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Me senté en el desayunador de la cocina mientras Ali agarraba un jarrón de aspecto muy delicado de la alacena, lo llenó de agua y empezó a acomodar dentro de él un ramo de flores muy bonitas de nuestro jardín. Ali me había contado que su madre adoptiva adoraba la jardinería, así como poner flores frescas en la casa y mi gemela estaba ansiosa por continuar con la tradición.
“¡Esas flores son bellísimas!” Exclamó mamá mientras levantaba la vista de la maceta que estaba removiendo. “Ali, eres una gran jardinera. Incluso los vecinos me han elogiado por el jardín, ¡pero ha sido todo gracias a ti!”
Capté melancolía en la cara de mi gemela y supe que ella estaba pensando en su madre adoptiva mientras acomodaba las flores con prolijidad dentro del jarrón. De fondo, desde el televisor pegado a la pared de la cocina, sonaba la voz de un reportero de noticias. Ese televisor se usaba muy poco, pero nuestra madre estaba constantemente atenta a las últimas noticias sobre el incendio forestal. Tenía amigos que habían sido evacuados de sus casas en el norte del estado. Justo en ese momento escuchamos que se habían originado más incendios durante la noche.
Me puse a masticar una porción de pizza que había sobrado de la noche anterior mientras veía las escenas en la televisión. A pesar de que los incendios estaban a una distancia considerable, el cielo de nuestra zona había empezado a cubrirse de una neblina de humo, otro hecho que hacía que la amenaza de incendio fuera aún más real.
La cara de la reportera volvió a iluminar la pantalla anunciando una nueva noticia de último momento.
“La reconocida organización benéfica, Care for Kids, recibió un duro golpe la semana pasada cuando se descubrió que una empleada de años había robado grandes sumas de dinero de la cuenta bancaria de la de la organización benéfica. Pareciera ser que se hicieron varios retiros chicos no autorizados en diferentes momentos, aunque pasaron desapercibidos. Un retiro reciente, por una cantidad no revelada, fue lo que encendió la alarma. No se ha dado a conocer la identidad de la empleada y hasta ahora no se han presentado cargos formales en su contra”.
“Papá dona regularmente dinero para Care for Kids”, dijo Ali. “Además siempre llevamos la ropa que no uso a la sede local”.
Mamá suspiró. “Hacen mucho para recaudar dinero para los niños sin hogar y los hogares de acogida. Esperemos que la plata sea devuelta”.
La voz quejumbrosa de mi hermano se escuchó detrás de mí, desviando nuestra atención de las noticias. “Mamá, ¿puedo ir a casa de Tyler, por favor?”
Era la tercera vez que lo pedía, pero mamá se negaba a ceder. “Ya te lo he dicho, Lucas, si Tyler hoy no ha ido a la escuela, probablemente esté enfermo y no quiero que te contagies”.
Le sonreí a Ali. “O eso o volvieron a mudarse con su madre”.
“¿Qué tal si le mandas un mensaje a Alexa?” Mamá sugirió. “Así, sabremos cuál es la situación”.
“No voy a mandarle un mensaje”, me quedé boquiabierta, horrorizada de sólo pensar en hacerlo.
Mamá dejó escapar un suspiro ya impaciente. “Casey, no es complicado, puedes enviarle un mensaje, sólo pregúntale si Tyler quiere venir a jugar con Lucas”.
“Lo haré”, dijo Ali, fulminándome con una mirada.
Estaba feliz de haber zafado, vi como Ali escribía el mensaje. Aunque no quería ser yo quien contactara a Alexa, sentía curiosidad por saber qué estaba pasando. Un minuto más tarde, el celular de Ali sonó y juntas le dimos un vistazo a la respuesta.
Tyler no se siente muy bien. Dijo que le pide perdón, tal vez mañana.
“Así que todavía están allí”, murmuró Ali en voz baja.
Me volví hacia mi hermano. “Tyler está enfermo, Lucas. Tal vez mañana”.
“¡Que bronca!” Lucas se quejó mientras se desplomaba en un banco a mi lado y se puso a golpear con su zapato la pata del taburete.
“¿No tienes deberes para hacer?”
Sacudió la cabeza. “¿Quieres probar mi nuevo juego de la Play Station?”
“No, no quiero. Yo tengo cosas que hacer”, le dije, parándome de un salto, ansiosa por escapar de sus lloriqueos.
“¿Qué hay de ti, Ali?” le preguntó, tirando de su brazo.
“Lo siento, Lucas, tenemos que practicar nuestros discursos para la acto escolar de mañana”.
Mientras salíamos lo más rápido posible de la cocina, nos siguieron más quejas de nuestro hermano. Ignorándolo, nos fuimos directamente hacia las escaleras.
“Que Tyler viva en la casa de al lado puede que no sea algo tan malo”, comentó Ali.
“Sí, pueda que tengas razón”.
Por mucho que esperara que Alexa y su hermano se mudaran, Tyler era ideal para mantener entretenido a Lucas. Sin Tyler, estaríamos atrapadas con un Lucas insoportable.
Por ahora, tenía otras cosas de las que preocuparme. La Sra. Jensen esperaba que los discursos estuviesen perfectamente expuestos en el acto escolar y después de su reacción por mi pelea con Ronnie en el pasillo de la escuela, necesitaba hacer un esfuerzo extra para tratar de tenerla otra vez de mi lado.