Capítulo XVIII


El cura y el barbero encuentran a Sancho Panza

 

A

l día siguiente llegó Sancho a la posada encantada. Entraba por la puerta cuando fue visto por el cura.

—Señor barbero— dijo el cura—. ¿No es ese Sancho Panza? Ese vecino que se fue con don Alonso.

—Ese es— dijo el barbero—. Y ese es el caballo de don Alonso.

Los dos fueron hacia Sancho para preguntarle por don Quijote. El cogió a Sancho por el brazo y dijo:

—Amigo Sancho Panza, ¿Dónde está don Alonso?

—No lo sé— contestó Sancho.

—¿No lo sabes? Pues ese es su caballo— dijo el barbero. — Si no nos dices donde está, diremos a los alguaciles que lo has matado para robarle.

—Yo no he matado a nadie— dijo Sancho—. Don Alonso está en la sierra haciendo penitencia.

Luego les contó todo. Todas las aventuras y que llevaba una carta al Toboso para Dulcinea.

El cura y el barbero quedaron admirados por lo que Sancho les contaba. Pidió el cura la carta a Sancho porque quería leerla. Sancho empezó a buscarla pero no la encontró. No podía encontrarla porque la carta se quedó en la sierra con don Quijote.

Sancho se quedó pálido. Luego empezó a darse golpes. El cura y el barbero le preguntaron qué pasaba.

—Con la carta venía un papel donde don Alonso me regalaba tres burros— dijo Sancho.

—No te preocupes Sancho— dijo el cura—. Don Alonso te regalará los tres burros.

Después de comer, el cura y el barbero pensaron un plan para llevar a don Alonso a casa. El barbero se vestiría de princesa y el cura de escudero. Irían a buscar a don Quijote. Le pedirían a don Quijote que liberara su reino de un gigante.

A todos les pareció bien el plan. Compraron en la posada un vestido viejo y el barbero hizo con pelo de caballo una gran barba. Se la puso el cura y así todos salieron a buscar a don Quijote.