CAPÍTULO OCHO

“QUE SALGAN OCHO HOMBRES”

Los Profetas del Pre Exilio

Si usted debiera preparar la lista de invitados para una fiesta, tal vez preferiría excluir a los Profetas. Mientras David y Salomón merecieron el título de “grandes fiesteros” en el antiguo Israel, los Profetas fueron, por el contrario, los infaltables “aguafiestas.” Representados por los quince libros individuales, estos singulares hebreos denunciaron a voz en cuello el mal, la corrupción, y la inmoralidad que desfilaban ante sus molestos ojos. Como dijimos antes, el término “profeta” es acaso demasiado amplio. Si bien el significado original de la palabra era “vidente,” estos hombres (Débora fue una de las escasas excepciones de la época) fueron mucho más que adivinos de la fortuna. Su papel podría definirse como “mensajeros humanos de Dios,” aunque ocasionalmente fueron testigos renuentes, como en el caso de Jonás.

Aunque sus blancos preferidos eran los pueblos de Israel y Judá, los profetas también apuntaban a otras sociedades vecinas, y sus palabras todavía resuenan incómodamente verdaderas en lo que hace al pecado, la corrupción, y la falibilidad humana. En la mayoría de los casos, los libros brindan pocos datos biográficos acerca de estos hombres y, en muchos casos, partes de los libros fueron escritas mucho después de la muerte de los Profetas. En su conjunto, el cuerpo literario—duro, sin ambages y a menudo vívidamente poético—dejado por los Profetas es único entre las religiones del mundo.

Estos libros también marcan un punto de partida para las Escrituras hebrea y cristiana. En la Escritura hebrea, los libros de los tres Profetas “mayores” y los doce “menores”—todos incluidos bajo el título Nevi’im (“Profetas”)—siguen a los “libros históricos” desde Jesúa hasta los Reyes. El Antiguo Testamento cristiano continúa una progresión “histórica” en la que el Libro de los Reyes I y II es seguido por las Crónicas, los Libros de Esdras, Nehemías y Ester, y los Profetas aparecen mucho más tarde.

Para mantener la continuidad narrativa de la historia del antiguo Israel, los Profetas son divididos en dos grupos: el primero abarca a los ocho Profetas anteriores a la caída de Jerusalén y el Exilio, el segundo incluye a los Profetas del Exilio y del post-Exilio.

Tradicionalmente, Isaías, Jeremías, y Ezequiel son los “Profetas Mayores.” Los otros doce son los “Profetas Menores.” Pero esta caracterización no refleja la importancia relativa de cada uno. Los profetas “menores” no son menos importantes: simplemente, sus libros son más cortos. Sin embargo, de haberlos bautizado “Profetas Cortos” hubieran constituido la versión hebrea de los Siete Enanitos.


PROFETAS ANTERIORES AL EXILIO

Profeta   Fecha (AEC) / Lugar
Amós   c. 760–750; Israel, bajo Jeroboam II
Oseas   c. 745; Israel, bajo Jeroboam II
Isaías   742–701; Judá, bajo Osee, Joatam, Acaz, y Ezequías
Miqueas   c. 750; Judá, bajo Joatam, Acaz, y Ezequías
Nahúm   625–610; Judá, bajo Josías
Sofonías   c. 621; Judá, bajo Josías
Habacuc   615–598; ¿Judá?
Jeremías   627–587; Judá hasta la caída de Jerusalén

Amós

Pero deja que la venganza se derrame como agua, y la justicia fluya cual torrente impetuoso. (Am. 5.24)

El Libro de Amós es atribuido a un guardador de ganado—Richard Elliot Friedman lo llama “cowboy” en Who Wrote the Bible?—de una aldea de Judá que se traslada a Israel en los tiempos del rey Jeroboam II (786–784 AEC), época verdaderamente próspera para el reino del norte. Pero, a los ojos de Amós, estos tiempos de bonanza son emblema de decadencia moral y corrupción ética en Judá e Israel.

