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CAPÍTULO VIENTIDOS

Alexa

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Decidí  no decirle nada a Tyler sobre la invitación para juntarse con Lucas. Una parte de mí sentía envidia que él fuera tan bienvenido en la casa de al lado y la otra parte estaba preocupada de que nuestros vecinos supieran toda  la verdad sobre nosotros. Aunque Tyler había prometido guardar para sí mismo lo de nuestra madre, estaba ansioso y con los nervios de punta  y  yo no estaba segura de qué soltaría si le hacían preguntas sobre la supuesta enfermedad de mamá.

A la mañana siguiente, nos despertamos y supimos que el tío Vern ya se  había ido a trabajar,  la tía Beth insistía en que fuéramos a la escuela. Sin tener otra opción, caminé hasta la parada del autobús, un malestar se retorcía dentro de mí. Tyler se adelantó para alcanzar a Lucas. Me quedé atrás, planeando llegar a la parada justo cuando parara el autobús así no tendría que hacer fila con las gemelas.

El tío Vern nos había advertido que el robo a la organización benéfica ya había sido transmitido en los noticieros. Sin embargo, hasta ahora, la identidad de nuestra madre no había sido revelada. Nos recordó que no podíamos escondernos para siempre y que el robo no era culpa de ninguno de los dos. Sabía que tenía buenas intenciones, pero eso no ayudaba mucho para aliviar el miedo que sentía por dentro.

Trató de darme seguridad contándome  que la Sra. Jensen había sido muy comprensiva y había prometido estar atenta a por si se supiera la noticia. No podía imaginarme a la Sra. Jensen como una persona comprensiva. ¿Qué podría hacer ella para ayudarnos?

Por desgracia, el autobús se retrasó y para cuando llegué a la parada, todavía no había llegado. Tyler y Lucas tenían los ojos pegados a un aparato electrónico que Lucas había traído consigo, el dúo estaba concentrado en lo que había en la pantalla. Ali y Casey se sentaron a esperar en el extremo más alejado de la parada del autobús; bajaron sus miradas cuando me vieron que yo estaba cerca.

Saqué el celular de mi bolsillo y revisé mis mensajes mientras esperaba. Me decepcionó que Ronnie ni siquiera se había molestado en ver cómo estaba ayer cuando vió que yo no había ido a la escuela. Sabía que su amiga, Holly, iba a volver y me preguntaba si Ronnie me incluiría en su grupo como me había prometido antes. ¿O me dejaría de lado, como las gemelas me habían advertido?

Su falta de mensajes  parecía una clara señal de qué esperar de ella. Aunque, yo podría haberle enviado un mensaje pero tampoco me había molestado en hacerlo. Con suerte, me estaría haciendo la cabeza por nada.

Cuando revisé mi feed de Instagram, aterricé en el último post de Mike, una foto de la banda que habíamos visto juntos. Me vendría bien tener otro amigo, pensé por un momento en enviarle un saludo corto. Podría fingir que planeaba comprar guitarras y usar eso como una excusa para contactarlo. Cuando pillé a Ali echando un vistazo a hacia mí, decidí no hacerlo. Ya tenía bastantes dramas en mi vida como para complicarme más.

Cuando me uní a la fila del autobús, le sonreí a Ali. Ella respondió con una pequeña sonrisa, pero pude ver que sólo intentaba ser educada, mientras que Casey me ignoró totalmente. Cuando subí, me senté en la parte de adelante, manteniendo mi mirada fija en la ventana mientras las chicas pasaban  por el pasillo.

El nudo en mi estómago se apretó más aún cuando el autobús entró en la zona de la escuela. Mi mente comenzó a dar vueltas, ¿Ronnie y Holly me darían la bienvenida o no? ¿Alguien se habría enterado que mi madre estaba involucrada en el robo de  Care for Kids? Ese era mi mayor temor.

Con una respiración profunda, traté de dejar de lado la negatividad y centrarme sólo en los pensamientos positivos. Ronnie estaría feliz de verme. La participación de mi madre en el robo seguiría siendo un secreto. La tía Beth decidiría que Tyler y yo podríamos vivir en su casa de forma permanente. Tuve que ponerle mucha fuerza de voluntad a mi mente para poder pensar así.

Cuando me dirigía a mi taquilla, me di cuenta de que muchos alumnos  estaban rondando cerca de mí. ¿Estarían susurrando sobre mí? ¿Habían oído las noticias? ¿Ya lo sabrían? Por más que trataba de no ser paranoica, no podía evitarlo. Cuando llegué a mi taquilla me alegró ver a Ronnie ya allí, ocupada organizando sus libros en su taquilla junto al mío.

“Hola, Ronnie”, dije, acercándome a ella.

Ella me miró y sonrió. “Oh, hola”.

Era un buen comienzo. “¿Cómo has estado?”

“Bien, gracias. Por cierto ¿Dónde estuviste ayer?”

“No me sentía bien, así que me quedé en casa”.

“Un día libre. Qué suerte la tuya.”

