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Gwynn manejó por la carretera a la clínica del Dr. Kozlov con los vidrios abajo, sintiendo el viento soplando a su alrededor, y cantó lo más fuerte que pudo junto a las canciones en la radio. El sol se ponía cuando ella se detuvo junto a la caseta de seguridad en la entrada. Después de dejar sus armas y el celular con el guardia se dirigió a la casa.
Estacionó el carro y vio que Matt estaba parado en el porche, esperándola. Bajó las escaleras y abrió su puerta. ―Hola Gwynn.
―Hola Matt ―contestó ella antes de bajarse del vehículo.
―¿Necesitas ayuda?
―No, solo son unas contusiones, nada de vida o muerte. Pero me gustaría ver a Rubén antes de recibir atención médica.
―Desde que le dijeron que venías en camino está ansioso por verte. ―La tomó del brazo para que ella se apoyara en él y la acompañó al elevador―. Está en la habitación uno. Bajo en seguida.
La pierna le pulsaba y su mejilla estaba adolorida mientras bajaba el elevador pero sus pensamientos estaban enfocados en Rubén. Cuando la puerta se abrió su corazón empezó a latir más fuerte y sintió que el estómago se le hizo un nudo. Respiró profundo y cojeó por el pasillo.
La puerta al cuarto de Rubén estaba entreabierta. Gwynn miró hacia adentro y vio que estaba sentado, apoyado en varias almohadas, con una sábana blanca cubriendo sus cuerpo y una pierna elevada en una férula de tracción.
Abrió la puerta un poco más más. El olor a rosas emanó del cuarto y sus vistas se encontraron. No pudo contenerse más y corrió a él, abrazó su cuello y lo besó.
Los brazos fuertes de él la rodearon y la jaló encima de él mientras seguían besándose. ―Cómo te extrañé ―susurró y le besó el cuello.
Su pierna lastimada presionada contra Rubén hizo que se intensificara el dolor pero no se movió por sentir el calor de su cuerpo a través de la sábana y su aliento acariciando su cuello. ―¡Estás vivo! Debería estarte gritando por engañarme así, pero estoy demasiado contenta como para estar enojada.
―Me alegro mucho de que pudieras encontrar tu camino a mi ―dijo y pasó sus labios sobre el rostro de ella con suavidad.
―Fue un camino largo ―contestó ella y pensó en todo lo que sucedió para que ella entrara al mundo de Rubén.
Él usó su mano para sostener la cabeza de Gwynn y acercarla a él para seguirla besando apasionadamente. El pulso y el deseo de Gwynn se dispararon.
―Quisiera poder quitarme la ropa y meterme a la cama contigo ―dijo ella. Temblaba de la emoción.
Él la miró a los ojos. ―Yo también. Cuando supe que venías para acá, hice que me cambiaran a un cuarto doble. Te vas a quedar aquí conmigo.
Gwynn miró a la cama vacía. ―No es lo mismo.
―Tal vez pueda convencerlos de que junten las camas. Es lo mejor que puedo hacer bajo las circunstancias.
Matt entró a la habitación. Gwynn se bajó rápido de la cama y se paró. ―Perdón por interrumpir, pero Gwynn necesita atención médica ―dijo con una sonrisa traviesa y caminó hacia ella.
Gwynn se sonrojó pero no soltó la mano de Rubén.
Matt examinó la mejilla de Gwynn. ―¿Hace cuánto sucedió?
Ella miró al reloj en la pared. ―Al medio día, más o menos.
―¿Hace como nueve horas? ―preguntó para confirmar.
―Sí, más o menos.
―Déjame ver tu pierna.
Gwynn se bajó el pantalón. Una protuberancia grande de colores amarillo, rosa, negro y azul salía de su muslo.
Matt lo tocó con delicadeza. ―Le voy a decir al Dr. Kozlov que lo revise. ¿También ocurrió al medio día?
Gwynn asintió.
Después de que Matt le tomara la temperatura y midiera su presión sanguínea, él abrió un gabinete y sacó un camisón. ―Ponte esto. En seguida vuelvo ―instruyó y se la entregó. Luego salió de la habitación, cerrando la puerta tras él.