VOCES BÍBLICAS

AM. 2.6–8

Por cuanto han vendido por monedas de plata al justo,

y por un par de sandalias al pobre.

Abaten hasta el suelo las cabezas de los pobres,

y apartan de su camino a los afligidos.

Padre e hijo duermen con la misma joven,

y profanan así mi nombre.

Predicando en una época de relativa riqueza y estabilidad política, Amós condenó la opresión de los pobres por los ricos, la piedad vana, y las prácticas religiosas inmorales (“padre e hijo duermen con la misma joven” era aparentemente una alusión a la creciente popularidad de las prostitutas de templo). Según Amós, Dios desprecia los sacrificios, los festivales, y los cantos que no van acompañados de una conducta ética que depende exclusivamente de la responsabilidad de cada individuo. El profeta anunció que Dios destruiría a todos aquellos que no enmendaran su proceder corrupto. Este mensaje no le ganó el favor popular, y el rey Jeroboam desterró a Amós de Israel debido a la dureza de sus palabras. Obviamente, el mensaje de Amós no quedó restringido a su lejana época.

En los últimos versículos del libro, Amós predijo la redención, la paz y la prosperidad para el pueblo de Israel, aunque se cree que podrían haber sido agregados por un editor posterior.

¿Por qué los Hijos de Israel son el “Pueblo Elegido”?

Una de las frases más significativas del Libro de Amós es aquella que comunica el mensaje de Dios a Israel: “A vosotros os he elegido entre todos los pueblos de la tierra; por eso os pediré cuentas de todas vuestras injusticias.”

Ésta es la esencia de la designación de “Pueblo Elegido” aplicada a los judíos. Desde los tiempos de Abram los israelitas creyeron haber sido elegidos por Dios. ¿Pero elegidos para qué? ¿Para ocupar elmejor lugar en la mesa? ¿Para conseguir las mejores ubicaciones en el teatro?

La idea de “ser especial” no es exclusiva del judaísmo: casi todas las culturas se consideran mejores que las demás (esto es lo que se conoce como “etnocentrismo”). Cristianos y musulmanes han adoptado la idea de “ser elegidos.” Este concepto de “elegibilidad,” estrechamente vinculado al resentimiento histórico del pueblo judío y que encuentra su manifestación última en un virulento antisemitismo, no tiene nada que ver con la idea elitista judía de ser en cierto modo “favorecidos” por Dios. En opinión de Amós, la alianza de Dios con su pueblo—“ser el pueblo elegido”—no autoriza a los judíos a esperar favores especiales. En esencia, el hecho de “ser elegidos” aumenta su responsabilidad de demostrar obediencia ejemplar a la ley divina. Si bien el porqué de la elección de Abram y sus descendientes jamás se explica en la Torá, los israelitas fueron elegidos para una función exclusiva: divulgar la palabra de Dios y hacer conocer al mundo su naturaleza y sus leyes. Dice el rabino Telushkin en Jewish Literacy: “¿Acaso el ju-daísmo cree que haber sido elegidos otorga a los judíos derechos especiales, así como las ideologías racistas los otorgan a quienes pertenecen a ‘la raza elegida’? En absoluto…. Ser el puebloelegido está tan desvinculado de cualquier idea de raza que los judíos creen que el propio Mesías descendía de Ruth, una mujer no judía convertida al judaísmo.” (p. 506)

Amós suscribe este punto de vista cuando agrega estas palabras dirigidas al pueblo judío: “Para Mí, oh israelitas, vosotros sois iguales a los etíopes, dice el Señor.” (Am. 9.7)

Oseas

Porque quise misericordia, y no sacrificios; y el conocimiento de Dios más que los holocaustos. (Os. 6.6)

El Libro de Oseas es atribuido a un profeta que vivió en el reino del norte poco después de Amós. Su historia es una de las más raras entre los profetas, ya que en el primer versículo Dios le ordena casarse con una prostituta. Oseas obedece, aunque su esposa Gomer es luego llamada adúltera en lugar de ramera. En términos modernos, Oseasfue el profeta del “amor incondicional.” No importa lo que Gomer haya hecho, Oseas la ama y la acepta nuevamente. En cierta ocasión se ve obligado a comprarla—aunque no queda claro a quién—por plata, cebada, y vino. (Algunos escritores adujeron que en realidad compró una segunda esposa, interpretación que provocó considerables debates y desacuerdos.)

