Había una vez una joven llamada Jacinta que sentía una gran vocación por la justicia. Estudió Derecho y se convirtió en jueza en 1952, ¡casi no había mujeres en el Poder Judicial en esa época!
Jacinta trabajó en Salto, Las Piedras y Montevideo. Era una profesional comprometida con sus responsabilidades y por eso se convirtió en una pionera dentro del ámbito judicial. Gracias a ella muchas barreras que existían para las mujeres se debilitaron.
Para Jacinta era prioridad defender los derechos humanos y la democracia, estaba convencida de que las personas solo podemos ser libres si ejercemos la ciudadanía de forma plena.
En 1985 Jacinta se convirtió en la primera mujer integrante de la Suprema Corte de Justicia y a los dos años ¡llegó a ser la presidenta del órgano máximo del sistema de justicia de Uruguay!
Jacinta, firme en la defensa de los derechos humanos, se pronunció de forma pública en contra de una ley que buscaba dar impunidad a las personas que cometieron crímenes durante la dictadura cuando un gobierno totalitario perseguía a quienes pensaban distinto.
Le preocupaba la realidad de las mujeres y las infancias, lo decía sin miedo en una época en la que no se hablaba del tema. Luchó desde su lugar de jurista para que todas las personas fueran realmente iguales ante la ley, quería erradicar la discriminación en la Justicia.
Cuando Jacinta cumplió 70 años tuvo que abandonar su puesto en la Suprema Corte de Justicia. Sin embargo, no abandonó su vocación. Trabajó en diferentes instituciones nacionales e internacionales y colaboró en la redacción del Código de la Niñez y la Adolescencia, un documento que hoy protege a todas las niñas y niños del país.
29 DE SETIEMBRE DE 1919 – 26 DE OCTUBRE DE 2007
SALTO – MONTEVIDEO
ILUSTRACIÓN DE DENISSE TORENA
CORRESPONDE INCENTIVAR LA ATENCIÓN JURÍDICA A FIN DE QUE LA MUJER SE SIENTA SEGURA DE QUE SERÁ OÍDA Y PROTEGIDA.
JACINTA BALBELA