Hubo una época en la que la Banda Oriental estuvo dominada primero por portugueses y luego por brasileños. Después de la victoria en la batalla de Ayacucho, un grupo de hombres planificó una cruzada libertadora que les permitiera volver al territorio oriental; al amanecer del 19 de abril de 1925, desembarcaron en la playa de La Agraciada. Cuando llegaron, Juan Antonio Lavalleja pronunció el juramento de liberar la patria o morir y desplegaron una bandera de tres franjas horizontales roja, azul y blanca, los colores usados desde los tiempos de José Gervasio Artigas.
El primer cuadro que representó el suceso, conocido como «desembarco de los Treinta y Tres Orientales», fue pintado por Claudia Josefa Palacios.
Josefa nació en Colonia del Sacramento a comienzos del siglo diecinueve. Fue pintora y una miniaturista importante de la época. Sin embargo, aun hoy muy poco se conoce sobre su vida. Comenzó a pintar a los doce años y vivió en Montevideo y Buenos Aires.
En 1854 realizó la pintura al óleo sobre tela Desembarco de los Treinta y Tres Orientales, es decir, más de veinte años antes de que Juan Manuel Blanes creara su célebre cuadro El Juramento de los Treinta y Tres Orientales. Tuvieron que pasar muchísimos años para que el cuadro pintado por Josefa fuera reconocido, restaurado y valorado con justicia. Por fortuna, investigadores e historiadores han recuperado documentos de la época y otros retratos hechos por la artista, que demuestran no solo su importancia en ese tiempo sino también a la luz del presente.
Josefa fue la primera artista que inmortalizó la escena libertadora y su legado en las artes plásticas del país aún es incalculable.
CIRCA 1820 – CIRCA 1882
COLONIA
ILUSTRACIÓN DE NATALIA VERA