La esposa infiel brinda a Oseas su metáfora profética. Oseas compara la relación del hombre casado con una adúltera a la relación de Dios e Israel. Oseas, el esposo engañado, es como Dios. Su esposa anda con otros hombres, así como el pueblo de Israel peca con otros dioses. Ella será severamente castigada, pero todas las veces será perdonada y aceptada de regreso porque el amor de su esposo siempre será mayor que su cólera.

La afirmación de Oseas en cuanto a que Dios prefiere la “misericordia,” o la conducta justa, a las demostraciones de piedad vana (“sacrificio”) será un tema clave de las enseñanzas de Jesús.

VOCES BÍBLICAS

OS. 14.4–5

Curaré su deslealtad, los amaré sin medida, porque mi cólera los ha abandonado. Seré para Israel como rocío.

En conjunto, el de Oseas es un libro curioso. El Dios que tan severamente ha condenado el adulterio—ordenando que las esposas adúlteras fueran muertas a pedradas bajo la ley mosaica—contempla la posibilidad de perdonar a la mujer adúltera.

Que clase de señales confusas.

Isaías

Aunque vuestros pecados sean como el carmín, podrán volverse blancos como la nieve; aunque sean rojos como la lana teñida, podrán volverse blancos como el vellón. (Is. 1.18)

Todos los años, en Pascua y Navidad, los teatros, catedrales, e iglesias sellenan de gente dispuesta a escuchar el Mesías de Händel. Compuesta en apenas 18 días en 1742, esta obra maestra es un prodigio de música y palabras gloriosas. Las audiencias todavía se ponen de pie al escuchar el “Aleluya.” Pero Händel tuvo ayuda. George Gershwin tuvo a Ira. Rogers, a Hammerstein. Y Elton John tiene a Bernie Taupin. Händel y su libretista tuvieron a Isaías.

“Porque ha nacido un niño entre nosotros,” “Consuélame, consuela a mi pueblo,” “Cada valle sea alabado,” “La voz de aquel que gritó en el desierto,” “Él soportó nuestros pesares y cargó con nuestras penas,” “Somos como ovejas extraviadas del rebaño.” Todo esto, y mucho más, pertenece al Libro de Isaías.

El libro profético más extenso de la Escritura hebrea tuvo un notable impacto sobre nuestro idioma. Además de brindarle a Händel una lírica excepcional, Isaías nos dio:

“Blanca como la nieve,” “Espadas en azadas / lanzas en hoces,” “No volverán a aprender las artes de la guerra,” “El pueblo que caminó en la oscuridad,” “El lobo morará con el cordero, y el leopardo yacerá con el ciervo, y un niño pequeño los guiará,” “Ascenderán con sus alas como águilas,” “Verán ojo por ojo,” “Un cordero para el carnicero.”

No es para asombrarse que se hayan utilizado tantas frases de Isaías para el relato de la vida de Jesús en el Mesías de Händel. Más que cualquier otro libro de un profeta hebreo, el de Isaías ha desempeñado un papel protagónico para los cristianos e incluso ha sido llamado “el quinto Evangelio,” porque muchas de sus profecías parecen haberse cumplido en la vida de Jesús. Esto señala una diferencia fundamental entre judíos y cristianos en lo que hace a la lectura de la Biblia. Para los judíos, Isaías fue el profeta de su tiempo y de un futuro mesiánico. Para los cristianos, las profecías de Isaías se cumplieron en Jesús.