―¿Qué te pasó? ―preguntó Rubén, mirando a la contusión.
―Luke me pateó después de que le disparé ―dijo ella con una sonrisa avergonzada.
Una pequeña sonrisa se posó en los labios de Rubén. ―Escuché que te encargaste de él.
Gwynn se visitó y pensó qué bien se veía en comparación con una bata de hospital. Recordó el antídoto y le preguntó: ―¿Está bien si me quito esto? ―Apuntó a la tira en su pierna.
―Sí. No se debería usar por más de un par de días y ya no lo vas a necesitar.
Ella se sentó en la silla al lado de la cama de Rubén y se quitó la tira con cuidado antes de ponerla en la mesa de noche. ―¿Por qué no me contaste de la bomba en el carro? ―preguntó. Bajó la vista al suelo.
Él le levantó el mentón, tomó su mano y la besó. ―Fue muy duro no contarte, pero necesitaba saber cómo te comportarías en una situación así. Te luciste, aún con algo tan difícil. ―Apretó la mano de ella―. Estoy muy orgulloso y contento que pudiste apretar el gatillo cuando estabas en peligro.
Gwynn se quedó en silencio un momento mientras pensó en el momento en que disparó a Luke. Le quería decir la verdad, que planeó que la capturaran para poder matarlo, pero decidió que mejor no se lo diría. «Cómo fue por venganza, ¿lo aprobaría?» pensó.
―¿Sucede algo? ―preguntó él.
―No. Solo pensaba en mi pierna.
Él se inclinó hacia ella y sintió el bulto. ―Voy a hablar con Omar de eso. Su trabajo era encargarse de que estuvieras a salvo cuando Cromer te interrogara.
―No fue culpa de él. Luke me pateó porque le disparé. Ni siquiera sabía que Omar trabajaba contigo hasta que mató a un hombre al que le decían doctor.
―Eso era parte del plan. ¿Te pegó Cromer antes o después de patearte?
―Antes, pero está bien que Omar no interfiriera. Luke me contó que Fardown tiene dificultades para recuperarse de su cirugía por lo que le dije, y saberlo me dio gusto. Además, si Omar hubiera hecho algo antes de que yo le disparara a Luke, habría delatado que no trabajaba para él.
Rubén sobó los dedos de ella. ―Tienes razón. Ha sido difícil estar encerrado aquí y solo recibir mensajes.
Ella se paró y le besó los labios con suavidad. ―Entiendo. Estás acostumbrado a estar en contacto constante con tu gente y probablemente estabas preocupado por mí, pero ya aprendí a cuidarme yo sola. ―Gwynn observó su rostro apuesto―. Fue fácil con la pistola que me diste.
―¿Dónde está ahora?
―La tiene el guardia de seguridad del Dr. Kozlov, junto con el cuchillo.
―Bien. No quiero que las balas paren en las manos equivocadas. Lo que sí tengo curiosidad es saber cómo lograste registrarte en el YWCA firmando solo con una X. ¿Dijiste que no sabías cómo escribir?
―¿Cómo sabes que estuve allí?
―Sé todos los lugares que visitaste después de salir del hotel: Walmart, la biblioteca, un supermercado y finalmente el YWCA.
―¿Cómo? ―preguntó. ¿Habría un dispositivo de rastreo en la Suburban que ella no encontró?
―Tengo mis maneras ―contestó él con una sonrisa traviesa.
Ella lo miró a los ojos, color café y de vista penetrante, y dijo: ―Y yo tengo mis maneras para poder registrarme con una X, pero no le dije a nadie que no podía escribir.
―Entonces probablemente no tiene sentido preguntarte cómo pasaste la pistola y el cuchillo sin el detector de metal. Sé que no los dejaste en el carro.
―Sí, no tiene sentido preguntármelo ―dijo ella bromeando ―. ¿Cuánto tiempo...? ―Dejó de hablar de manera abrupta cuando la puerta se abrió.
El Dr. Kozlov entró y caminó hacia Gwynn. ―Déjeme ver su pierna. ―Ella levantó el camisón y él pasó su mano encima del área lastimada―. Siéntese en la cama. ―Habló con Rubén mientras ella se subía a la cama.
