Jeanine debe abandonar el albergue para ir a Lyon. Unos días antes, dos miembros de la red, el abad Alesh, alias Bishop, y Germaine Tillion, debían acudir allí para pasar un microfilm que contenía veinticinco planchas fotográficas: los planos de la defensa costera de Dieppe. Pero las cosas no sucedieron como estaban previstas.
Germaine Tillion fue detenida por la policía alemana en la estación de Lyon. El abad Alesh consiguió pasar los controles. Por suerte, era él quien llevaba el microfilm escondido en una gran caja de cerillas.
Así pues, Bishop prosiguió solo con la misión. Tenía que entregar los microfilms a su contacto en Lyon, Miss Hall. Sin embargo, no se encontraron en el punto de la cita, el hotel Terminus. Miss Hall volvió al día siguiente, pero Bishop no estaba allí. Solo al tercer día consiguió Bishop pasarle los microfilms antes de esfumarse. Desde entonces, nadie en la red ha vuelto a tener noticias del abad.
Jeanine, inquieta, quiere entender qué ha sucedido. En Lyon queda con un agente especial de la SOE, Philippe de Vomécourt, alias Gauthier, que está en contacto con Miss Hall. Abren la caja de cerillas y Jeanine descubre que el microfilm no tiene los planos de defensa de Dieppe, sino documentos sin interés. Jeanine y Philippe de Vomécourt entienden entonces que Bishop ha vendido a la red.
Se suceden los arrestos en ese mismo momento, en París, lo que confirma la traición. Jacques Legrand, alias SMH, es detenido por la Gestapo. Philippe de Vomécourt también cae, junto con el fotógrafo que hacía los microfilms. Samuel Beckett encarga a su compañera, Suzanne Déchevaux-Dumesnil, que prevenga a los demás miembros. Pero Suzanne se topa con un control a mitad de camino y tiene que dar media vuelta. La pareja se esconde en casa de la escritora Nathalie Sarraute. Doce miembros de la red son encarcelados en Fresnes y en Romainville, y luego fusilados. Más tarde, otros ochenta son deportados a Ravensbrück, Mauthausen y Buchenwald. Casi la mitad de la red es eliminada en apenas unos días.
Jeanine ejecuta el plan previsto en caso de traición. Ordena el cese de actividad inmediata de la red en toda Francia. Debe salir del territorio. Ahora le toca a ella viajar en un maletero, el de un Renault de seis caballos adaptado por Samuel Beckett con ayuda de un amigo. Viaja con su mujer al sur de Francia, al Rosellón. En el camino, deja a Jeanine en el albergue de juventud con su hermano y Myriam.
Les anuncia que va a intentar llegar a Inglaterra pasando por España. Lo que quiere decir: cruzar los Pirineos a pie.
—Prefiero morir ahí arriba antes que ser detenida —dice.
Jeanine sabe lo que les espera a las mujeres resistentes. Violaciones, crímenes perfectos, silenciosos.
Myriam y Vicente le dicen adiós en medio de las tinieblas, sin abrazos ni palabras reconfortantes, sin coupo santo ni promesas de volver a verse, sobre todo no desearse buena suerte, no decir nada, apenas una mano estrechada para conjurarla.
Myriam y Vicente. Otra vez reunidos. Ambos han perdido a sus hermanas en la noche de la guerra.
Al día siguiente, François Morenas, el director del albergue de juventud, les anuncia que el lugar está vigilado.
—Es demasiado peligroso para vosotros que permanezcáis aquí. Los gendarmes van a venir a revisar el registro de personas.
François los conduce hasta Buoux, el pueblo de al lado, en una colina. Ahí hay un café-posada que acoge a viajeros.
—¡Está completo! —anuncia el patrón del café.
—Bueno —dice François—. Vamos a ver a la señora Chabaud. En la región todo el mundo le tiene mucho respeto a la viuda de la Gran Guerra.
—Sí, me queda una casa libre —dice a Myriam y Vicente—. No es grande, pero caben dos personas. Es ahí arriba, en la meseta de Les Claparèdes.
—A esta zona llegan paracaidistas, así que hay patrullas alemanas merodeando —advierte François—. Si no queréis tener problemas, cerrad bien las contraventanas antes de encender la luz por la noche, no fuméis nunca fuera o asomados, y os aconsejo que ceguéis bien los intersticios de los cristales por donde puede pasar la luz, nunca se sabe. Y, ya puestos, hasta los agujeros de las cerraduras.