RESUMEN DE LA TRAMA: ISAÍAS

Lo que sabemos de Isaías proviene básicamente del libro mismo, incluyendo el hecho de que Isaías no escribió todo el libro que lleva su nombre. Nacido en el seno de una aristocrática familia de Jerusalén hacia el año 740 AEC, Isaías fue consejero de cuatro reyes de Judá: Osee, Joatam, Acaz, y Ezequías. Según la tradición, el profeta fue martirizado entre los años 701 y 690 AEC. Su carrera profética atacó el torbellino político y las intrigas foráneas que afectaron a Judá entiempos del Imperio Asirio. Las referencias a acontecimientos ocurridos mucho después de su muerte fueron seguramente agregadas por el escritor o los escritores que posteriormente editaron el Libro de Isaías. La mayoría de los estudiosos lo consideran un conjunto formado por tres partes distintas que adquirió su actual estructura hacia el año 180 AEC.

Como otros profetas, Isaías combina las advertencias de castigo por los pecados de Israel con la esperanza de tiempos más prósperos. Anuncia la llegada de un juicio y una era mesiánica en la que un rey del linaje de David gobernará en paz y justicia.

VOCES BÍBLICAS

IS. 7.14 (Versión cristiana)

Mirad, una virgen concebirá, y tendrá un hijo, y lo llamará Emanuel.

IS. 7.14 (Versión judía)

Mirad, la joven mujer está encinta y tendrá un hijo, y lo llamará Emanuel.

¿Cuál es la diferencia entre una “virgen” y una “mujer joven”?

Estas dos traducciones de un mismo versículo brindan un nuevo ejemplo de “¿La Biblia de quién?” Las diferencias entre los idiomas y la dificultad de expresar el significado preciso o el sentido de las palabras en la traducción han provocado incontables problemas con el correr de los siglos. Estas divergencias de interpretación y/o errores de traducción son causa de ciertas diferencias fundamentales en la manera en que judíos y cristianos perciben las Escrituras hebreas. Para los cristianos, casi todo lo que ocurre en el AntiguoTestamento está relacionado con profecías del advenimiento de Jesús. Obviamente, los lectores judíos no establecen ese tipo de relaciones. El ejemplo perfecto de interpretación judía contra la interpretación cristiana se encuentra en la profecía de Isaías al rey Acaz hacia el año 735 AEC. Aligual que la mayoría de los idiomas, el hebreo tiene dos palabras diferentes para designar a una “virgen” y a una “mujer joven.” La mujer joven podría ser virgen, pero no tiene que serlo. Los comentaristas judíos señalan que Isaías le estaba diciendo al rey Acaz que su esposa, la “mujer joven” del versículo, pronto tendría otro hijo. Ese hijo fue Ezequías, un rey devoto y bueno, fiel a las tradiciones y obediente a las leyes.

Sin embargo, los lectores cristianos vieron algo más en las palabras de Isaías: no sólo la profecía de un nuevo príncipe para Israel sino la de un futuro vástago mesiánico, el mismísimo Jesús. En los dos relatos de su nacimiento milagroso, Jesús nace de María, una mortal virgen. Uno de estos relatos, el Evangelio según San Mateo, repite la traducción errada de “virgen” al griego, cuando la profecía de Isaías fue utilizada para aludir a María, madre de Jesús. En otras palabras, fuera o no virgen María, no tenía que serlo para cumplir la profecía de Isaías, ya que ésta sólo hablaba de una mujer joven. Mientras algunos estudiosos cristianos modernos han comenzado a discutir vigorosamente el concepto de “nacimiento inmaculado,” las palabras originales de Isaías refieren claramente a una “mujer joven” o “doncella” no necesariamente virgen.

VOCES BÍBLICAS

IS. 42.1

He aquí mi siervo, yo lo sostendré; / mi elegido, en quien se complace mi alma; / sobre él he derramado mi espíritu; / él traerá justicia a las naciones.

IS. 50.6

Entregué mis espaldas a los que me azotaban, / y mis mejillas a los que arrancaban mi barba; / no aparté mi rostro de los que me escarnecían y escupían.

