Las voces finitas contrastaban con la pelea de guerreros que se estaba librando en el patio. No era una lucha cuerpo a cuerpo, sino corazón a corazón. El rubiecito fue el primero en abandonar y salió llorando. Como justo sonó el timbre la discusión siguió en el aula, con intercambio de cartas camufladas en bollitos de papel que volaron durante toda la clase, de un pupitre a otro, cada vez que la maestra se daba vuelta para escribir algo en el pizarrón.
Ella dijo que gustaba de mi / a mi tan bien me lo dijo tal ves gusta de los dos / pero yo la amo de verdad le escribi un poema y le encanto / a mi me dijo sos el amor mio asi que por ahora soy yo el novio / haceme caso es mala nos traisiono no seamos su novio
El timbre sonó de nuevo pero esta vez para volver a casa, donde se daría la batalla final. Por supuesto que esa tarde ninguno copió la tarea, la leche quedó a medio terminar, los ánimos por el suelo. A la hora establecida los guerreros se trenzaron en lucha online, no nos peleemos por una mina dijo el personaje de traje azul con la espada en alto; de última seamos novios los tres, propuso el caballero de rojo y le tendió la mano a su rival. La siguiente partida los tuvo aliados como parte de un mismo equipo.