Después de que ella se sentara con las piernas colgando por un lado, la atención del Dr. Kozlov regresó a ella. Tocó y presionó el muslo lesionado. Ella apretó los dientes cada vez que el movimiento de sus manos aumentaba el dolor pulsante de su pierna.
―Lo vamos a tener que drenar ―informó el Dr. Kozlov y quitó su mano de la pierna de Gwynn.
Gwynn se encogió, pensando en el dolor de una aguja insertada en su pierna adolorida. Solo que la tocaran fue horrible.
El Dr. Kozlov le tomó la mano. ―Le pondremos anestesia primero. No dolerá.
Gwynn suspiró. Esperaba que tuviera la razón.
―¿Cuándo fue la última vez que comió?
―Como a la una.
―Quiero que coma algo primero. Le mandaré un sándwich ―dijo el doctor antes de salir.
*********
Gwynn se comió el sándwich mientras veía las noticias con Rubén para saber las actualizaciones del catástrofe en Wyoming. Él le contó que estaba siguiendo la historia desde que llegó a la clínica y que sabía lo que les ocurrió a los tres tipos de CT. Ambos se preguntaron si Lemus era el responsable de sus muertes.
El reportero indicó que aproximadamente el veinticinco por ciento del incendio causado por el accidente de la tubería de CT estaba bajo control. La cifra de fallecidos subió a más de mil cuando los bomberos pudieron entrar a varios campamentos inaccesibles solo para encontrar que no había sobrevivientes. Al parecer todos estaban dormidos cuando el incendio devoró sus tiendas y casas rodantes, al igual que las víctimas de otros campamentos. La voz del reportero se quebró cuando siguió diciendo que todavía faltaba gente por encontrar. La estación cortó para ir a un comercial.
―¿Crees que algún familiar de él está desaparecido? ―preguntó Gwynn.
Tal vez. Lleva todo el día reportando y la cifra de muertes parece que le está pegando duro. Una gran cantidad de los fallecidos eran niños.
―Me pregunto qué pensará McIntyre de todo esto ahora.
―Está en Wyoming, ayudando ―dijo Rubén―. Lo vi antes en un reportaje donando sangre y visitando algunos de los heridos en el hospital.
Matt y el Dr. Kozlov regresaron con una carreta llena de suministros médicos. Matt le dio a Gwynn una pastilla y le indicó que se acostara en la cama. El Dr. Kozlov le administró la anestesia, insertando con cuidado la aguja en su pierna.
Para la sorpresa y el alivio de Gwynn, no fue muy doloroso. Le indicaron que cerrara los ojos y sintió que Matt le ponía crema en su mejilla lastimada antes de quedarse dormida.
*********
Al abrir sus ojos Gwynn vio a Rubén con una bandeja frente a él. Estaba comiendo. Luego notó que sus camas estaban a menos de un metro de distancia.
Él se estiró hacia ella y le apretó el brazo. ―¿Cómo te sientes?
Ella tocó su pierna y no sintió dolor ni un bulto. ―Bien ―dijo antes de sentarse y mirar al reloj―. ¿De veras son casi las nueve?
―Sí. Dimitri dijo que nadie te molestara. ―Su rostro se iluminó―. Tienes que ver las noticias de hoy.
―¿Qué pasó? ―preguntó ella antes de mirar la televisión. Estaba confundida por su expresión tan contenta.
El reportero estaba dando una actualización de la situación en Wyoming. La cifra de fallecidos ascendía a más de mil doscientas personas.
―¿Eso es lo que pasó? ¿Qué hay más fallecidos?
―No ―respondió Rubén―. Eso no. Déjame poner uno de los canales locales. ―Tomó el control remoto y cambió a otra estación.
Parado frente a una refinería un reportero decía: ―Hizo grandes cambios en poco tiempo para mejorar la refinería Lark. La pérdida de Ethan Lemus es otro golpe trágico a la industria petrolera.
Gwynn se le quedó viendo a la televisión en shock por lo que acababa de escuchar.
―Sucedió anoche ―informó Rubén―. Te perdiste la mejor parte.
―¿Qué?
―Pam Simmons pereció junto con Lemus.
Ella se giró para verlo. ―¿Cómo?