LS. 52.13

Sabed que mi siervo prosperará / será ensalzado y engrandecido, / y será puesto muy en alto.

LS. 53.5

Pero él fue llagado por causa de nuestros pecados, / y despedazado por nuestras maldades; / sobre él cayó el castigo que nos liberó, / y por sus heridas fuimos sanados.

LS. 53.11

El justo, mi siervo, hará justos a muchos, / y soportará el peso de sus iniquidades.

¿Quién es el “siervo sufriente”?

Como en el caso de la “virgen encinta” de la profecía de Isaías, cristianos y judíos disienten en otro sector clave del Libro, el que corresponde a los capítulos 42, 49, 50, 52 y 53, cuyos cantos hablan de un “sufriente siervo de Dios.” Cuando Isaías habla de un hombre sufriente, despreciado, y rechazado que es llevado como un cordero al carnicero, los cristianos ven otra profecía de Jesús. Las palabras de Isaías describen sufrimientos específicos que parecen aludir a las torturas sufridas por Jesús antes de morir crucificado. El “siervo sufriente” no sólo sufre por el bien de los hombres sino que también carga con sus pecados. Esta descripción se adapta perfectamente a la creencia central del cristianismo, según la cual Cristo muere por los pecados del hombre. Los lectores judíos prefieren considerarlo como una referencia al propio Isaías—el profeta que sufrirá por la dureza de sus palabras—o al pueblo de Israel—que pronto sufrirá una catastrófica derrota por los pecados de la nación.

Miqueas

Él te ha dicho, oh mortal, lo que es bueno; / y lo que el Señor requiere de ti; / que seas justo y ames la misericordia,/ y camines humildemente con tu Dios. (Miq. 6.9)

Miqueas comenzó a profetizar antes de la caída de Samaria, la capital del reino del norte, en el año 721 AEC. Sus profecías anuncian laterrible condena que caerá sobre ambos reinos. La mayoría de los eruditos actuales coinciden en que este Libro tuvo múltiples autores, y en que sólo los tres primeros capítulos salieron de la pluma de Miqueas.

Igual que Amós y otros profetas, Miqueas atribuye el futuro castigo de Dios contra Israel y Judá debido a la opresión de los pobres por los ricos, la corrupción de los sacerdotes y profetas, y la irresponsabilidad e inmoralidad de los líderes políticos. Como consecuencia de estos males, Miqueas predice que Jerusalén y el Templo serán destruidos (lo que ocurrió en el año 586 AEC).

Algunos de los últimos capítulos del Libro de Miqueas, probablemente escritos luego del Exilio en Babilonia, contienen profecías de una nueva era de paz universal en la que Israel será gobernado por un descendiente del rey David. Este “rey pastor” nacería en Belén, como David, por lo que la profecía de Miqueas fue interpretada por los cristianos como una predicción del nacimiento de Jesús.

Los “tres requerimientos” de Miqueas—ser justo y amar la misericordia, obrar el bien, y caminar humildemente con Dios—resumen la esencia de una persona divina.

Nahúm

Se sabe muy poco acerca de Nahúm, excepto que fue más un poeta que un profeta. Y un poeta muy bueno. La primera parte del Libro de Nahúm es un acróstico incompleto, en el que cada verso del poema se inicia con una letra distinta del alfabeto hebreo. Nahúm profetizó la inminente derrota de Nínive, la capital asiria, que cayó en manos de los caldeos en el año 612 AEC. Comparando a esta ciudad perversa con una prostituta, Nahúm narró su futura destrucción con una imaginación vívida…aunque su mensaje también podría ser leído como una condena general del mal, la corrupción, y la inmoralidad.

