Había una vez una niña que, gracias a su abuela, se apasionó por el mundo natural. Florencia vivió lo primeros años de su vida en una chacra. Pasaba largas horas viendo cómo su abuela cuidaba la tierra y tenía todo tipo de plantas, flores y árboles. Cuando se mudó junto a su familia a la ciudad de Paysandú, aprovechaba cada fin de semana para ir al campo.
Florencia comenzó a estudiar la Licenciatura en Biología en la Universidad de la República, integró numerosas iniciativas y se formó en tecnologías. Luego de algunos años de estudio, con un grupo de amigos crearon Julana (Jugando en la Naturaleza), un proyecto enfocado en la educación ambiental a través del trabajo comunitario. Pusieron cámaras trampa en Paso Centurión, una zona donde hay especies muy raras. Un día, mientras miraban las fotos que la cámara había registrado, descubrieron una especie de felino cuya presencia no había sido documentada para el país: ¡el yaguarundí!
Florencia hizo una maestría en genética, trabajó como profesora y se dio cuenta de que era necesario crear una base de datos sobre la biodiversidad del Uruguay. Buscó llevar adelante su proyecto pero no le resultó sencillo. Finalmente ganó una beca y se fue a Inglaterra a realizar un doctorado en ciencias biológicas, ecología y evolución.
Actualmente, se encuentra desarrollando el primer sistema científico del Uruguay que busca medir la riqueza ambiental y sus cambios: Biodiversidata. Logró integrarse a un grupo de estudios en Praga, República Checa, donde podrá continuar su ambicioso proyecto.
Con solo treinta y tres años, Florencia ha fundado un sistema de almacenamiento, gestión y evaluación de datos científicos de acceso libre para todos. Está convencida de que la información es un derecho y que la ecología y el cuidado de la biodiversidad es responsabilidad de todos.
16 DE JULIO DE 1987
MONTEVIDEO
ILUSTRACIÓN DE LUCÍA PINTO
IMAGINO UNA CIENCIA MÁS COMPROMETIDA, QUE ELIMINE LAS INJUSTICIAS, INTEGRADORA Y PARA TODES.
FLORENCIA GRATTAROLA