Había una vez una niña llamada María Bernabela que sería conocida como Belela en todo el mundo. Creció en una familia que cultivaba el gusto por la música, la pintura, el canto y la vida política. Junto a sus seis hermanos, Belela tuvo una infancia creativa y feliz.
Estudió Derecho, fue profesora de idiomas y desarrolló diversas actividades culturales. Cuando su esposo fue designado para cumplir funciones en la embajada de Chile, Belela y sus cinco hijos iniciaron una mudanza que cambiaría sus vidas.
En Santiago de Chile, la familia vivía en un barrio residencial. Belela se sentía cada vez más incómoda en el ambiente diplomático porque no compartía las ideas que se manifestaban sobre el gobierno de Salvador Allende. Decidió separarse de su marido y empezó a ayudar a la gente perseguida por la dictadura de Augusto Pinochet.
Cientos de extranjeros acudían a su casa pidiendo ayuda. Belela no descansaba hasta encontrarle a cada persona un lugar, un escondite o una salida; aunque pusiera en riesgo su propia vida. Tenía un pequeño autito rojo en el que andaba día y noche, a veces trasladando gente, a veces solicitando información o reclamando justicia. Por su compromiso, terminaron ofreciéndole un cargo en la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Desde entonces, Belela ha dedicado su vida a los refugiados de toda América Latina. Pero tiene un perfil bajo, no le gustan las distinciones ni los homenajes. Y siempre subraya que la lucha por una sociedad mas justa es colectiva:
—Quisiera que este reconocimiento sea algo más que un homenaje personal, que sea un reconocimiento a todas las mujeres de América Latina que luchan por una sociedad de iguales sin más diferencia que los talentos y las virtudes.
1922
MONTEVIDEO
ILUSTRACIÓN DE GENOVEVA PÉREZ
MUCHAS VECES ME TOCÓ VER MUY DE CERCA LAS INJUSTICIAS, CUANDO NO LA VIOLACIÓN SISTEMÁTICA DE LOS DERECHOS HUMANOS, PERO AUN EN LAS PEORES CIRCUNSTANCIAS ME ENCONTRÉ CON MUJERES QUE LUCHABAN POR HACERSE FUERTES EN EL DOLOR, EN EL TRABAJO DE EQUIPO.
BELELA HERRERA