Había una vez una niña llamada Julia que amaba dibujar, las matemáticas y cualquier cosa que pudiese armar y desarmar. Su familia, oriunda de Italia, emigró a Uruguay cuando ella era pequeña.
Julia, fiel a sus pasiones de la infancia, estudió en la Facultad de Arquitectura. ¡Era la única mujer! A pesar del peso de estar sola, Julia obtuvo notas sobresalientes todos los años que estudió.
En esa época las mujeres todavía no podían votar en Uruguay, era extraño verlas en las universidades y solían estar acompañadas por hombres. Julia fue pionera en su ámbito. En 1923 se convirtió en la primera arquitecta de Uruguay y de América del Sur.
A Julia la llamaban «señorita arquitecto» en los medios de comunicación, pero ella siempre firmó sus obras como “arquitecta”, como corresponde: con a.
Julia trabajó como dibujante incluso antes de graduarse, fue técnica en la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas y, fruto de su responsabilidad y perseverancia, con los años llegó a ser la subdirectora.
La escuela pública de Toledo y la escuela de vitivinicultura, en Canelones, fueron obra de Julia. También es autora de diversas obras en Atahualpa y Cordón, dos barrios de Montevideo. ¡Y una calle lleva su nombre!
Julia era consciente de la situación desigual de las mujeres, lo había experimentado en primera persona. Así que se juntó con Paulina Luisi, la primera mujer médica de Uruguay, y formaron la Asociación de Mujeres Tituladas de la Universidad. Se juntaban a reflexionar sobre los problemas que enfrentaban y buscar soluciones. Defendían con fervor a las mujeres trabajadoras.
17 DE JULIO DE 1897 – 31 DE JULIO DE 1985
ÉBOLI – MONTEVIDEO
ILUSTRACIÓN DE LUISA SABATINI
ARQUITECTA, CON A, COMO CORRESPONDE.
JULIA GUARINO