5
EL MEJOR AMIGO
La caminata de regreso no es tan incómoda como esperaba, aun así estoy nerviosa y me tiemblan las manos. Una de parte de mí aún no puede creer que esté caminando junto a Ares. Me mantengo un paso detrás de él para no tener que enfrentarme a esa linda cara que tiene y que me desarma. Sin embargo, mis ojos curiosos viajan por sus definidos brazos y formadas piernas. Jugar al fútbol le sienta muy bien, tiene un cuerpo atlético que lo hace lucir fuerte, lo observo embobada y, cuando él me pilla, bajo la mirada avergonzada.
Ares me ojea por encima de su hombro con una sonrisa pícara que me deja sin aire.
¿Por qué tiene que ser tan jodidamente atractivo? ¿Por qué?
Refunfuñando, me enfoco en la calle a un lado de nosotros. Ares pasa el resto del camino usando su teléfono. Al llegar a la puerta de mi casa, el ambiente se pone un poco incómodo. Él se detiene a mi lado, y pasa la mano por su pelo.
—Llegaste a tu cueva, bruja.
—Deja de llamarme así.
—Péinate más seguido y lo haré.
Golpe bajo.
De inmediato, paso los dedos por mi enredado cabello, tratando de peinarlo.
—Es culpa del clima.
Ares solo sonríe.
—Como digas —hace una pausa—, bruja.
—Muy gracioso.
Ares revisa su teléfono como si revisara la hora.
—Entra antes de que tu mamá salga y te arrastre dentro.
—Mi mamá no haría eso, ella sabe lo que tiene —digo con arrogancia—. Ella confía en mí.
Y como si me escuchara, la voz de mi madre se oye desde dentro de la casa.
—¿Raquel? ¿Eres tú?
—¡Mierda! —Entro en pánico—. Eh..., fue divertido, buenas noches, adiós. —Le doy la espalda para caminar a la puerta.
—¿No acabas de decir que tu madre sabe lo que tiene?
—¿Raquel?
Me giro hacia él nuevamente.
—¡Shhhh! —Le hago un gesto con las dos manos para que se vaya—. ¡Vete! ¡Chu!
Ares se ríe mostrando esos dientes perfectos. Tiene una sonrisa hermosa, podría quedarme a mirarlo toda la noche, pero mi madre está a punto de salir y armar un alboroto. Ares me hace el símbolo de «Okay» con sus dedos.
—Muy bien, me voy, bruja acosadora.
—¿Un apodo compuesto ahora?
Me da una sonrisa arrogante.
—Soy muy creativo, lo sé.
—Yo también lo soy, dios griego. —Tan pronto mi supuesto apodo deja mis labios me arrepiento. ¿Dios griego? ¿Es en serio, Raquel?
—Me gusta ese apodo.
¡Por supuesto que te gusta, arrogante!
—¡Raquel!
Le vuelvo a dar la espalda y esta vez él no dice nada, sus pasos se alejan en la distancia mientras abro la puerta. Entro y pongo mi espalda contra la puerta, una sonrisa estúpida invade mi cara. Pasé un buen rato con Ares, el chico de mis sueños, aún no puedo creerlo.
—¡Raquel Margarita Mendoza Álvarez!
Sabes que estás en problemas cuando tu mamá usa tu nombre completo.
—Hola, mami linda —digo con la sonrisa más tierna que puedo conjurar.
Rosa María Álvarez es una mujer trabajadora, estudiada y dedicada, es la mejor persona que conozco, pero como madre puede ser muy estricta. A pesar de no pasar mucho tiempo en casa por su trabajo —es enfermera—, cuando está en casa, le gusta controlar y mantener el orden.
—Mami linda, nada. —Me acusa con su dedo—. Son las diez de la noche. ¿Se puede saber dónde estabas?
—Creí que acordamos que podía llegar máximo a las once durante el verano.
—Solo los fines de semana —me recuerda—. Siempre y cuando me informes de dónde estás y con quién.
—Pasé por la panadería y me estaba comiendo un dónut y...
—La panadería cierra a las nueve.
Me aclaro la garganta.
—No me dejaste terminar, me quedé afuera de la panadería comiéndome el dónut.
—¿Esperas que me crea eso?
Pongo mis manos en la cintura.
—Eso fue lo que pasó, mamá. Tú me conoces, ¿qué más podría estar haciendo?
Dejando que un chico me bese el cuello en el cementerio.
Los ojos de mamá se ponen chiquitos.
—Será mejor que no me estés mintiendo, Raquel.
—Jamás me atrevería, mami. —Le doy un abrazo y beso el lado de su cara.
—Tu cena está en el microondas.
—Eres la mejor.
—Y sube a darle amor a ese perro tuyo, no ha hecho más que arrastrarse por toda la casa deprimido.
—¡Aww! Me extraña.
—O tiene hambre.
Ambas son muy posibles.
Después de calentar y devorar mi comida, subo a mi cuarto y Rocky sale corriendo a recibirme, casi me tumba, está más grande cada día.
—Hola, perrito hermoso, divino y peludito. —Le sobo la cabeza suavemente—. ¿Quién es el perrito más lindo de este mundo? —Rocky lame mi mano—. Así es, tú lo eres.