VOCES BÍBLICAS

NAH. 3.1–6

¡Ay de ti, ciudad sanguinaria, / llena de fraudes y deextorsiones / y de continuas rapiñas! / ¡Chasquido de látigos y estruendo / de impetuosas ruedas, / galope de caballos y ruido de carros! / La caballería avanza, / relucen las espadas y relumbran las lanzas. / Muchedumbre de heridos / que agonizan, / grandísima derrota. / Son innumerables los cadáveres, / los unos caen muertos encima de los otros. / Todo esto por causa de las muchas / fornicaciones de la ramera, / la bella y agraciada que domina el arte de la hechicería, / que esclaviza a los pueblos con sus fornicaciones / y a los hombres con sus hechicerías. / Aquí estoy contra ti, / dice el Señor de los ejércitos, / y levantaré tus faldas hasta cubrirte / con ellas el rostro, / y mostraré a las naciones tu desnudez / y a los reinos tu oprobio. / Arrojaré tus abominaciones contra ti, / y te cubriré de afrentas, / y servirás de escarmiento.

El Libro de Nahúm también brinda un excelente ejemplo de los problemas inherentes a la diversidad de traducciones de la Biblia. A continuación incluyo cuatro versiones de un mismo verso del Libro de Nahúm 2.11:

 

Y las caras de todos renegridas como hollín.

Y las caras de todos se ponen negras.

Todos los rostros empalidecen.

Todos los rostros se vuelven como ceniza.

Sofonías

Yo atribularé a los hombres, / y andarán como ciegos. / Porque han pecado contra el Señor; / y su sangre será esparcida como polvo, / y sus cadáveres arrojados como estiércol. / Y ni la plata ni el oro / podrán librarlos / en el día de la ira del Señor. / En el fuego de Su pasión / la tierra entera será consumida; / pues Él dará un fin terrible/ a todos los que moran en la tierra. (Sof. 1.17–18)

Tradicionalmente atribuido a un profeta hebreo que supuestamente descendía del buen rey Ezequías (el niño cuyo nacimiento fue predicho en el Libro de Isaías), Sofonías profetizó durante el reinado del rey reformista Josías, quien instituyó un amplio conjunto de reformas religiosas en toda la nación con el propósito de restaurar la fe verdadera. Sofonías se queja de todos los pecados de siempre: el desprecio de la verdadera fe en Dios mediante la práctica de ritos religiosos foráneos, la adopción de costumbres extranjeras, y el comportamiento violento y licencioso.

Predice la inminencia del día del juicio, y urge a Judá a arrepentirse para aplacar la ira de Dios. Jerusalén es específicamente condenada a la destrucción por su negativa a abandonar sus hábitos corruptos.

Hacia el final, Sofonías pone una nota de esperanza al prometer la reconstrucción de Jerusalén. También predice que todos los gentiles—o naciones no judías—serán convertidos, y que los hombres fieles y justos de Judá serán salvados. Si bien la palabra “gentil” se utiliza actualmente como una acepción de “cristiano,” tradicionalmente tenía un sentido más amplio. Deriva del latín gens— literalmente, “nación”—y es una traducción de la palabra hebrea goy. Aludía a los no judíos y a todos aquellos que no participaban de la alianza judía. En muchas traducciones “gentil” ha sido reemplazado por “nación” a fin de respetar el sentido del texto hebreo original.

Parte del oráculo de Sofonías sobre el terrible “día del Señor” inspiró el célebre himno en latín Dies Irae:

Cerca está el gran día del Señor, / está cada vez más cerca y presuroso, / el sonido del día del Señor es amargo, / allí el guerrero gritará a voz en cuello. / Día de ira, / día de tribulación y angustia, / día de ruina y devastación, / día de oscuridad y de miseria, / día de nubes y de espesas tinieblas, / día del estruendo de la trompeta / y el grito de batalla / contra las ciudades fortificadas / y contra las altas torres. (Sof. 1.14–16)

Habacuc

¿Hasta cuándo, Señor, estaré clamando sin que me atiendas? / ¿Hasta cuándo daré voces en la violencia que sufro, sin que Tú me salves? (Hab. 1.2)

No se conoce absolutamente nada del profeta Habacuc, y las fechas que se le atribuyen se deben a referencias de la llegada de los caldeos en su Libro, hecho que tuvo lugar hacia el año 597 AEC. Habacuc es en cierto modo único entre los profetas, ya que cuestiona a Dios por el sufrimiento del justo y la falta de castigo del injusto, dilema moral posteriormente explorado en el Libro de Job.

