Había una vez una niña llamada Cristina que tocaba el piano. Admiradora de los Beatles, la pequeña se interesó por el órgano luego de verlo en los videos musicales de la banda oriunda de Liverpool.
Los órganos, ligados al género coral, son instrumentos de viento con teclado y tubos que se tocan con las manos y con los pies. Son grandes y pesados, así que no se encuentran en cualquier lugar. Para cumplir su deseo de convertirse en organista Cristina tenía que ir a la iglesia cuando quería practicar.
—Soy música desde las entrañas.
Cristina viajó a Ginebra y a París para estudiar. Desde hace cincuenta años da conciertos en diferentes partes del mundo. Cuando sus hijos eran pequeños iba por aeropuertos y terminales con ellos a cuestas, un carrito, las valijas y su bolso personal con lo que nunca le puede faltar: las partituras y los zapatos especiales que usa para tocar.
Tras años de esfuerzo Cristina logró cumplir su sueño de tocar la obra completa del músico Johann Sebastian Bach, a quien admira. ¡Dio veinte conciertos en distintos lugares de Uruguay!
Además de organista, Cristina es directora de coro, directora de orquesta, compositora y pedagoga. Creó y dirige el Ensemble Vocal e Instrumental de Profundis, el coro infantil DeProfunditos y el Festival Internacional de Órgano del Uruguay. También fundó la Asociación Tomás Herrera que estudia y preserva órganos coloniales de toda la región andina.
La música es su forma de comunicarse, a través de ella es feliz y puede hacer felices a otras personas. Eso es lo que a Cristina le importa, que la vean como una mujer alegre que transmite amor a través de la buena música.
27 DE FEBRERO DE 1954
MONTEVIDEO
ILUSTRACIÓN DE LAURA CARRASCO
EL SER HUMANO EMPEZÓ CANTANDO, DESPUÉS APRENDIMOS A HABLAR.
CRISTINA GARCÍA BANEGAS