Mi teléfono suena en el bolsillo de mi chaqueta y, cerrando la puerta de mi cuarto con el pie, reviso el mensaje. Es de Joshua, mi mejor amigo. Llevo días sin verlo porque he pasado mucho tiempo con Dani, y esos dos no se soportan.
De: Joshua BFF
¿Estás despierta?
Yo: Sí, ¿qué pasa?
Mi timbre de llamada suena y contesto rápidamente.
—Hola, Rochi —me habla con un tono emocionado. Joshua siempre me ha llamado Rochi de cariño.
—Hola, Yoshi. —Y yo, por supuesto, lo llamo como el dinosaurio de Mario Kart. Se parece a Joshua y es tierno. No son los sobrenombres más maduros del mundo, pero en mi defensa debo decir que los escogimos de niños.
—Antes que nada, la loca no está contigo, ¿no?
—No, Dani debe estar en su casa.
—Por fin, me tienes abandonado, ya se me está olvidando tu cara.
—Han pasado cuatro días, Yoshi.
—Eso es mucho tiempo. En fin, ¿qué te parece si mañana vemos un maratón de The Walking Dead?
—Solo si me juras que no has visto los nuevos capítulos sin mí.
—Tienes mi palabra.
Camino alrededor de mi cuarto.
—Es un trato entonces.
—¿Tu casa o la mía?
Miro el calendario en la pared.
—La mía, mamá tiene guardia doble mañana y mi televisor es más grande.
—Está bien, nos vemos mañana, Rochi.
—Hasta mañana.
Sonrío al teléfono y recuerdo aquellos momentos en los que pensé que tenía un crush con Joshua. Él siempre ha sido el único chico con el que he interactuado y compartido tanto. Pero jamás me atrevería a poner nuestra amistad en riesgo cuando ni siquiera sabía lo que sentía. Joshua es un chico tierno, tímido y físicamente lindo, nada alucinante como Ares, pero lindo en su propia forma. Usa lentes y una gorra hacia atrás que nunca se quiere quitar. Su pelo castaño rebelde se oculta dentro de ella.
Inconscientemente, me acerco a la ventana. ¿Estará Ares ahí en el patio robándose mi wifi? Mi corazón da un brinco de solo imaginármelo ahí sentado en la silla con su laptop en su regazo y esa estúpida sonrisa arrogante que le queda tan bien. Pero cuando abro mis cortinas, solo veo la silla vacía, unas cuantas gotas de agua sobre ella por la pasada lluvia de esta tarde.
Miro a la casa de Ares. Desde mi ventana se ve muy bien, ya que él siempre deja las cortinas abiertas, a veces pienso que lo hace a propósito. Echo un vistazo a su ventana. La luz está encendida, pero no lo veo. Suspiro en decepción. Estoy a punto de rendirme cuando él aparece, y agarra la orilla de su camiseta y se la quita por encima de la cabeza. Me sonrojo instantáneamente al ver su definido torso desnudo.
Ese abdomen plano y definido...
Esos brazos fuertes...
Esos tatuajes...
Esa V en su bajo abdomen...
Hace calor aquí de pronto.
Bajo la mirada, avergonzada, pero no puedo evitar echarle un último vistazo. Para mi sorpresa, Ares está parado frente a la ventana mirándome directamente.
¡Mierda!
Me tiro al suelo y me arrastro con vergüenza lejos de la ventana. Rocky mueve su cabeza a un lado, confundido.
—No me juzgues —le digo seriamente.
Mi teléfono suena asustándome. Le pido a Dios que no sea Ares burlándose de lo que acaba de pasar.
Abro el mensaje, nerviosa.
De: Ares <3
¿Te gusta lo que ves?
Sonrío y le respondo:
Yo: Nah, solo miraba la luna.
Ares: No hay luna, está nublado.
¡Soy tan tonta!
Yo: Solo quería asegurarme de no tener vecinos robándose mi wifi.
Ares: Tu señal no llega hasta aquí.
¿Es que acaso se las sabía todas?
Yo: Solo me aseguraba.
Paso un largo rato y pienso que ya no me responderá más, así que me ducho y me pongo mi pijama. Salgo del baño, secándome el cabello con mi toalla y veo un mensaje nuevo en mi teléfono.
De: Ares <3
¿Por qué no vienes hasta aquí y te aseguras mejor?
El mensaje es de hace cinco minutos y me toma por sorpresa. ¿Quiere que vaya a su casa? ¿A estas horas? Acaso él... me está invitando a...
La toalla se cae de mis manos.
No.
Soy virgen, pero no soy estúpida, sé leer entre líneas.
Me llega otro mensaje, haciéndome saltar.
De: Ares <3
Es divertido asustarte.
Buenas noches, brujita acosadora.
¿Fue una broma?
No lo creo, Ares Hidalgo acaba de invitarme a su cuarto a hacer quién sabe qué de una manera sutil, pero lo ha hecho. Y lo que más me confunde es el hecho de que yo dudé en vez de salir corriendo a su habitación. Al parecer, solo soy pura habladera y nada de acción, como diría Dani. Solo hablo, pero, llegado el momento, no soy capaz de avanzar.
Tonta, tonta, Raquel.