Marihel tenía seis años cuando le regalaron su primera guitarra. Ya de pequeña se ponía feliz los domingos al mediodía, cuando la familia se juntaba a compartir guitarreadas.
Junto a sus primos Óscar y Alberto formó un trío folclórico llamado Marosal y su tío les enseñaba cómo aparecer en público, ensayaban con palos de escoba en lugar de micrófonos. Con el tiempo comenzaron a presentarse en peñas, festivales y concursos. Pero no imaginaba que se convertiría en una de las voces más importantes de la música tropical uruguaya.
Un día se enteró de que Conjunto Casino estaba buscando una cantante para grabar una canción. Se presentó y cuando la escucharon cantar no dudaron, la tomaron para grabar la canción y le propusieron ser parte del conjunto. El camino no fue sencillo. La gente no estaba acostumbrada a que una mujer estuviera a la cabeza.
—¡Los artistas somos perseverantes! —repetía.
El carisma, la simpatía y la hechizante voz de Marihel conquistaron al público. Las canciones sonaban en bailes, hogares, y fiestas. Colé-Colé se convirtió en un clásico de la música nacional y hasta hoy el público le pide que la cante.
Luego de varios años, editó su primer disco solista y no ha parado de actuar en Uruguay, en el exterior y en carnaval.
Cuando le preguntan qué significa para ella cantar, responde:
—Siempre me hizo feliz cantar. El público se da cuenta y disfruta.
Marihel venció los prejuicios de su tiempo. No solo fue una de las primeras cantantes de música tropical, también se convirtió en la primera mujer presidenta de la Sociedad Uruguaya de Artistas e Intérpretes. Con su voz inconfundible, su ritmo contagioso, su personalidad y perseverancia, es una artista indiscutida.
2 DE DICIEMBRE DE 1961
MONTEVIDEO
ILUSTRACIÓN DE LUCÍA FRANCO
MI VOZ ES MI REFUGIO, MI GUARIDA.
MARIHEL BARBOZA