Un beso en Florencia


¡Voy allá para estudiar arte y encuentro el amor de mi vida!



1) Para conocer el arte


Dicen que París es la ciudad del romanticismo, ¡pero yo no estoy completamente de acuerdo!


Yo, al contrario, he encontrado el verdadero amor de mi vida en Florencia. Acababa de llegar a Italia para mis estudios como restauradora de bellas artes, habría tenido que transcurrir todo un año academico en la ciudad y estaba muy emocionada al pensar de aventurarme en una nueva lengua y en una nueva cultura.


En realidad, no sabía adónde esa experiencia me llevaría, dado que se trataba de mi primera larga estancia en un país extranjero, después de licenciarme en Melbourne. Una de mis pasiones, aparte del arte, es el canto y quería sacar provecho de la oportunidad de conocer mejor también este noble arte en el país de Verdi y de “Mister Volare”.


A menudo mi escuela organizaba conciertos para hacer conocer la ópera, sobre todo la italiana, la cual se integra perfectamente en el contexto artístico y monumental, dado que muchas obras se componían para iglesias y academias. Para mi, esa era una gran oportunidad para encontrar gente de mi edad.



2) ¡El encuentro!


En cuanto llegué a la estación de Santa Maria Novella, me di cuenta de que dentro de poco alguien llegaría a ser una parte importante de mi vida. Lo primero que noté de él aquel día, delante de la academia, fue que era alto, pero lo que realmente me llamó la atención fue su largo pelo negro y sus ojos oscuros. Con torpeza pregunté si estaba en el justo lugar y él me aseguró que sí, pero me dijo que el concierto no tendría lugar aquel día por una huelga contra el gobierno por los recortes a la cultura.


Mientras me hablaba, seguía navegando desde su ordenador. Pero aquel breve diálogo fue (para los dos) un pretexto para charlar un rato y más tarde me di cuenta de que había entrado en un buen grupo de amigos que como yo estudiaban y amaban la música clásica; de hecho, al cabo de un rato llegaron antes una pareja y después dos otros chicos, una chica morena y con una nariz respingona, y un chico pelicorto, alto y delgado.


De un solo golpe, de ser sola me encontré en un pequeño grupo de amigos muy simpáticos. Después nos despedimos, prometiéndonos que quedaríamos el martes siguiente para asistir al concierto por fin. Pero en aquel momento tenía que volver a casa y empezar a planear mis estudios.



3) ¡Mi dulce Roberto!


Un sábado por la mañana, mientras esperaba el autobús que me llevaría de la academia de bellas artes a Rivoli, donde vivía yo, oí a alguien que me llamaba: “Jenny! Jenny!” Me giré y vi al hermoso chico que tan amablemente había hablado conmigo y con sus amigos el martes pasado, delante de la academia musical.


Estaba hablando con sus amigos y mientras tanto masticaba una bolsa de papas fritas. Me acerqué nerviosamente a él, que sin vacilación me invitó a compartir la bolsa de papas fritas. Mientras tanto, sus amigos se despidieron de nosotros y quedamos solos, así que decidimos dar un paseo por el centro histórico de Florencia.



4) ¡Toda culpa de Cupido!


Por fin aquel día conversemos realmente por primera vez y al final, cuando estábamos por volver a casa, él me interrumpió y dijo: “Pues, he tenido la ocasión de conocer a una chica estupenda!” Inmediatamente después de eso nos despedimos en el tradicional modo italiano, con un beso en cada mejilla.


Pensaba que no volvería más a verlo, pero un buen día vino el momento para un concierto en Palazzo Vecchio. Se trata de una magnífica residencia renacentista que pertenecía a la familia de los Medici y ahora es la sede del ayuntamiento. Es absolutamente fantástica y todos los políticos locales van allí casi cada día para ocuparse de asuntos de interés público.


Nos vimos después del concierto, porque yo estaba sentada en primera fila y él en la última. En aquel momento me preguntó qué tenía en programa durante el resto del día. Cuando le dije que estaba por ir a almorzar en el centro, me preguntó si me apetecía comer junto a él. “!Claro!” le contesté.


Comimos muy bien en un restaurante rústico y después de salir de la trattoria dimos un paseo a orillas del Arno, el río que fluye por esta encantadora y romántica ciudad. La parte mejor (inolvidable para mi) fue cuando nos quedamos un rato en el Ponte Vecchio y apreciamos la vista al río.


Luego, inmediatamente después, sacamos una foto juntos con el maravilloso paisaje florentino en el fondo. Al final de este día extraordinario me acompañó a casa y mirándome a los ojos se despidió de mi con un simple “Ciao” y un beso en la mejilla.


¡La flecha de Cupido me había golpeado!



5) Un día inolvidable.


Dos semanas más tarde fui a la fiesta de graduación de una amiga que había conocido en Florencia y ¿quién encontré allí? ¡Roberto! Fue un momento maravilloso, pero desafortunadamente no volveríamos a vernos durante cierto tiempo por las vacaciones de Navidad (yo tenía que volver a casa un mes).


Pasé un mes con mi familia, pero tenía que volver a Florencia en Enero. El día de Navidad me escribió un mail dulce en el cual decía que me quería y que estaba esperando mi vuelta a Florencia. Yo no pensaba más en él (o por lo menos intentaba no hacerlo), ¡pero sus palabras habían excavado un surco en mi corazón!



6) ¡El triunfo del amor!


Finalmente enero llegó (era el día después de la Epifanía), él vino a buscarme en la estación de Florencia y me había traído un regalo. Era una caja en forma de grande caramelo con dentro chocolatinas.


Luego nos pusimos de acuerto para ir a cenar juntos aquella misma tarde para celebrar nuestro nuevo encuentro. Al final de la tarde se acercaba el momento de volver a casa, pero antes de eso nos sentamos en un muro bajo a orilla del río y hablamos todavía durante un largo rato. Yo llevaba un vestido azul y él me dijo que era muy bonito.


Le agradecí y luego él, sin vacilación, se dobló hacía mi y me besó en los labios. De aquel día en adelante hemos estado juntos durante el resto del semestre y nuestra relación dura todavía, a pesar de que vivimos en dos países diferentes. Hasta pensamos en casarnos, pero vamos a organizar nuestra boda sólo después de haber decidido dónde vivir, ¿en mi país o en el suyo? Así las cosas, ¿qué puedo decir? ¿Es un sueño? Si lo es, ¡por favor no me despertéis!