A mis hijos Heidi y Gordy para que puedan conocer un amor sano; a Ralph Furtman, mi padre, en agradecimiento por su apoyo e interés constantes; a mi difunta madre, Bernice Furtman, en reconocimiento por permitirme ser todo lo que puedo ser.
Un buen libro es flexible y maleable. Está hecho para discutir con él, ser puesto en tela de juicio y marcado. Es un campo de batalla para las ideas y debe mostrar alguna evidencia de la lucha o, al menos, de las escaramuzas preliminares. Es bueno para encender mentes. No es el principio y fin para una vida equilibrada y productiva, pero puede desencadenar pensamientos y acciones necesarias.
NORMAN COUSINS