Capítulo 17: Amigos

—Esto es muy fuerte —empezó a decir Esmeralda como pensando en voz alta—. ¿Os dais cuenta de lo que significa? Si de verdad encontramos aquí a SUSI, es que Txano tenía razón y ha desarrollado todo un hilo de pensamiento por su cuenta. No sé lo que dirá César, pero a mí me parece flipante.

—Bueno, Wall-E y EVA también empiezan a pensar por su cuenta en la película —dijo Óscar medio en broma.

—Ya, pero eso es una peli y esto es la realidad. Eme tiene razón. Sería muy gracioso que la primera inteligencia artificial de la historia que piensa por su cuenta lo hiciera gracias al chispazo de un jersey de lana —señaló Sonia.

—¡Eh! ¡Cuidado! ¡No es un jersey de lana cualquiera! ¡Es mi jersey de lana! —dijo Óscar para que quedara clara su participación.

—¡Pobre SUSI! —advirtió Sonia—. Si su inteligencia se parece un poco a la tuya, vamos a tener que apagarla para que no sufra —añadió mientras se reía con la broma y nos contagiaba su risa al resto.

—Bueno, no cantéis victoria, que todavía no la hemos encontrado —terció Cata.

En ese momento, una bocina nos sobresaltó. Era César, que estaba aparcando a unos metros de la entrada.

Con todo el equipo reunido otra vez, le pedimos a Maxi que siguiera buscando. Sara-Li soltó la correa y, corriendo tras ella, atravesamos el parque.

Después de unos minutos de correr entre los jardines, Maxi paró al borde de un estanque.

En el centro del estanque había una pequeña isla. Unos quince metros de agua nos separaban de ella.

La isla era un pequeño círculo de unos seis o siete metros de diámetro lleno de arbustos bastante grandes y frondosos, aunque tenía pequeños espacios entre ellos para moverse. Según los ladridos de Maxi, SUSI tenía que estar allí, pero no la veíamos.

—¿SUSI puede andar por el agua? —preguntó Óscar—. En la RoboRide se supone que no debía pisarla.

—SUSI estaba programada para no pisar el agua, pero con todo lo que ha pasado, vete a saber —dijo César mientras metía un palo en el estanque para estimar su profundidad—. Tiene unos quince o veinte centímetros nada más. En esta profundidad se puede mover sin problemas. La parte inferior de las patas no tiene ningún sistema eléctrico. Mientras no se agache, podría hacerlo —añadió echando una mirada a la isla.

Maxi seguía ladrando y el siguiente paso parecía evidente, pero nadie se decidía. Al final, César comenzó a quitarse los zapatos y los calcetines. Enseguida los demás le imitamos y al cabo de unos minutos, dos adultos y seis niños esperaban descalzos en la orilla del estanque con los pantalones arremangados y una pinta bastante ridícula.

—¡Bueno, pues vamos allá! —dijo César dando el primer paso y metiendo el pie en el agua. Al momento todos le seguimos.

El agua no estaba demasiado fría y nos cubría poco más que los tobillos.

Flash iba en el hombro de mi hermano y Maxi iba delante, andando con pequeños saltitos muy graciosos, que hacían que se acabara mojando más y nos salpicara a todos.

Avanzamos con cuidado porque el fondo estaba limoso y resbalaba un poquito, pero en menos de un minuto habíamos desembarcado en la isla.

Todos atravesando el estanque para llegar a la islita

En cuanto llegamos, Flash y Maxi salieron corriendo y desaparecieron entre la maleza.

SUSI no tenía muchos sitios en los que esconderse, y cuando pasamos los primeros arbustos, la vimos con Maxi y Flash ladrando y saltando alrededor.

Estaba sentada sobre sus patas traseras y tenía el libro de Tom Sawyer sujeto frente a ella como si lo estuviera leyendo. BB se encontraba a su lado.

En cuanto estuvimos a la vista, levantó la cabeza, dejó el libro en el suelo y saludó a César.

—¡Hola, César! ¡Estoy en la isla mágica con BB, pero está dormido! ¡Ya no saluda!

Todos reímos la ocurrencia de SUSI. César se agachó a su lado y le dio un abrazo igual que si fuera una mascota de verdad.

—¿Por qué has venido aquí? —le preguntó como si estuviera hablando con una hija traviesa.

SUSI se quedó un momento pensando…, o procesando…, o lo que hagan las IAs.

—En el libro, Tom y Huck van a la isla para tener aventuras. Yo también quería tener aventuras con mi amigo BB… Pero BB no habla como Huck.

En ese momento, SUSI levantó la cabeza y nos recorrió con su mirada electrónica. Se volvió a tomar su tiempo antes de hablar.

—Tú tienes muchos amigos humanos —dijo SUSI mirando a César—. Pero… SUSI no es humana. ¿Hay más como SUSI? —añadió ladeando la cabeza mientras esperaba la respuesta.

Sentí una enorme emoción al escuchar la pregunta y, a juzgar por sus caras, creo que los demás también lo sintieron. SUSI era un robot, pero había manifestado un sentimiento tremendamente humano. Todos queríamos tener amigos como nosotros.

Entonces, como si hubieran comprendido la pregunta de SUSI y se hubieran sentido identificadas, Maxi se colocó a su lado y se puso a ladrar y a darle lametones. Flash no se quedó corta. Dio un salto desde el suelo y se subió a su cabeza provocando las risas de todo el mundo.

Maxi y Flash rodenado a SUSI y jugando con ella

—SUSI es única, al menos de momento —dijo César—, pero no importa. Ya ves que tú también tienes muchos amigos.

Sin decir nada, Sara-Li se acercó a ella. Era la única persona de los que estábamos allí que no había estado en el garaje cuando nos presentamos a SUSI y tampoco había estado en la RoboRide, así que no la conocía.

—¡Hola, SUSI! ¡Soy Sara-Li! ¡Yo también soy tu amiga! —dijo, y simplemente extendió la mano frente a ella. El robot tardó un segundo en interpretar el gesto, pero enseguida adelantó uno de los brazos y acercó la pinza a la mano de nuestra hermana, que la tomó con suavidad.

En ese momento, Sara-Li mostró un gesto de sorpresa y cerró los ojos por unos instantes como ya le habíamos visto hacer en otras ocasiones. No sé lo que vio. Ni siquiera sé seguro si vio algo. Simplemente, volvió a abrirlos al cabo de unos segundos, miró a Óscar y sonrió. Después hizo un imperceptible saludo a SUSI con la cabeza y le soltó la pinza.

SUSI se volvió despacio para mirar a César y, después de esperar unos segundos, le hizo otra pregunta muy humana:

—¿Podemos volver a casa?

 

César y SUSI volvieron a casa y todos los demás también.

César consiguió trabajar en TC Robotics, pero SUSI siguió siendo su proyecto personal.

Aunque no ha hecho públicos sus avances con ella, y probablemente no los publique nunca, te aseguro que cada vez que la vemos nos vuelve a sorprender.

En nuestra familia, cuando sale el tema y hablamos de SUSI por algo, Sara-Li suele mirar a Óscar y sonríe sin decir nada.

Espero que algún día nos cuente por qué.

Mientras tanto, seguiremos viviendo aventuras.

Ya sabes que, si quieres, puedes venir con nosotros.

¡Hasta la próxima!

Vista de la moneda brillando en su estuche