A manera de respuesta, Dios asegura al profeta la llegada del juicio, y anuncia que los caldeos—una nación violenta y conquistadora a ojos del Señor—llevarán a cabo el plan divino. Habacuc finaliza su revelación afirmando que “el justo vivirá por su fe” (2.4) y prosigue con un gran salmo, o himno, en el que exalta las maravillas de Dios.

Jeremías

¿Acaso el etíope puede cambiar su piel, o el leopardo sus manchas? (Jer. 13.23)

¿Qué es una “jeremiada”?

Nacido hacia el año 650 AEC, Jeremías era hijo del poderoso sacerdote Hilcías, e inició su carrera profética en el año 627 AEC. Murió poco tiempo después de que los babilonios conquistaran Jerusalén en el año 586 AEC. Jeremías recibió la orden divina de no casarse ni tener hijos porque todos terminarían muertos. Es probable que ese impedimento constante le haya agriado el carácter. Tuvo muy pocos amigos luego de empezar a predicar sus profecías de castigo y condena para Jerusalén.

Es probable que Jeremías haya participado del movimiento reformista del rey Josías y contado con la protección de los poderosos de la corte hasta la muerte del rey, acaecida en el año 609 AEC. Después, el profeta fue cada vez peor considerado por los líderes civiles y religiosos. En distintos períodos fue colocado bajo arresto domiciliario, expulsado del foro público, y arrojado a una cisterna seca que hacía las veces de calabozo. También fue acusado de traidor y derrotista por haber aconsejado no luchar contra los caldeos. Tras la derrota definitiva de Jerusalén, Jeremías fue llevado a Egipto contra su voluntad y, segúncuenta la leyenda, fue asesinado por una mano anónima hacia el año 587 AEC.

Dios ordenó a Jeremías predicar la destrucción de Israel y Judá en castigo a la impureza moral y religiosa de sus habitantes…Y aquí llegamos a la palabra jeremiada: lamentación pesada, exagerada, o ridícula. En opinión de Jeremías hasta los sacerdotes eran laxos y corruptos, y por ello urgió a los israelitas a arrepentirse y a retornar a Dios. Les advirtió que la invasión extranjera era inevitable, y que el pueblo de Jerusalén sufriría sin el consuelo de la fe. Reprendió duramente al pueblo y describió con lujo de detalles los horrores de la guerra y la deportación a Babilonia. Los logros humanos—sabiduría, fuerza, riqueza—son insignificantes, le dijo Dios a Jeremías, y él lo comunicó en frases vívidas como la que sigue: “Los cadáveres humanos caerán como estiércol sobre campo abierto.”

VOCES BÍBLICAS

JER. 39.5–8

Pero el ejército de los caldeos los persiguió, y capturó a Sedequías en las llanuras de Jericó; y cuando lo hubieron atrapado, lo llevaron ante el rey Nabucodonosor de Babilonia, en Reblata, en el territorio de Emat, y allí fue juzgado. El rey de Babilonia hizo matar a los hijos de Sedequías ante sus ojos, y también mandó matar a todos los nobles de Judá. Luego arrancó los ojos de Sedequías, y lo aprisionó entre grillos para llevarlo a Babilonia. Los caldeos quemaron la casa del rey y las casas de la gente, y derrumbaron los muros de Jerusalén.

(En el Antiguo Testamento cristiano el Libro de Jeremías es seguido por el de las Lamentaciones, un conjunto de lamentos que conmemora la destrucción de Jerusalén en el año 587 AEC. En la Biblia hebrea, las Lamentaciones se encuentran en la tercera sección o los Escritos. La mayoría de los eruditos coinciden en afirmar que Jeremías no escribió las Lamentaciones.)