sé que, muy en el fondo, Luke lo quería. Ese será su peor remordimiento.

Derramó una lágrima y supe que era hora de irme. Apretando mis labios me di la vuelta caminando de nuevo al lugar donde ahora Luke se encontraba enterrado, miré una vez más la tumba y sonreí con nostalgia.

—Gracias por aparecer en mi vida.

Me sentía cansada, seca y vacía, ya no quería llorar, había algo en mi interior que ya no podía más, desapareció repentinamente. Ya no aguantaba. Quería quedarme allí, sin regresar a mi fría habitación, tratando de asimilar la realidad, pero tenía que seguir con mi vida, aun cargando con aquel dolor que no se disipaba.

—Prometo que todas las mañanas despertaré tratando de creer que has estado soñando conmigo en nuestro boulevard, te amo…

imagen