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A la mañana siguiente, fui la primera en despertar, me levanté de la cama agarré algo de ropa de mi bolso y me fui en puntas de pie al baño, deseando no despertar a las gemelas. Si lograba escaparme sin despertarlas, sería lo mejor para todas.
Cuando miré mi reflejo en el espejo, la visión de la cara de Mike pasó por mi mente. Él y Jake habían planeado venir de visita, yo estaba ansiando tener otra oportunidad para charlar o pasar el rato con ellos, aunque solo fuera por un ratito.
Sabía que no me incluirían en ninguno de los planes del grupo, pero vivía en la casa de al lado y al menos podría hacerme visible. Aunque me estaba engañando a mí misma, prefería ocupar mi mente con pensamientos sobre Mike en lugar de preocuparme por mi madre y la amenaza de la casa de acogida.
Cuando volví a entrar en el dormitorio, las chicas aún dormían profundamente. Consideré dejarles una nota para que no agregaran “grosera” a su lista de quejas sobre mí. Pero no quería arriesgarme a despertarlas. Decidí enviarles un mensaje cuando llegara a la casa de mi tía, caminé silenciosamente hasta la puerta, la abrí y me escabullí por las escaleras.
Me fui a la cocina con la esperanza de encontrar un bolígrafo y un trozo de papel, para poder dejar al Sr. y la Sra. Jackson un mensaje de agradecimiento, pero en cuanto abrí la puerta, me encontré con los padres de las gemelas parados uno al lado del otro, charlando animadamente entre ellos. Sus miradas de adoración por el otro eran muy obvias. Cada vez que estaban juntos, se notaba lo mismo.
Lo que decía Ronnie sobre que la Sra. Jackson era una caza fortunas era todo mentira. La madre de las gemelas estaba muy enamorada de su marido. ¿También serían mentiras todo lo demás que había dicho Ronnie sobre ellos?
La Sra. Jackson se me acercó, una sonrisa radiante cubría su cara. “Buenos días Alexa”.
“Espero que tengas hambre” Dijo el Sr. Jackson con una sonrisa y le guiñó un ojo cariñosamente a su esposa. “Tenemos un festín, el desayuno especial de los domingos de los Jackson está casi listo y eso significa un gran desayuno”.
“Oh, wow, umm...”
“Siéntate”, insistió la Sra. Jackson, señalando una silla junto a la mesa de la cocina. “Te serviré un poco de jugo de naranja, recién exprimido”.
Miré la jarra que tenía en la mano; era de un color naranja brillante y se veía deliciosa. Nunca había probado el zumo de naranja recién exprimido ni el zumo recién exprimido de ningún tipo para el caso. En el pasado, mis únicas opciones eran las gaseosas o los jugos baratos del supermercado.
Lancé un vistazo atrás de mí, preguntándome cómo podría escapar antes que aparecieran las gemelas.
El Sr. Jackson hizo un gesto con la cabeza hacia la mesa. “No seas tímida, Alexa, toma asiento”.
Como no podía zafar, dejé mi bolso en el piso y la arrastré debajo de la mesa.
“¿Las chicas siguen durmiendo?” preguntó la Sra. Jackson.
Asentí. “Sí, no quería despertarlas”.
“Estoy segura que el olor a comida las hará bajar muy pronto”.
Las voces de los chicos se filtraron en la cocina y ella se rió. “¡Aquí vienen!”
En segundos, la sala se llenó de animadas charlas entre Lucas y Tyler. Pusieron los platos con la comida en la mesa, junto con una variedad de jarabes, condimentos y otra jarra llena de jugo natural. Mi hermano se sentó entre Lucas y yo, ansioso por ver la gran variedad de deliciosos manjares que tenía delante.
Siguiendo el ejemplo de su amigo, esperó a que le sirvieran. No era el Tyler bullicioso al que estaba acostumbrada, el que normalmente se zambullía en el plato sin esperar a que se lo pidieran.
Allá en la casa rodante, el más rápido era el que se lograba conseguir las porciones más grandes. Era una regla tácita que había causado peleas interminables entre nosotros. Pero con la variedad y cantidad de comida que cubría la mesa esa mañana, se necesitaría un ejército de chicos para poder comerlo todo.
La Sra. Jackson se sentó enfrente y nos dijo que nos sirviéramos. Esperé a que los chicos atacaran antes de servirme un waffle dorado y ahogarlo con jarabe de arce.
