El otro día leí en Panenka (una de las pocas revistas de fútbol con vocación de que lo escrito no se convierta al día siguiente en papel de envolver castañas asadas) una anécdota estupenda de Luis Aragonés, durante la Eurocopa del 2008.
Ocurrió durante la charla táctica previa a la final del Campeonato. Luis estaba serio, pero a la vez exultante. Se plantó delante de sus jugadores, que estaban sentados en sillas de brazo, en la sala del hotel en donde se concentraban. El rival era la selección alemana, y jugar contra ellos constituye siempre sufrir un cólico nefrítico. Luis comenzó su charla:
—Sé de muy buena tinta por mis informes que su cerebro, el creador, está lesionado y no va a jugar. Estamos de suerte. Seguro que conseguimos generar superioridad en el centro del campo. Los alemanes, sin él, no son nadie. Están perdidos y a merced de nuestro juego de posesión. Así que ya sabéis lo que hay que hacer.
Los jugadores se miraban los unos a los otros, sin entender del todo a quién se refería Aragonés, hasta que Xavi Hernández, entonces uno de los veteranos de la selección, se atrevió a hablar.
—Míster, ¿a quién se refiere usted cuando habla de su cerebro?
—¿A quién cojones me voy a referir? Parecéis tontos, joder. Me refiero a Wallace, claro. ¿De quién iba a hablar, si no?
Los jugadores, hecha la aclaración, empezaron a mirarse todavía más entre ellos, sin haber entendido nada de nada. Luis siguió durante unos minutos explicando la estrategia del partido, que por lo que se suele decir podría resumirse en el sermón de la montaña, con pequeñas variaciones técnicas: Salid ahí, corred, jugad al fútbol y marcad un gol más que el contrario.
Hasta que de nuevo Xavi, con cierto temor reverencial le interrumpió.
—Míster, ¿se puede saber quién es Wallace?
—¿Wallace? Joder: pues Wallace, su mejor jugador, el grandote moreno, el capitán del equipo, coño, el capitán.
—Míster, creo que usted se refiere a Ballack.
—Pues claro que me refiero a él: a Ballack, a Wallace, que viene a ser lo mismo cuando se pronuncia como es debido en correcto alemán.