―En el noticiero anterior el reportero dijo que fue un accidente trágico ―contestó con un tinte sarcástico en su voz―. Lemus y Simmons iban en una limosina de regreso de Galveston después de ir a un evento de beneficencia. Un camión cisterna con petróleo estaba parado en la parte alta de una colina con uno de los ejes quebrado. El conductor del camión estaba parado al lado de la carretera esperando que llegara la grúa. La limosina le pegó a toda velocidad a la parte trasera del camión cisterna causando una explosión donde murieron instantáneamente. El chofer no llevaba puesto su cinturón de seguridad y él sobrevivió cuando salió volando del vehículo. Está en el hospital con la clavícula rota y unas quemaduras en sus brazos. El conductor del camión salió ileso.
Gwynn sonrió. «La Sra. VanAusdell» pensó. ―Tal vez si Pam hubiera seguido las instrucciones de McIntyre en cuanto a Julie, seguirían vivos.
―Sabía que estarías contenta de que sus vidas terminaron de manera tan abrupta, pero el accidente fue solo eso: un accidente. Nada más. ―Él tomó la mano de ella y la miró con una expresión seria en su rostro. Luego le guiñó un ojo.
Becky entró con una bandeja con el desayuno de Gwynn. Continuaron mirando las noticias sobre la catástrofe en Wyoming mientras comía.
Después de terminar, ella quitó las bandejas de los dos y con cuidado se subió a la cama con él. Se besaron y abrazaron. ―Quisiera quedarme contigo ―susurró ella ―pero necesito salir para dejar un reporte anónimo a policía sobre la ubicación de los cuerpos de Taylor y Marilyn.
―Gordon se va a encargar de eso hoy ―respondió el. Colocó un mechón de pelo suelto detrás de la oreja de Gwynn.
―Entonces me llamará Cindy y necesito estar en algún lugar donde pueda recibir la llamada.
Él sintió el calor que irradiaba de su cuerpo pero la soltó. Sabía que alguien podía entrar en cualquier momento. ―Matt dijo que podías irte después de que revisara tu pierna ―comentó Rubén. Controló su respiración. Ajustó sus cuerpos para que ella recostara su cabeza sobre el hombro de él―. Yo puedo irme en un par de días. Tendré el pie enyesado, pero eso no va a impedir que celebremos.
Aún con su pie en la férula de tracción, ella lo deseaba en ese momento. Se estiró para besarlo con pasión. ―¿Tenemos que esperar hasta entonces?
Él asintió. ―No tenemos privacidad aquí y Dimitri se molestará conmigo si no dejo mi pie en este aparato.
―Creo que podemos hacerlo sin importar que tu pie esté elevado ―dijo ella con picardía.
―Seguro que sí pero no quiero que nadie nos interrumpa.
Ella metió su mano debajo de la camisa de él y acarició su pecho con sus dedos. ―Supongo que tendremos que esperar.
―No será por mucho tiempo.
―Jack, ¿seguirá vigilándome?
―Puede que tarde unos días para que toda la gente de Cromer se dé cuenta de que ya no tiene empleo. Que Jack te siga es cuestión de tu bienestar, una precaución. ¿Cuánto tiempo tardará para que renuncies en Wilton?
Ella se sentó y le dio una gran sonrisa. ―Stan, mi jefe, siempre me ha tratado bien, así que debería darle dos semanas de aviso. Tal vez pudiera ser menos. Déjame ver qué me dice.
―Trata de arreglar las cosas con él ―dijo Rubén antes de jalarla para besarle la frente―. Empezaré a coordinar todo para tu entrenamiento.
Ella se levantó de la cama, abrió su bolsa y sacó la libreta de notas.
―¿Qué haces?
―Necesito mandarle una nota a Karlee. ―Ella puso la libreta sobre la mesa―. La mandaré por correo cuando salga de aquí.
―Déjame leerla cuando termines. Antes de que la puedas mandar necesitas quitarle tus huellas. Haré que te dejen una botella del spray que se necesita en tu departamento.
Gwynn escribió:
Querida Karlee,
Todos los responsables de la muerte de Ian recibieron su castigo, aunque no en un tribunal.
Ellen
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EL FIN
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