Los rezos de medianoche habían terminado en el Coro, y, los monjes abandonaban la Capilla, retirándose a sus celdas, por los senderos umbríos

que la luz de la luna menguante bañaba de un débil resplandor metálico;

uno a uno iban los monjes, dispersos y lejanos, entre sí;

desaparecían al llegar a los senderos respectivos que llevaban a sus celdas;

éstas, parecían tragarlos, como una tumba;

al volver el sendero que conducía a la suya, Remo Marsilli, vió lanzarse sobre él, un hombre que estaba oculto a la sombra del ramaje;

lo reconoció;

era Giovanni Lanzzi.

Remo, vió brillar la hoja de un puñal y la sintió clavarse en su corazón;

no se defendió, no gritó, cayó por tierra, tendido cuan largo era.

Giovanni Lanzzi, se abalanzó sobre él, le desgarró el hábito sobre el cuello y, buscó ávidamente algo;

sus manos tropezaron con aquello que buscaba y febrilmente pugnaron por desatar la cadena que sostenía el Medallón al cuello del fraile asesinado;

solo en ese momento, éste, que, no había acabado de morir, ensayó un movimiento automático y, levantó sus manos, ya sin fuerzas, como para defender la preciosa reliquia;

pero luego, dejó caer sus brazos a lo largo de su cuerpo, y, quedó inmóvil;

estaba muerto;

arrancado ya el Medallón del cuello de Remo, Giovanni Lanzzi le arrancó también el cuchillo de la herida;

una pluma de sangre brotó entonces y le empurpuró las manos y, aun el rostro, y goteando de la hoja asesina, marcó su marcha hasta su celda, con gotas rojas, que engrandecían en la arena, semejando hojas dispersas de una anémona despedazada;

ya en su celda Giovanni Lanzzi, arrojó lejos el cuchillo que no se preocupó de limpiar, y poniendo sobre el reclinatorio, el Medallón, que contenía el

retrato de Leona, se arrodilló ante él, y lo cubrió de besos, diciéndole mil cosas de amor, con voz apasionada y temblorosa;

y, rodó por el suelo, apretando el retrato entre sus manos, cubriéndolo de besos locos, estrechándolo sobre su corazón, y, en un acceso de lascivia senil, poseyó en él, la Muerta Amada, celebrando con esa sombra, una larga noche de nupcias bajo la misteriosa luz de las estrellas.