“¡Es tan bueno tenerlos a los dos justo al lado!” Exclamó la Sra. Jackson. “Y estás haciendo un gran trabajo manteniendo a Lucas entretenido, Tyler”.
Lucas le sonrió a su amigo. “¿Está bien si vamos al skatepark hoy? Tyler tiene algunos trucos más que quiere enseñarme”.
La Sra. Jackson le miró de forma divertida. “Creo que podríamos arreglarlo. Haría lo que sea para alejarte de esa PlayStation”. Después me miró. “Entonces, ¿cómo está tu madre? ¿Los médicos ya han podido hacer un diagnóstico?”
Por el rabillo del ojo, vi a Tyler bajar su cabeza y centrarse en su plato. Tragando un bocado de waffle, le respondí. “No, todavía no”.
Los ojos de la Sra. Jackson se desviaron hacia su marido, pero ninguno de los dos siguió adelante con el tema. No tenía ni idea de cuánto tiempo Tyler y yo podríamos seguir con la farsa. La tía Beth quería mantener el secreto intacto. Yo también lo prefería así. Pero en algún momento, la verdad podría salir a la luz, a menos que nuestra tía inventara una enfermedad al azar para explicar nuestra continua presencia en su casa.
Al oír voces detrás de nosotros, me volví para ver a las gemelas.
“¡Festín del domingo!” exclamó Casey, entrando rápidamente en la habitación.
Se detuvo a mitad de camino cuando me vio. La expresión de Ali reflejaba la de su hermana. Obviamente habían imaginado que ya me había ido.
El Sr. Jackson mandó a las chicas a buscar un plato mientras les servía un poco de jugo en sus vasos. Ali eligió una silla al otro lado de la mesa en lugar del que estaba vacío a mi lado. Casey se deslizó a su lado, sus ojos se encontraron con los míos mientras sorbía su jugo. Por los nervios se me formó un nudo en la garganta mientras el Sr. Jackson llenaba mi plato con unos trozos de tocino y una gran cucharada de huevos revueltos.
“¿Está bien si pasamos el rato con Jake y Mike hoy?” Preguntó Casey, mirando a su madre. “Preguntaron si podían venir más tarde durante la mañana”.
Las cejas de la Sra. Jackson se levantaron. “¿Otra vez? Estuvieron juntos todo el día de ayer y anoche también”.
“Sí, pero no es frecuente que Mike esté en la ciudad y así podemos pasar el rato todos juntos. ¡Sólo nosotros cuatro!”
Ella enfatizó la palabra cuatro mirándome fijamente. La Sra. Jackson frunció el ceño, me preguntaba si sabría lo que sentían sus hijas hacia mí. Si no lo sabía de antes, ahora ya tendría un indicio.
La Sra. Jackson miró interrogativamente a su marido. “¿Supongo que no hay problema, no?”
Él suspiró. “Todavía me estoy acostumbrando a todo este asunto del novio”.
“Papá”, argumentó Ali. “Mike no es mi novio”. Dando un vistazo rápido a mí, añadió rápidamente. “Bueno, por ahora, aún no”.
“Humm”, se rió y me miró. “¿Qué hay de ti, Alexa? ¿También tienes novio?”
Todos los pares de ojos estaban sobre mí, sentí que el rubor subía por mis mejillas.
“¡Está súper enamorada de un chico de nuestra otra escuela!” Tyler sonrió con suficiencia.
Lo miré con enojada y lo pateé por debajo de la mesa.
“¡Ay!” gritó, reaccionando exageradamente.
El rubor en mi cara se intensificó cuando Ali saltó para aprovechar la oportunidad de avergonzarme aún más. “¡Tyler, cuéntanos más!”
Le di otra patada, advirtiéndole que se quedara callado. “Se lo está inventando”, dije, con una sonrisa forzada.
“Bueno, te queda mucho tiempo para pensar en chicos, Alexa”, dijo la Sra. Jackson, rescatándome mientras levantaba una bandeja de la mesa. “¿Quién quiere otro waffle?”
“¡Yo!” chillaron los dos chicos a la vez y se pusieron a reír.
Puse los ojos en blanco y me concentré en la comida que quedaba en mi plato, aunque ya había perdido el apetito.
Cuanto antes saliera de ahí, mejor.