Agradecimientos

Me preguntan a menudo sobre cómo me documento, y mi respuesta siempre es la misma: leyendo. Para tener la seguridad de que la historia está cimentada en una necesaria certeza a través de la cual el lector pueda verse arrastrado no solo al momento histórico concreto, sino también a la mentalidad, las costumbres y maneras de la época, la base de mi documentación son los libros. Por ello, desde aquí manifiesto mi profunda gratitud a todos aquellos que plasmaron en un diario sus vivencias y reflexiones, sus miedos e inquietudes, incluso sus culpas y responsabilidades, porque con su lectura me facilitaron la construcción y mentalidad de los personajes; a los autores de novelas que me permiten adentrarme en la intrahistoria de la sociedad de la época y comprender mejor lo cotidiano del momento histórico concreto, y a todos los historiadores que investigaron, analizaron y desarrollaron ensayos, tesis y monografías con las que he conseguido entender los acontecimientos históricos tan convulsos y devastadores en los que se centra esta novela.

También las películas y documentales son una fuente importante para conocer detalles de interés que me permiten pergeñar con más acierto la historia contada. Mi gratitud a Víctor Arribas, apasionado y entendido cinéfilo, por su acertado asesoramiento en esta materia.

Mi profunda gratitud a mi «Hada de los Libros», que me proporciona todo lo que le pido en forma de libro.

Gracias a Ester Gómez Parro, que reside en Moscú desde hace más de un cuarto de siglo, pude manejarme con mayor confianza por los complicados entresijos del mundo y la mentalidad rusos.

Gracias a Palmira Márquez por su trabajo y arrollador optimismo.

Nunca me cansaré de agradecer a mi marido su tesón, su equilibrio, su serenidad, su pasión, su entusiasmo y, sobre todo, el amor incondicional que de él recibo desde hace más de cuarenta años.