Ella volvió a prestar atención al contenido de su taquilla, y yo abrí el mío e hice lo mismo, todo el tiempo tratando de pensar en algo que decirle. Ronnie había sido bastante amistosa, pero podía intuir que algo la incomodaba.

De hecho no era la misma cotorra dicharachera de antes, su habitual personalidad se había esfumado.

“¡Ronnie!” una voz la llamó desde atrás de nosotras.

Me di vuelta para encontrarme con Holly, la amiga de Ronnie. La reconocí por las fotos que Ronnie me había mostrado en su celular.

“¡Holly!” Ronnie sonrió mientras las dos se abrazaban.

Las mire  con interés mientras Holly parloteaba excitada sobre una nueva serie que había empezado a ver la noche anterior en Netflix. “Era divertidísima, Ronnie. Tienes que verla. ¡Juro que te encantará!”

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Cuando se dio cuenta  que la estaba mirando, me miró con el ceño fruncido.

“Umm, hey”, le dije. “Soy Alexa”. Le sonreí amistosamente y le eché una mirada a Ronnie, pero ella no dijo nada. De hecho, Ronnie no dijo nada en absoluto.

La mirada de Holly bajó hasta mis pies mientras ojeaba mi ropa. Luego levantó sus ojos hacia los míos. Su actitud feliz se había evaporado por completo. “Oh, hola”.

Ronnie se volvió a su taquilla, agarró una pila de libros y cerró la puerta.

Antes de que tuviera tiempo de hablar, Holly  enlazó su brazo al de Ronnie. “Vamos a mi taquilla. Puedes ayudarme a buscar mis cosas”.

“Vale”, respondió Ronnie mientras Holly la arrastraba.

Holly me echó una mirada de arriba hacia abajo. Aunque el pasillo estaba lleno de alumnos parlanchines, aun así escuché su comentario. “Creí que habías dicho que usaba ropa muy cool, ese suéter es rarísimo”. Volviéndose hacia Ronnie, ella murmuró. “Ups, creo que me ha oído”.

Las dos estallaron en carcajadas y mi cara se puso roja de la vergüenza cuando miré lo que llevaba puesto. Había elegido unos leggins negros, una camisa violeta suelta y un suéter azul marino con flecos de colores en los bordes de las mangas. Las prendas eran las que mi tía había comprado y me había parecido que la combinación era de lo más cool. Obviamente no tenía la aprobación de Holly, como si fuera poco ella se sentía de lo más bien pregonándolo.

Lo que más me molestaba era que Ronnie no parecía para nada preocupada por mí. En vez de eso, se fue con su amiga, más que feliz de burlarse así, sin importarle mis sentimientos, además, también se había ido sin ninguna intención de incluirme. La advertencia de las gemelas sobre Ronnie dejándome de lado, volvió de golpe a mi mente. ¿Por qué no las había escuchado en su momento?

Tomé los libros que necesitaba de mi taquilla, cerré la puerta y me arrastré lentamente por el pasillo, sin querer hacer contacto visual con nadie. ¿Había heredado el gen de loser de mi madre? ¿Debería tatuarme una L mayúscula en el medio de mi frente?

Me quedé flaqueando en la puerta del aula. Holly estaba sentada en mi escritorio, el escritorio donde me había sentado junto a Ronnie todas las mañanas de la semana anterior. Era el lugar hacia el que había gravitado cada vez que entraba en el aula. Recordaba haberlo pasado charlado y reído con Ronnie. También recordaba a Ronnie chismorreando sobre cualquier tema que se le ocurría. ¿Este era mi karma por haber tomado la decisión equivocada? Porque había elegido a la amiga equivocada ¿Era así como terminaba todo? No sólo era una loser, sino además una chica sola, sin amigas.

“Alexa, Alexa, siéntate aquí. ¡Alexa!”

Levanté la mirada hacia arriba para encontrarme a Sammi Brownstone llamándome. Estaba tocando el escritorio a su lado, haciéndome señas. Cada par de ojos se volvieron en mi dirección, sentí mi cara brillar por tantas miradas fijas en mí cara.

“Alexa, toma asiento”, me ordenó la Sra. Harris, haciendo con la cabeza un gesto hacia el lugar vacío.

Tragándome el nudo en la garganta, hice lo que me pidió, consciente de las risas de Ronnie y Holly cuando pasé junto a ellas. Se reían de mí, pero me negué a mirarlas. Con un gesto a Sammi, me senté a su lado.

“¿Quieres pasar el rato conmigo hoy?”, preguntó emocionada.

Sammi había captado perfectamente la situación. Ahora estaba oficialmente sin amigas y en lo que a ella concernía, estaba disponible para ser su amiga.

Las dos marginadas juntas, tal vez era el lugar adónde yo pertenecía.

Traté de concentrarme en la profesora, pero la sangre rugía en mis oídos y la voz de la Sra. Harris era sólo un murmullo de fondo.

Parecía estar atrayendo un resultado desastroso tras otro. Y no sabía qué hacer al respecto.